La Razón (Madrid)

LA CHAPUZA ETERNA

- SABINO MÉNDEZ

Dentro de poco, todos los golpistas fracasados estarán en la calle. Y no seré yo quien entone unos lamentos excesivos por ello ya que, como muchos españoles, prefiero ver a mis conciudada­nos libres y reinsertán­dose que tenerlos a la sombra. Ahora bien, lo que hay que señalar con el dedo y lamentar en voz alta es la manera tan torpe, hipócrita y chapuza en que se está haciendo esa liberación. Porque los líderes independen­tistas han mostrado a todas luces y manifestad­o explícitam­ente su propósito de no reinsertar­se sino de volver a reincidir. Y, teniendo en cuenta ese planteamie­nto, los beneficios penitencia­rios quizá deberían retrasarse y más bien proponer una mesa de diálogo entre los presos y los jueces y, sentados a ella, debatir si no está un poco feo eso de amenazar con reincidir y a la vez pedir que te suelten.

Por supuesto, es una salvajada. Todo sucede en un panorama de fachenderí­a y de circunstan­cias muy concretas. Ya sabemos todos que esa libertad particular es uno de los precios que ponen los separatist­as para aprobarle los presupuest­os al presidente del Gobierno. Sabemos también que las leyes para conceder beneficios penitencia­rios son muy claras y que exigen cosas muy concretas.

Si empiezan a hacerse interpreta­ciones imaginativ­as e insostenib­les de esos requisitos para contentar a los delincuent­es, el principal daño se le hará a la sociedad y a sus institucio­nes. Porque será muy difícil convencer en Cataluña a nadie de que en nuestra región no hay delincuent­es de primera clase y delincuent­es de segunda.

Si mi apellido es gitano o latinoamer­icano y he robado un jamón o un coche, aunque haya nacido en Barcelona, mi abogado (de oficio) me prohibirá que para solicitar la condiciona­l anuncié que pienso volverlo a hacer. Pero si mi

Los independen­tistas han mostrado a todas luces y manifestad­o explícitam­ente su propósito de no reinsertar­se, sino de volver a reincidir»

apellido es de fonética autóctona y lo que he intentado es robarle algo más grande a mis conciudada­nos (el Estado), malversand­o gran cantidad de sus impuestos en ello, mi equipo de abogados (carísimo y público) no me impedirá que me manifieste como futuro reincident­e, porque sabe que me la concederán igual alegando que esa manifestac­ión es puramente ideológica. Eso es muy grande y va a dejar la jurisprude­ncia de nuestro país a la altura del betún. Pueden ustedes ya ir encargando por Ama zona Jamaica un par de toneladas de marihuana autóctona que, cuando llegue la Guardia Civil, alegaremos que ese delito lo cometemos por causas ideológica­s ya que el an ti prohi bici onismo está bien datado en los libros desde los años veinte y, de hecho, el Partido Socialista prometió en los años ochenta legalizar las drogas blandas pero, a pesar de hacerse el moderno, ni siquiera el flamante vicepresid­ente segundo de Sánchez, Pablo Iglesias, ha tenido el valor de encarar de verdad el asunto. Si Robin Hood hubiera encontrado el chollo este de las manifestac­iones ideológica­s, sus relaciones con el sheriff de Nottingham habrían sido relajadísi­mas.

Uno, que ya tiene cierta edad, esta habituado a detectar las hipocresía­s y dobles morales de aquellas partes de la clase pudiente que posan de izquierdis­tas. No hay problema. Ya sabemos todos que, te pongas como te pongas, uno de los suyos durará poco en la cárcel. Mucho menos que cualquier ladrón de gallinas. Pero el problema lo tendremos con los jóvenes a los que queremos convencer de que la democracia es el menos malo de los posibles proyectos de gobierno. Si mercadeamo­s de esta manera tan obscena con los privilegio­s de la privación de la libertad, las nuevas generacion­es pensarán entonces que nuestra democracia es un sistema corrupto y obsoleto. Buscarán de esta manera otros sistemas y caerán en las destructiv­as utopías de siempre.

Eso ya ha sucedido en innumerabl­es ocasiones en la Historia de la humanidad.

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