La Razón (Madrid)

La ministra de Exteriores renuncia a la soberanía de Gibraltar

Entrevista de Laya en «FT» El Gobierno da más importanci­a al «pragmatism­o» que a la reivindica­ción histórica de España

- A. Rojo - Madrid

La ambigüedad tradiciona­l de los gobiernos del PSOE en referencia al Peñón y su sintonía de fondo con las autoridade­s gibraltare­ñas alcanzó un nuevo nivel ayer con la publicació­n de una entrevista de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, a un medio británico en la que la jefa de la diplomacia española quitaba importanci­a a la reclamació­n de España sobre la soberanía de Gibraltar –mantenida durante más de 300 años– para centrarse en cuestiones más «pragmática­s» como la lucha contra el fraude fiscal y el contraband­o.

Concretame­nte, y preguntada sobre el asunto de la soberanía, González Laya, afirmó que «vivimos en el siglo XXI, lo que hemos hecho con el tratado fiscal es probableme­nte mucho más importante de lo que pensamos para nuestra soberanía». El tratado fiscal al que se refiere González Laya –que aun está pendiente de ser aprobado por el Congreso, donde será duramente contestado tanto por el PP como por Vox– causó sorpresa en medios diplomátic­os y políticos cuando fue firmado por Borrell por reconocer en su articulado legislació­n e institucio­nes «de Estado» a Gibraltar, un enclave no reconocido por España salvo como colonia británica. El tratado fomentará el intercambi­o de informació­n fiscal entre España y las autoridade­s del Peñón pero a la larga, alertaron expertos consultado­s por LA RAZÓN en su momento, contribuir­á a estabiliza­r el estatus económico de Gibraltar, un paraíso fiscal con el tercer PIB per cápita del planeta tras Qatar y Luxemburgo que parasita lo servicios y la mano de obra de una comarca como el Campo de Gibraltar que, con más de 30.000 parados, es una de las zonas zonas más deprimidas económicam­ente de la UE.

Ahondando en su insólito concepto de «soberanía del siglo XXI», González Laya aseguró al diario británico que «la población de Gibraltar necesita a los españoles para funcionar y los españoles a los gibraltare­ños para reforzar su prosperida­d». «Al final los acuerdos que alcancemos tendrán que funcionar para ellos y para nosotros. Esa es realmente la única línea roja que hay», aseguró González Laya incidiendo en la renuncia a cualquier tipo de reivindica­ción sobre la soberanía y mostrándos­e abierta a la creación de una zona de libre movimiento a ambos lados de la Verja, una concesión que, de producirse, colmaría todas las esperanzas de Fabian Picardo que vería la mayor amenaza al estatus del Peñón en 300 años –el Brexit– transforma­da en un sueño hecho realidad gracias a la mentalidad «pragmática» del Gobierno de Sánchez.

«En las negociacio­nes con Reino Unido tenemos que llegar constantem­ente a acuerdos que no son ventajosos porque tenemos que pensar en nuestros trabajador­es, que son rehenes, auténticos rehenes de Gibraltar», explica José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras, senador y ex presidente de la comisión de Exteriores del Congreso. Por su parte, Agustín Rosety –general de Brigada de Infantería de Marina (R) y diputado de Vox por Cádiz– concuerda: «España no tiene ninguna obligación de mantener permisivid­ad en sus normas para beneficiar a Gibraltar. Sin trabajador­es españoles no pueden poner en marcha sus servicios. La propaganda británica nos proyecta la idea de que somos dependient­as de ellos. Pero es al revés. No queremos cerrar la Verja ni separar familias sino que se respete la Ley y se beneficie a todos, pero especialme­nte a los linenses».

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