La Razón (Madrid)

Domingo triunfa con «Nabucco» en el Palau

- Gonzalo ALONSO

El tenor fue ovacionado tras cada una de sus intervenci­ones.

De Verdi. Voces: Plácido Domingo, Amartuvshi­n Enkhbat, Arturo ChacónCruz, Riccardo Zanellato, Anna Pirozzi, Alisa Kolosova. Dirección escénica:

Thaddeus Strassberg­er. Dirección musical: Jordi Bernàcer. Palau de les Arts. Valencia, 2-XII-2019.

Dentro de la sinrazón que domina el mundo, esta representa­ción era una más. La primera actuación de Plácido Domingo tras los incidentes y Valencia le esperaba con expectació­n y gratitud. Pero no solo Valencia. Los acosos de la Prensa tras la noticia han sido llamativos: solo importaba el tenor. Y, como alguien ha hecho mal las cosas, ha dejado mucha Prensa enfadada. Todos habían pedido entrevista­s y solo se publicaron dos en vez de organizar una rueda de Prensa. Tan enfadada ha quedado que, después de tanto interés, ya no importaba saber si a Domingo le habían aplaudido mucho o poco. Cosas de la vida. Pues sí, se le ovacionó tras cada una de sus intervenci­ones y muy especialme­nte después de su «preghiera» final y al acabar la representa­ción, antes de que se simulase el estreno de «Nabucco» en la Scala en 1842, con carteles de «Viva Verdi» y octavillas desde las alturas con «Gracias Plácido». Hay veces que el texto de una ópera sugiere una realidad más inmediata. Nabucco canta que se encuentra débil, que no desea que el pueblo se entere de ello y que quiere parecer fuerte. Eso mismo le sucedía a Domingo, en lo personal y en lo vocal. Sin duda le han tenido que afectar los sucesos y resentirse tanto de físico como de voz, pero, como ha descansado tras cancelarse actuacione­s, no se ha advertido tanto. Ya no trata de oscurecer la voz. No es Nabucco, es Plácido, para bien y para mal. Aún admira su fraseo en el registro central, incluso la belleza del timbre, pero la ópera no es solo eso. No creo que sea el momento adecuado para exponer la reflexión que me hice durante la función. Ya habrá ocasión. Dejemos ahora al artista recoger la gratitud y el cariño que todos sentimos por él. Anna Pirozzi fue una Abigaille –papel incantable– de enorme caudal en los forte-agudos, opaca en los graves y con problemas en las coloratura­s. Arturo Chacón-Cruz aportó dignidad en el breve papel de Ismaele, como otro tanto hizo Alisa Kolosova como Fenena. Flojos en cambio los bajos. Al Zacarías de Riccardo Zenatello le faltaron enjundia, graves y agudos. Jordi Bernàcer supo

NABUCCO SE ENCUENTRA DÉBIL PERO QUIERE PARECER FUERTE, COMO LE SUCEDE A DOMINGO EN LO PERSONAL Y VOCAL

mantener viva, con pulso, una representa­ción que flojeaba por el reparto y, sobre todo, por la escena. La coproducci­ón de Washington, Minnesota y Filadelfia simulaba el estreno de «Nabucco», con palcos a la izquierda del escenario, espectador­es y soldados de época, como excusa para unos decorados de cartón piedra de telas pintadas sin ser los de la «Aida» de Mestres Cabanes del Liceo. Valencia estuvo con Plácido Domingo. ¡Lástima que no se dedicase la función a Helga Schmidt! Otra a quien tiene mucho que agradecer.

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PALAU DE LES ARTS / MIGUEL LORENZO

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