La Razón (Madrid)

Puño de hierro contra Guaidó y su círculo

El dictador amenaza con detenerlo El régimen repite la estrategia seguida contra otros opositores

- V. Amaya -

El tío de Juan Guaidó, Juan José Márquez, está preso en la sede de la Dirección General de Contrainte­ligencia Militar (DGCIM). Y allí estará aislado por 30 días. Y quizá más, los 45 que permitidos hasta la siguiente audiencia judicial. Tiempo suficiente para que, en caso de que haya maltrato físico, las evidencias desaparezc­an. Joel García, su abogado y defensor de otros presos políticos, explicó a LA RAZÓN que en este caso se están repitiendo patrones ya denunciado­s y que han sido documentad­os tanto por los organismos interameri­canos de derechos humanos y por la oficina de la Alta Comisionad­a para los derechos humanos de la ONU. «No existe en el ordenamien­to jurídico ningún instrument­o que avale los 30 días. Y si lo hubiera, nada puede estar por encima de la Constituci­ón, que establece el derecho a la defensa».

García apuntó que es un caso repetido: ni los familiares ni muchas veces los abogados tienen acceso al encarcelad­o, «ni siquiera para preparar la defensa del caso, violando la ley». El jurista defendió que la normativa llama a asistir permanente­mente a los privados de libertad bajo el principio de presunción de inocencia establecid­o en la carta magna.

Además, el defensor de Márquez recordó que el caso se asemeja, entre otros, al de Roberto Marrero, jefe de despacho de Guaidó encarcelad­o hace casi un año. «Era alguien de su entorno que lo meten preso justo después de la primera gira internacio­nal de Guaidó, en base a un acta policial y nada más, y con el argumento de que viajó a Colombia a comprar armas». A juicio del abogado, el Estado busca hacerle un daño psicológic­o al presidente encargado. «No hay nada más terrible que saber que otro está preso por ti». Se trata también de amedrentar al propio Guaidó, y de hecho Maduro ya insinuó ayer que no descartaba su detención, paso que hasta ahora no se ha atrevido a dar el chavismo.

Respecto a Márquez, la diputada Delsa Solórzado denuncia que en la sede de la DGCIM, «cuando se permiten las visitas, no se deja que les lleven comida. Algunos miércoles sí, solo en envases transparen­tes. Y si alguien lleva un pastel, por ejemplo, los funcionari­os lo revuelven y lo despedazan. Otras veces, los alimentos nunca llegan, se los roban». En el cuartel de la DGCIM fue donde murió por torturas el capitán Rafael Acosta Arévalo.

García ha apelado la decisión del juez de mantener en custodia a Márquez. «Hoy comenzamos a recabar copias del expediente para presentarl­o a la ONU y solicitar medidas cautelares ante la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos. Y estamos trabajando para desmontar esa acusación basada en falsedades».

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