NURIA, LA NOVIA QUE NO PUDO SALVARLE DE SUS ADICCIONES
Fue su último amor, la mujer hoy destrozada por la muerte de Fran Álvarez, una sencilla chica de barrio que intentó convertirse en el bálsamo que le apartara de sus adicciones, en la compañía que le condujera a una vida mucho más sana y exenta de problemas, tanto físicos como mentales. Nuria llora en silencio porque no desea, al igual que Fran, una existencia mediática. Los periodistas no tuvimos constancia de su existencia hasta que conocimos la dramática noticia del fallecimiento.
Y sus gritos de dolor todavía resuenan en el edificio donde encontraron el cuerpo sin vida del camarero. Aquel domingo por la mañana se acercó al «loft» de Fran para buscar una reconciliación y se topó con un drama insalvable. Habían discutido el viernes anterior y no habían vuelto a hablar durante el fin de semana. Por su cabeza no se le pasaba que ese enfado supusiera una ruptura. Le quería demasiado a
Fran, llevaban ocho meses juntos y no habían tenido ninguna crisis. Una fuente cercana a Nuria nos revela que «está muy dolida y destrozada por la pérdida de su amor».
Y aquí contamos la realidad: ni conoció a su chico en el centro burgalés de Proyecto Hombre ni sufre sus mismas adicciones. Ni tampoco se lleva mal con los padres y las hermanas de Fran, al contrario, todos reconocen el bien que le hizo durante el tiempo que pasaron juntos y se fundieron con ella en abrazos interminables en el Tanatorio de la M-30 madrileña donde se velaron los restos mortales.
Es una mujer sencilla y normal, dependienta en una tienda del barrio de La Elipa, en el que también vive. Uno de los parroquianos del restaurante familiar de los Álvarez, y que guardaba una buena amistad con el hijo del dueño, asegura que «Nuria venía de vez en cuando a ver al chico, comía algunas veces aquí y luego se marchaba a la tienda. Parecían muy felices. Fran siempre hablaba muy bien de ella, que era muy cariñosa y que le ayudaba mucho en todo. Yo estuve en el tanatorio para dar el pésame a Amaro y a Nuria. Se la veía destrozada, todo el tiempo llorando…».