LA MANO QUE MECE LA CUNA
El coronavirus sigue tocando las narices al planeta, incrementando el número de muertos y de contagiados y enturbiando las relaciones de los seres humanos. Una siempre piensa que cada poco el mundo se sacude a los hombres de más con desastres naturales, enfermedades y otros males imposibles de controlar, al menos durante un tiempo suficiente como para que se produzcan bajas notables y dejemos de pensar que algún día conseguiremos ser inmortales, pero no esperaba que este fuera a hacer tanto ruido y a dejar tantos cadáveres (más en el sentido figurado que en el real) en la cuneta. De todas las víctimas del virus chino, la que dejará más daños colaterales que las demás es, al menos de momento, el Mobile clausurado. Barcelona, que llevaba ganando las batallas a contenedores quemados y enfrentamientos entre independentistas y no independentistas ha tenido que aceptar que, en ocasiones, también le puede tocar la china, y nunca mejor dicho. Sorprende, eso sí, que tan prestigiosa y enorme feria se haya anulado, mientras tantas otras se siguen celebrando en Europa y es entonces cuando aparecen los nuevos miedos del planeta: ¿será que a partir de ahora castigaremos a quien nos plazca, justificando la pena en la necesidad de utilizar mascarillas? Mis amigos médicos, más puestos en la OMS que yo, me aseguran que los riesgos están controlados, los empresarios que no se van a suspender los encuentros internacionales, ni siquiera los Juegos Olímpicos de Tokio. Entonces,¿alguien me puede explicar lo que ha sucedido? ¿A que se debe la cancelación del Mobile de Barcelona? ¿Que oscura mano ha mecido la cuna y sobre todo con qué objetivo?