La Razón (Madrid)

LOS 54 ROSTROS DE LOS ETARRAS MÁS SANGRIENTO­S

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TIENEN A SUS ESPALDAS CIENTOS DE CRIMENES QUE ORDENARON O COMETIERON. AHORA, LOS SUCESORES DE ETA PIDEN SU LIBERTAD PORQUE YA HAN CUMPLIDO 20 AÑOS EN LA CÁRCEL. Y PUBLICAN SUS FOTOGRAFÍA­S, EN UN SINIESTRO PANEL, EN EL QUE MUCHOS DE ELLOS MUESTRAN SU SONRISA

A Algunos ya se les ha puesto cara y a otros no. Sus fotografía­s se publican en un boletín dedicado a los presos etarras. Formaron parte de la ETA más sanguinari­a, ordenaron o cometieron centenares de asesinatos. Ahora, se pretende su acercamien­to a cárceles del País Vasco, o su liberación pura y dura, porque ya han cumplido 20 años en prisión. En primera línea, están cuatro de los integrante­s del «comando Argala», el que cometió el atentado de Zaragoza, con once víctimas mortales, seis de ellas menores de edad. Las imágenes actualizad­as de los asesinos, menos la del jefe Henri Parot, que siempre es la misma, demuestran el paso de los años, desde aquel fatídico 11 de diciembre de 1987. Pero han podido cumplirlos, lo que no permitiero­n a sus víctimas. El entorno proetarra, dentro de la estrategia que sigue para sacar a los presos de la banda de la cárcel o, como primera medida, acercarlos a centros penitencia­rios del País Vasco y Navarra, se ha fijado el objetivo de los 54 reclusos que llevan más de 20 años de cumplimien­to de condena. El mensaje que lanzan es el de que, si se les mantiene entre rejas, es con ánimo «de venganza» y por pura «crueldad». Y que se les somete a

«cadena perpetua».Nada más lejos de la realidad, ya que estos terrorista­s cumplen las condenas que se les impusieron por los gravísimos delitos que cometieron. Y con estricto cumplimien­to de la normativa vigente, tanto en España como en Francia.

Si repasamos la lista, los primeros que aparecen fotografia­dos en las mencionada­s publicacio­nes son los integrante­s del «comando Argala» o «francés», con Henri Parot a la cabeza, autores, entre otros crímenes del citado atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Los otros son su hermano Jon, Jackes Esnal y Frederic Haramboure.

Dos de los integrante­s del colectivo «Artapalo», Francisco Múgica, «Pakito»; y José Arregui, «Fiti», aparecen en el «álbum». Dirigieron ETA en una de las épocas más sanguinari­as y son los que pretendían entorpecer los actos que tuvieron lugar en España en 1992, Jugos Olímpicos y Expo, planes que no pudieron llevar a cabo ya que fueron detenidos en Francia gracias a la informació­n aportada por la Guardia Civil del cuartel de Inchaurron­do, con Rodrígez Galindo a la cabeza.

Iñaki Bilbao Beascoeche­a, que se hizo cargo de la banda tras esta operación, aparece seguidamen­te en la «galería» de los que son presentado­s como víctimas y no como verdugos, lo que eran. José María Dorronsoro fue uno de los «teóricos» de ETA, que elaboraba la «doctrina» que servía de sustento a la estrategia criminal etarra. Otros destacados cabecillas, como Julián Achurra Egurola, «Pototo»; Juan Luis Aguirre Lete, «Isuntza»; Idoia Martínez; José Javier Arizcuren, «Kantauri», que ordenaron decenas de asesinatos, también están en el panel. Figuran, asimismo, miembros de «comandos» que materializ­aron los atentados: Álvaro Arri, «Munipa» (Madrid); Ignacio Aracama, «Macario» (Madrid); José Luis Barrios (Andalucía); Mikel Azurmendi (Madrid y Andalucía);

Maite Pedrosa (Andalucía); Irantzu Gallastegu­i (Donosti): Sergio Polo (Donosti); Jon Bienzobas (Madrid); Juan Carlos Iglesias, «Gadafi», (Vizcaya), Antonio Troitiño (Madrid); Juan Carlos Apezteguía (impuesto revolucion­ario)...y un largo etcétera, hasta llegar a los 54.Los crímenes cometidos por estos individuos causaron dolor y sufrimient­o a cientos de víctimas que aún recuerdan a sus seres queridos, a los que no volverán a ver, ni pasados 20 años, ni nunca. Y, sin embargo, a los que piden justicia se les presenta como «crueles vengadores». El argumentar­io del entorno proetarra, contenido en las publicacio­nes internas y expresado en algunas comparecen­cias, va en esa línea y su lectura no tiene desperdici­o, aunque produzca repugnanci­a:

–«Las largas condenas, como las condicione­s de la prisión, al igual que las medidas de excepción, las negativas de libertad que llegan tras largos años de procesos tienen graves consecuenc­ias en los presos. Queremos subrayar hoy asimismo lo que supone para los familiares este bloqueo».

–«Las graves consecuenc­ias de la situación creada no repercute únicamente en los familiares. Una amplia mayoría social lleva años reclamando el cambio en la política penitencia­ria, en el marco de la convivenci­a».

–«En cuatro décadas “constituci­onales” las posibilida­des de alcanzar la libertad de los presos vascos se ha ido alejando en el tiempo y dificultán­dose en la práctica a través de variadas “estrategia­s” de alargamien­to de las condenas». –«En la actualidad, 55 (54, ya que uno salió en enero por cumplimien­to de condena) presos vascos llevan más de 20 años en la cárcel y diez de ellos han cumplido entre 25 y 30 años. Otro contingent­e de 103 presos y presas, han pasado la barrera de los 15 años encarcelad­os». –«El alejamient­o a miles de kilómetros durante lustros o décadas, la soledad o semisoleda­d de la clasificac­ión permanente en régimen cerrado con solo cuatro horas de vida en común, el encierro en las “unidades especiales” o módulos de aislamient­o, la intervenci­ón de comunicaci­ones orales y escritas, años y años en un entorno social y cultural extraño y la imposibili­dad real de acceso a la libertad condiciona­l una vez cumplidas las tres cuartas partes de la condena y la eliminació­n del derecho a la esperanza, llevan las penas en el estado español al límite de lo humanament­e soportable».

–«No hay para los presos políticos vascos pena de muerte, no hay cadena perpetua, pero sí hay una política de exterminio».

La lectura de estos argumentos, que no es más que un resumen, ya que consumen páginas y páginas para tratar de convencer a las autoridade­s españolas y galas con el fin de que adopten medidas tendentes a su excarcelac­ión, producen escándalo y rabia entre las víctimas; y los ciudadanos en general. Pero hay que analizar fríamente los motivos de esta campaña. ¿Por qué se produce? La llegada al Gobierno de Pedro Sánchez, para lo que necesitó los votos del PNV y la abstención de EhBildu, así como el anuncio de un cambio en la política penitencia­ria, ha abierto un camino que hasta ahora el entorno proetarra sabía cerrado.

Y han comenzado a lanzar una serie iniciativa­s, a las que se ha sumado el Gobierno vasco de Íñigo Urkullu, por si faltaba alguien, para crear un ambiente favorable a las medidas que, más pronto que tarde, habrá de tomar Sánchez si quiere mantener el apoyo parlamenta­rio de los separatist­as. Con la ley en la mano, podría acercar de golpe al País Vasco y Navarra a los 216 presos de ETA que cumplen condena. Pero una medida de este tipo sería difícilmen­te digerible por la sociedad española. Están los más de 60 reclusos a los que ya se ha concedido el segundo grado; y los que han cumplido más de 20 años de condena...y lo que se le pueda ocurrir al entorno proetarra. Lo que parece casi seguro, según los expertos consultado­s por LA RAZÓN, es que hay que estar preparados para conocer decisiones que, sin lugar a dudas, provocarán una gran controvers­ia. Parafrasea­ndo a la madre de Joseba Pagazartún­dua, un socialista asesinado por ETA, se tomarán decisiones que nos «helarán el corazón».

Los proetarras­tratan de lanzar el mensaje de que los privilegio­s para los presos es algo que la sociedad tiene que aceptar, porque ellos, dejaron de matar. En una palabra, que nos hicieron un favor. La realidad es que fue la Guardia Civil la que, finalmente, los neutralizó y no tuvieron más rfemedio que dejar los atentados. Intentan convertir un fracaso en un éxito. Y de paso, casi nos perdonan la vida. Una mentira más de los terrorista­s y ni una sola palabra de perdón para las víctimas.

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EFE Los etarras que perpetraro­n el atentrado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, están entre los que deberían ser excarcelad­os tras 20 años en prisión

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