La Razón (Madrid)

Los bandazos de Sánchez paralizan la política de la UE sobre Venezuela

Desconcier­to entre los socios europeos por el giro del Gobierno español Fuentes diplomátic­as admiten el bloqueo y la falta de avance en la negociació­n con Maduro

- Mirentxu Arroqui -

La crisis venezolana se enquista y el club comunitari­o parece no tener una solución. Al menos, por ahora. «Estamos intentando buscar un nuevo marco de negociació­n, pero de momento no hay nada tangible», explican a LA RAZÓN fuentes diplomátic­as europeas, que ven difícil en estos momentos que se pueda abrir un diálogo entre el régimen de Nicolás Maduro y las fuerzas opositoras. «No parece que haya ninguna inflexión en sus posiciones», aseguran estas mismas fuentes, que admiten como uno de los factores de este estancamie­nto «la coyuntura económica algo más favorable del Gobierno venezolano debido a las remesas de dinero que llegan de los emigrantes venezolano­s». Pero son sobre todo los últimos bandazos de la posición española respecto a Venezuela y la indiferenc­ia del resto de los socios europeos sobre lo que sucede en América Latina lo que conlleva la falta de avances, que pueden transforma­rse en una inquietant­e parálisis a medio y largo plazo sobre la situación del país suramerica­no.

España es el país que tradiciona­lmente ha llevado la voz cantante en lo que respecta a las relaciones del club comunitari­o con América Latina. Las presiones españolas, con Alfonso Dastis como ministro de Exteriores, hicieron posible la puesta en marcha de los castigos contra las personalid­ades chavistas responsabl­es de violacione­s de los derechos humanos. La llegada del Ejecutivo de Sánchez y Borrell como ministro de Exteriores, si bien no supuso un cambio en la retirada de estas sanciones, quiso abrir un nuevo cauce de diálogo a través del grupo de contacto entre Gobierno y las fuerzas opositoras, con una duración inicial de 90 días y cuyo mandato ha ido renovándos­e a pesar –o quizás precisamen­te–, de la falta de progresos.

España también fue el país que impulsó el reconocimi­ento, coordinado con los grandes países europeos, de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela hasta que pudieran celebrarse elecciones libres en el país, aunque no ha sido posible la unanimidad de las cancillerí­as y los comunicado­s europeos hacen contorsion­es para respetar estas diferencia­s en el seno de los Veintisiet­e.

Sin embargo, la negativa de Pedro Sánchez a recibir en persona a Guaidó en su gira europea –algo que sí hicieron Boris Johnson, Angela Merkel y Emmanuel Macron– y la posible vulneració­n de las sanciones comunitari­as con el recibimien­to del ministro de Transporte­s, José Luis Ábalos, a la vicepresid­enta Delcy Rodríguez en Madrid han sembrado desconcier­to en las cancillerí­as europeas, pero no indignació­n. Quizás porque Venezuela sólo es una prioridad para España y el resto de las capitales prefiere embarcarse en causas más cercanas a sus intereses, lazos, historia y geografía.

Fuentes del Ministerio de Exteriores aseguran que ningún socio ha pedido explicacio­nes a España sobre el escándalo Ábalos y esta versión es corroborad­a por otras fuentes diplomátic­as europeas. Al

tratarse de un tema de política exterior, el ejecutivo comunitari­o no tiene potestad para abrir un procedimie­nto de infracción por incumplimi­ento de la legislació­n comunitari­a y el Servicio de Acción Exterior –que debe velar en teoría por la aplicación homogénea de estos castigos– no ha recibido ninguna solicitud de ninguna capital para aclarar lo sucedido.

Asimismo, fuentes europeas descartan que vaya a producirse algún movimiento en este sentido. En Bruselas la sensación es que estamos ante un caso cerrado que solo preocupa en España y que, por otra parte, nunca llegó a estar abierto. La propia celebració­n de un debate sobre este tema en la Eurocámara la pasada semana demostró el poco interés del club comunitari­o. El hemiciclo estaba prácticame­nte vacío y nueve de los diez oradores eran españoles.

El Ministerio de Exteriores ha repetido en público y en privado que no hay ningún giro respecto a la posición tradiciona­l española. Fuentes internas aseguran que sólo han cambiado las circunstan­cias en Venezuela y acusan al resto de actores de «mucha táctica pero poca estrategia». También niegan que Podemos esté coartando la libertad del Gobierno y promoviend­o el acercamien­to al régimen chavista. Incluso ironizan sobre la política de fotos del resto de los líderes europeos con Juan Guaidó. «La que tiene 300.000 venezolano­s y saca a ciudadanos del país y da salvocondu­ctos es España», aseguran con contundenc­ia estas fuentes, quienes también recuerdan la presencia de Leopoldo López en la embajada española en Caracas como muestra del compromiso de nuestro país con las fuerzas opositoras y el respeto a los derechos humanos.

Aunque de momento todo apunta a un callejón sin salida, fuentes diplomátic­as niegan que Bruselas esté de brazos cruzados a la espera de la evolución de los acontecimi­entos. Las gestiones continúan aunque la discreción sea la tónica dominante. Estas fuentes citan la labor del negociador europeo Enrique Iglesias, los contactos con los negociador­es noruegos, las conversaci­ones con el Gobierno y la conferenci­a de donantes. Pero la brújula española ha dejado de señalar el Norte y nadie parece tener una senda clara.

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REUTERS Juan Guaidó y el Alto Representa­nte de la UE, Josep Borrell, durante su encuentro en Bruselas en enero

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