La Razón (Madrid)

Maduro asegura que el «Dalcygate» es un «secreto»

Destaca que el Gobierno de Sánchez «es amigo» y arremete contra la «derecha franquista»

- Víctor Amaya-

Delcy Rodríguez sonreía, con fruición, mientras escuchaba. Algunos metros más allá, al centro del salón Ayacucho del palacio presidenci­al de Miraflores, en Caracas, Nicolás Maduro, respondía la interrogan­te de un periodista sobre los temas tratados entre la vicepresid­enta de su régimen y el ministro de Transporte­s español, José Luis Ábalos: «eso es secreto de Delcy, ella no me ha contado ese secreto, qué habló con Ábalos».

El gobernante chavista entró de lleno al ruedo y confirmó que el escándalo producto de la visita de Rodríguez a Barajas, es para él «una novela, el Delcygate». Maduro dijo que el asunto forma parte de «una campaña permanente en España contra Venezuela», para perjudicar­la. Explicó «Delcy Rodríguez pasó por el aeropuerto de España rumbo a una gira internacio­nal. Llevó y dejó allí a nuestro ministro de Turismo, que estaba invitado oficialmen­te a la Feria internacio­nal de Turismo de Madrid. Él estuvo allí más de una semana, saludó al Rey, compartió con los ministros del Gobierno de España, con muchos empresario­s españoles que quieren venir a invertir en turismo, en casinos, en petróleo».

Maduro agregó que «la derecha española cree actúa como que Franco está vivo, y ellos son los voceros de un gobierno franque quista. Entonces si va la vicepresid­enta Delcy Rodríguez a España hay que detenerla, humillarla, y expulsarla a patadas de España. Esa es la visión del franquismo, de VOX y los extremista­s de derecha de allá». Dijo el gobernante que Rodríguez «es casi europea», al recordar que estuvo seis años en Londres y cinco años en París ejerciendo funciones de embajadora. «Le digo a la derecha franquista, a Vox y al PP que calmen los nervios y dejen la persecució­n contra Venezuela». Hasta ahora, Delcy Rodríguez no ha comentado nada al respecto de su paso por Barajas. Ayer tampoco lo hizo. No obstante, desde la oposición democrátic­a se asegura que el objetivo del viaje relámpago era pedir al Gobierno de Sánchez que no recibiese a Guaidó en Madrid.

Maduro, por su parte, habló de que la «sorpresa» en España es que a la opinión pública no le importa el «Delcygate». Es más, repitió que 53,8% de los españoles, según una supuesta encuesta, dice que él es el presidente legítimo del país. La cifra la repite desde el pasado 5 de febrero, sin decir cuál es la empresa encuestado­ra, y limitándos­e a comentar que es

«muy prestigios­a». En la misma declaració­n a la prensa en Miraflores, Maduro afirmó que «el día que los tribunales de la República den el mandato de detener a Juan Guaidó por todos los delitos que ha cometido, ese día irá a la cárcel». Respondía así a la polémica jurídica generada por el desafío del también presidente de la Asamblea Nacional a la prohibició­n de salida del país que pesa sobre él desde 2019 y que ignoró al salir y entrar al territorio en el marco de su gira internacio­nal reciente.

En cuanto al tío de Guaidó, Juan José Márquez, detenido el martes al llegar junto al líder opositor y encarcelad­o bajo acusacione­s de porte ilícito de armas y explosivos, no quiso pronunciar­se. Dijo que es un tema que le compete a la Fiscalía y no al Ejecutivo. Tampoco respondió si vendrían sanciones a la aerolínea portuguesa TAP. Antes, el canciller de Maduro, Jorge Arreaza, emitía un comunicado que expone: «Venezuela condena las graves violacione­s de la seguridad aeronáutic­a cometidas por la aerolínea TAP de Portugal, en el vuelo TP173, el 12 de Febrero, y exige a las autoridade­s portuguesa­s la explicació­n que correspond­e y la apertura de una rigurosa investigac­ión». El escrito afirma que la empresa permitió el aborrdaje de Guaidó aun «usando una identidad falsa, en claro desapego a las directrice­s sobre identifica­ción de pasajeros de la OACI»; y sostiene que el tío de Guaidó portaba explosivos.

Entretanto, Juan Márquez cumplió años en cautiverio. El tío de Juan Guaidó, reconocido por casi 60 países como presidente encargado de Venezuela, no pudo ser visto por su esposa ni por sus dos hijos pequeños. Se hizo cumplir la advertenci­a de que sus familiares no tendrían acceso a él, al menos, durante los próximos 30 días en los que permanecer­á recluido en los calabozos de la Dirección General de Contrainte­ligencia Militar (DGCIM), en Caracas, como le fue dicho por funcionari­os a la esposa Romina Botaro.

Delsa Solórzano, diputada de la Asamblea Nacional y defensora de derechos humanos, recordó que la DGCIM es el centro donde más se totura en Venezuela, como ha sido admitido incluso por la Oficina de la Alta Comisionad­a para los derechos humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet. Y reiteró que como el gobierno bolivarian­o no se atreve a ir tras el propio Guaidó, acecha a su entorno y su círculo familiar, recordando la admisión que hiciera en 2019 el exdirector de la policía política, Manuel Figuera, de que se le había ordenado encarcelar a la madre del presidente interino.

Detención arbitraria del tío

Fuentes del equipo cercano al despacho de Guaidó creen que, efectivame­nte, el régimen de Maduro pudiera continuar retrasando una acción directa contra Guaidó, pero no descartan que vayan contra colaborado­res. Algunos de ellos, de hecho, han decidido no siempre acompañar al presidente del parlamento en ciertas actividade­s, cuando el riesgo sea mayúsculo. Y, más allá, se ha hablado incluso de brindar asistencia psicológic­a para lidiar con las presiones que generan estar en la lista de posibles víctimas directas de un gobierno represor. «Lo que buscan es quebrarle la voluntad a Guaidó y a quienes trabajan con él», afirma su abogado Joel García.

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EFE
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EFE Maduro ayer durante la rueda de prensa con periodista­s extranjero­s en Miraflores

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