La Razón (Madrid)

«Cs tiene espacio propio y lo mantendrá en las generales»

«La coalición con el PP en Cataluña, País Vasco y Galicia es excepciona­l»

- POR CARMEN MORODO

Llamada a ser la nueva líder de los naranjas, Inés Arrimadas negocia un pacto con los populares para hacer frente a «la amenaza del nacionalis­mo» y asegura que no cederá si no hay acuerdo en los tres territorio­s.

En clave interna, carga contra Francisco Igea por «atacar todo el día al partido» y le insta a «presentars­e al Congreso y que los militantes elijan». Mantiene relación con Rivera, pero no hablan «ni de Cs ni de política».

Está llamada a ser la nueva líder de los naranjas y ahora negocia con el PP ir en coalición de forma «excepciona­l» en Galicia, País Vasco y Cataluña «por la amenaza del nacionalis­mo». No cederá si no hay un pacto en los tres sitios. A nivel interno, lamenta que «el proyecto de Igea sea criticar al partido»

¿ QuéQué Ciudadanos quiere liderar? ¿Un partido de centro? ¿Transversa­l? ¿Incluso bisagra?

–Somos un partido de centro, liberal, con un ideario muy claro, moderno, regeneraci­onista, de progreso, europeísta y constituci­onalista. En España estamos acostumbra­dos a que todo tiene que ser de derechas o izquierdas y nos cuesta entender que entre la derecha y la izquierda hay un centro político potente. En Europa estamos en el grupo de los liberales.

–Con cada vez menos diferencia­s del PP.

–En el Parlamento Europeo, el PP está en el grupo de los conservado­res; Ciudadanos, en el grupo liberal; y el PSOE, en el de los socialdemó­cratas. Estas diferencia­s están muy claras en Europa, pero aquí llevamos tantos años de bipartidis­mo que tendemos a clasificar todas las opciones políticas entre rojos y azules. –¿Pero en qué se diferencia hoy Ciudadanos del PP?

–El miércoles hubo un debate en el Congreso y nosotros votamos a favor de una regulación sensata y tranquila de la eutanasia, y el PP, no. Nos diferencia­mos en temas sociales y de regeneraci­ón porque el PP tiene una trayectori­a de casos de corrupción que nosotros no compartimo­s. El PP también tiene un pasado de cesiones al nacionalis­mo y nosotros creemos que hay que garantizar la igualdad de los españoles sin dar ni un paso atrás. Y creemos que hay que garantizar la independen­cia de los jueces o de otros órganos, como la Comisión Nacional del Mercado de Valores o de la Competenci­a, mientras que el PP quiere seguir repartíénd­ose los cargos con el PSOE. Pero en un momento como éste, de tanta preocupaci­ón, es más importante pensar en lo que nos une.

–Dicen que la polarizaci­ón, los bloques, anulan los matices y pueden acabar convirtién­doles en una sucursal del PP.

–Eso es lo que quieren Sánchez, Podemos y los nacionalis­tas, pero no se correspond­e con la realidad. Quieren dividir España entre los supuestos «progres», que en realidad no defienden planteamie­ntos progresist­as, y los supuestos «fachas», que no son fachas, pero les cuelgan la etiqueta porque no apoyan a Sánchez. Pero España es plural, diversa, con distintas ideologías y en ella hay un espacio de centro que ocupa Ciudadanos.

–Quizás Casado quiere más que Sánchez que acaben como una sucursal del PP.

–El bipartidis­mo ha estado muy cómodo estos 40 años repartiénd­ose el poder con los nacionalis­tas. Pero hay un centro político que representa Ciudadanos, que igual que lideró la Transición ahora está llamado a dirigir las reformas y la etapa de reconcilia­ción que necesita España. –¿Usted se fía de Casado?

–Con un PSOE tirado al monte, gobernando con Bildu en Navarra, es evidente que ha sido mucho más fácil llegar a acuerdos con el PP. –¿Pero se fía del líder del PP?

–En tanto se cumplan los acuerdos. –En esta nueva página que tienen que abrir en Cs, ¿qué decisiones de la etapa anterior no volvería a tomar?

–Es evidente que hemos cometido errores, nadie baja de 57 a 10 escaños sin cometerlos. Pero no hay unanimidad sobre esos errores dentro del partido. Albert dimitió, hemos hecho autocrític­a y hay decenas de militantes por toda España opinando sobre dónde estamos y qué tenemos que hacer. Un partido tiene que hacer autocrític­a y mirar sus errores, pero también mirar al futuro. Si cuando me afilié a Ciudadanos, en febrero de 2011, me llegan a decir que íbamos a ganar las elecciones en Cataluña, y que íbamos a estar gobernando en Madrid, Andalucía, Murcia, Castilla y León y en 400 ayuntamien­tos, jamás lo habría creído. Habría pensado que era una utopía. Hay que aprender de los errores y saber analizar las razones de una caída de escaños en el Congreso tan importante, pero también hay que poner en valor lo conseguido. En momentos complicado­s lo fácil es atacar y hacer de agoreros, pero hay que saber mirar al futuro y valorar nuestros aciertos.

–Si como ocurrió después de las elecciones de abril, Cs volviera a tener la oportunida­d de llegar a un acuerdo de gobernabil­idad con el PSOE, usted, como líder del partido, ¿sí promovería ese pacto?

–En estos momentos nos es más fácil llegar a acuerdos con otros partidos que respetan con más claridad los principios constituci­onales. Yo intenté la vía del 221 con Sánchez y me respondió con un desprecio absoluto hacia el constituci­onalismo. Sánchez cierra cada día puertas a los constituci­onalistas y se las abre a los independen­tistas, y la realidad es que ahora está al lado de Torra, de Bildu y de Podemos, y desprecia al PP y a mi partido. –¿Tiene identifica­dos a los «críticos» con su candidatur­a? ¿O es sólo Igea?

–Es normal que cuando hay un amplísimo consenso de apoyo a una candidatur­a, tengan también relevancia mediática los que se oponen. Quienes quieren atacar a Ciudadanos siempre van a coger lo malo y si hay personas que atacan a Ciudadanos van a tener una mayor repercusió­n.

Pero en el Congreso votaremos y veremos qué porcentaje de apoyo tiene cada opción.

–Atacan a su candidatur­a, no a Ciudadanos, ¿no? Por cierto, ¿está retando a Igea a presentars­e? Porque aún no ha anunciado esa decisión. –Debemos dejar que los militantes elijan entre nuestra propuesta de corrección de errores, de mirada al futuro, de participac­ión y de formación de un equipo de liderazgo y su estilo, su equipo y su modelo de baronías, y además los afiliados nos dicen que ven que lo que hace es atacar todo el día al partido. Los militantes deberían poder elegir entre los dos modelos de afrontar el futuro, el nuestro y el de Igea.

–¿Por qué cree que hace eso de «atacar todo el día al partido»?

–Por ejemplo, cuando Marín o Aguado salen en los medios de comunicaci­ón hablan de gestión y de cosas buenas, no atacan al partido. Yo quiero un partido que mire al futuro, al centro, que resuelva problemas y que sea una alternativ­a a Sánchez. Sin

duda que la esperanza después de la negra etapa de Sánchez y Podemos vendrá por el centro. –¿Se presenta al Congreso con el compromiso de integrar en su equipo a Igea, a los críticos, si gana?

–Eso tendrán que decidirlo los afiliados.

–Pero póngase en el caso de que gana. ¿Les integrará?

–Yo presento un proyecto con un equipo de liderazgo y con un modelo de partido sin baronías, no quiero repetir los errores del PP y del PSOE con las baronías. Mire lo que está pasando ahora con el PP y la negociació­n del acuerdo Mejor Unidos: el PP bloquea en Galicia un acuerdo que quieren en Cataluña sólo por intereses de partido. Nosotros apostamos por un partido que defienda la igualdad de los españoles, pero para eso primero hay que defender la igualdad de los militantes dentro del partido.

–Un partido sin baronías, como dice, puede acabar en un modelo cesarista. Mire Podemos, al final el partido

son Iglesias y sus afines de la dirección nacional. Fuera de Madrid no hay partido.

–Con todos mis respetos, no tenemos nada que ver con ese modelo. Nuestro partido es democrátic­o, participat­ivo, nace de abajo a arriba y garantiza un proyecto de interés general. Y lo que ofrezco a los militantes es un modelo de igualdad de las bases y más participat­ivo, más abierto a la sociedad civil y que piense más en los problemas de los españoles que en las disputas internas. –¿Ignacio Aguado encaja en la Secretaría General de ese partido?

–En breve presentaré mi equipo. Es evidente que en Ciudadanos hay personas muy preparadas y que forman parte de gobiernos muy relevantes. Somos un ejemplo de partido que integra permanente­mente a personas de la sociedad civil, como Edmundo Bal, y que tiene dirigentes con experienci­a de gestión. Además de los gobiernos autonómico­s estamos gobernando en 400 ayuntamien­tos en toda España, y

desde todos los gobiernos en los que participam­os impulsamos la regeneraci­ón, el empleo, las ayudas a los autónomos y a las familias. Yo estoy convencida de que gobernarem­os también en España después de esta negra etapa de Sánchez y Podemos. –¿Aguado será entonces su secretario general? ¿En Ciudadanos se puede estar en un Gobierno y al mismo tiempo tener un cargo de alta responsabi­lidad en el partido?

– Todos los que están dedicados a cargos de representa­ción están volcados de lleno con sus obligacion­es institucio­nales. Pero en todos los partidos se aprovecha, además, el talento de quien está en el Gobierno. Respecto al secretario general, ya le comenté que estoy acabando de cerrar el equipo y lo anunciaré en breve. Tengo muchos compañeros preparados para dirigir el partido y para dirigir nuestros gobiernos.

–Sobre los acuerdos electorale­s autonómico­s que propone, ¿si no hay pacto en Galicia usted no lo firmará

en el País Vasco y Cataluña?

–La pregunta es si el PP, de verdad, se va a negar a sumar en una coalición en Galicia.

–Ya le han contestado. Les han dicho que «no».

–No pierdo la esperanza. No voy a tirar la toalla hasta el último momento. El PP tiene muy difícil explicar que da portazo y cerrojazo en Galicia después de todo lo que han dicho de España Suma. ¿Iban de farol? Es incomprens­ible que cierre la puerta a un acuerdo constituci­onalista que respete a los dos partidos, que integre a la sociedad civil y a otras personas relevantes de otros ámbitos, y que lo haga a costa de abrir la puerta a que pueda haber un Gobierno nacionalis­ta en Galicia. No es un tema de partido. Esto no va de que en Galicia «no», porque soy muy fuerte, y en Cataluña «sí» porque necesito tapar mis malos resultados. La coalición debería presentars­e en los tres territorio­s donde hay amenaza nacionalis­ta. Pasa a la página siguiente

–Insisto. Si en Galicia se confirma el «no», ¿aceptarán que la negociació­n se circunscri­ba a País Vasco y Cataluña? –Ya le he dicho que no pierdo la esperanza de que el PP de Galicia rectifique porque es momento de demostrar sentido de Estado. –¿Qué piensa cuando ve las encuestas que en Cataluña coinciden en otorgarles un tercio de los escaños que consiguier­on en las últimas autonómica­s?

–Cuando ganamos por 36 escaños, poco antes las encuestas nos daban 26 y 25. La clave es la movilizaci­ón. No cuántos somos, sino cuántos vamos a votar. En las anteriores elecciones ganamos porque hubo una participac­ión histórica. Creo que la fórmula de Mejor Unidos es ilusionant­e para Galicia, País Vasco y Cataluña, y puede ayudar a que ningún voto constituci­onalista se quede en casa. El PP debe pensar en los intereses de los españoles y no de su partido, y la mejor fórmula para afrontar estas elecciones es una coalición que integre a personas de la sociedad civil y del centro izquierda crítico con Sánchez. Hay que ser generosos y pensar en España.

–Se habla de Rosa Díez. ¿La quiere en la coalición?

–No estamos en nombres en estos momentos, sino en encontrar la fórmula para defender de la mejor manera el interés general. Hemos invitado a UPyD porque en el País Vasco han tenido representa­ción hasta hace muy poco. La realidad es que en los tres territorio­s hay una clara amenaza nacionalis­ta. No estoy pidiendo al PP que no se presente ni que pierda su marca, sino que lo hagamos juntos para que no se pierda ni un solo voto.

– En Cataluña, ¿qué le suman las siglas del PP?

–Si nos dejáramos llevar por los intereses estrictame­nte de partido, en Cataluña diríamos lo mismo que dice el PP en Galicia. Pero hay que pensar más en el país y respetar a los votantes de todos los partidos. Es evidente que en Cataluña el liderazgo nos correspond­e a nosotros; y en Galicia, debe llevarlo el PP. Pero con los dos partidos en coalición. –Cataluña es la seña de identidad de sus siglas. ¿No puede ser un problema que Cs las difumine allí para mezclarlas con las del PP?

–No es un problema de siglas en una papeleta, es un tema político. La coalición puede ser Cs–PP o PP–Cs, dependiend­o del sitio,

pero con la fórmula de Mejor Unidos porque es la más útil para defender el constituci­onalismo. –¿Este ensayo autonómico debe extrapolar­se a las próximas generales para garantizar así que el centro– derecha llegue a La Moncloa?

–No es un ensayo de nada. Estamos ante circunstan­cias excepciona­les en un momento excepciona­l y si el PP cierra la puerta en Galicia, lo tiene difícil de explicar. El centro político y el liberalism­o tienen sentido propio y un espacio propio, pero entendemos que hay situacione­s que obligan a sumar. En estos momentos lo mejor para el constituci­onalismo es ir unidos.

–No me contestó si aceptará ir en las próximas generales en coalición con el PP

–En Andalucía el PP se ha presentado durante muchos años solo y ha sido incapaz de tener una mayoría suficiente para gobernar. Sólo cuando nos hemos presentado nosotros hemos podido llegar al Gobierno andaluz. Ahora, en los tres territorio­s que proponemos Mejor Unidos la amenaza nacionalis­ta hace que no se pueda perder un solo voto. Pero en otros sitios a lo mejor no tiene sentido. Lo que llama la atención es que el PP pida ir juntos en España cuando a la primera de cambio dice que no en Galicia.

–Ustedes también dijeron que no a España Suma en su día. Por eso le insisto en si después de lo resultados de noviembre, primero debe hacerse el pacto

en estos tres territorio­s y luego planteárse­lo a nivel nacional para las generales.

–Somos un partido con un espacio político propio y gobernamos para 20 millones de españoles. Estamos en el Gobierno de Madrid, de Andalucía, de Murcia, de Castilla León y hasta en 400 ayuntamien­tos. Ciudadanos tiene futuro con su espacio propio, como partido de centro liberal, y así vamos a seguir. Pero en situacione­s excepciona­les hay que unirse. Vimos hace unos días cómo el nacionalis­mo vasco, gallego y catalán se unían para atacar al Rey. –¿A dónde se dirige Cataluña en las próximas elecciones?

–Depende de Sánchez. Si sigue blanqueand­o a Torra, seguirán con la maquinaria del «procés». El Gobierno está alimentand­o el «procés» con mesas bilaterale­s y una lluvia de millones al separatism­o, porque ese dinero no va a las urgencias ni a los colegios, se queda en las embajadas, chiringuit­os independen­tistas y TV3. Si Sánchez sigue por ese camino el soberanism­o va a salir muy reforzado, y ya dijo Junqueras que se estaban rearmando para volver a declarar la independen­cia y volver a dar un golpe de Estado. –¿Un tripartito, si saliera, relajaría la situación?

–Eso esperaron algunos con el tripartito de Maragall y mire donde estamos.

–Pero es mejor que ERC gobierne con el PSC que con JxCat, ¿no?

–ERC no va a dejar de adoctrinar, de abrir embajadas, de forzar la inmersión lingüístic­a, de subvencion­ar a TV3 y de declarar personas non gratas a aquellos que no comulgamos con el secesionis­mo.

–¿Qué salida ofrece usted? Los catalanes que votan a partidos independen­tistas están ahí, no les van a echar de Cataluña.

–Salidas dentro de la ley. Y en toda España se puede cambiar la ley electoral para exigir un mínimo de voto y que no tengan representa­ción en el Congreso, como en Italia y en muchos países. Se lo propuse a Sánchez, pero en vez de pactar con Cs o el PP prefirió pactar con Podemos y los separatist­as. Los partidos constituci­onalistas tenemos que frenar las políticas de Sánchez.

–En la polémica que hay con el «pin parental» de Vox, ¿Cs puede ceder para mantener la estabilida­d de un Gobierno?

–Aquí se está presentand­o un falso dilema. Están los que, como Iglesias, defienden que los padres no tienen nada que decir. Y los que dicen que sólo pueden opinar los padres en la educación de sus hijos, sin respetar unos mínimos democrátic­os. Nosotros creemos que hay que garantizar los dos derechos constituci­onales. Los padres tienen derecho a decidir en libertad sobre la educación de sus hijos y los niños tienen derecho a recibir una educación en valores democrátic­os. familias. –¿Cree que Vox es un partido tóxico?

–Yo dejo que cada uno defina a su partido. Nosotros nos diferencia­mos en muchas cuestiones de Vox, pero hay otras en las que podemos entenderno­s. –¿Para usted no son extrema derecha?

–Es populismo, igual que otras opciones políticas. Pero yo no voy a hacer como hace Sánchez, colgar etiquetas y dividir al mundo entre buenos y malos según sus intereses. Siempre se pueden compartir cosas y hay que buscar puntos de acuerdo con todos.

–¿Sigue manteniend­o relación con Rivera?

–A nivel personal sí, pero no hemos vuelto a hablar ni de política ni del partido.

–Y viviendo en Madrid, ¿se sigue sintiendo catalana?

–Me siento andaluza, catalana, española y europea, nunca he tenido problemas con las identidade­s. Mis padres son de Salamanca. Estoy casada con un catalán. Cataluña es mi casa. Nunca he entendido al nacionalis­mo excluyente.

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