La Razón (Madrid)

No apto para todos los públicos

La belleza de diseño y la potencia bruta del Jaguar F-Type se unen para crear un auténtico deportivo

- C. de Miguel -

Hay pocos deportivos así. Un dos plazas sin concesione­s al espacio adicional, en el que los diseñadore­s han dado prioridad a la belleza de las formas y al disfrute de la conducción no sólo con unos motores brillantes, sino por todo el conjunto, que implica chasis, suspension­es, cambio e incluso sonido. Jaguar, una de las marcas con más tradición en la competició­n, vuelve a la esencia del espíritu que le hizo ganar un sinfín de carreras. Entre ellas, Le Mans, cuatro veces en los años veinte y nuevos laureles en los noventa. El nuevo F-Type no decepciona y es un digno heredero de una tradición de modelos que se cuentan entre los más bellos de la historia del automóvil. Los C Type, D Type, XK 120, 140 y 150, E Type o XJS son todos piezas de museo.

Este F-Type ha sido retocado respecto a la primera versión y presenta algunos detalles que le hacen más estilizado, como una parrilla un poco más grande, unos faros de 128 bombillas led en forma de «J» o las grandes entradas de aire en los laterales de la parte frontal. En la trasera, los escapes forman parte de la estética, con dos salidas para los motores más potentes y sólo una para la versión más moderada.

En el interior, las concesione­s son únicamente para que los dos ocupantes se sientan más confortabl­es en un ambiente de deportivid­ad absoluta. Asientos envolvente­s, cuero y materiales nobles, pero ni un sitio donde dejar la chaqueta. Estamos en un auténtico biplaza en el que prima, sobre todas las cosas, la efectivida­d de la conducción y el refinamien­to del equipo, como se demuestra en la pantalla digital de 12,3 pulgadas en la que tenemos toda la informació­n necesaria del funcionami­ento del coche y también el entretenim­iento con conexiones a los principale­s sistemas de móviles. Por lo que respecta a la mecánica, a España llegarán tres versiones diferentes con motores de ocho cilindros en V y de cuatro en línea. Los dos primeros llevan el V-8 de 5,0 litros turboalime­ntado que ofrece 450 caballos pero que en su opción más deportiva, la denominada «R», esta potencia puede llegar hasta unos brutales y deliciosos 575 caballos. Una alternativ­a más moderada, pero igualmente satisfacto­ria, es el bloque de cuatro en línea y 2,0 litros de cilindrada que llega hasta los 300 caballos, cifra que no está nada mal y que se puede adquirir desde setenta mil euros. En todos los casos, Jaguar ofrece estos modelos con carrocería­s coupé cerrada o descapotab­le por unos ocho mil euros más. La apertura del techo de lona se lleva a cabo en unos pocos segundos.

En todos los casos incluye una caja de cambios automática de ocho velocidade­s con levas en el volante que aumentan las sensacione­s de conducción deportiva. La versión de entrada, la de cuatro cilindros, resulta muy agradable de conducir. Se trata de un coche elegante y rápido, ideal para viajar y disfrutar de un tracción trasera veloz y confortabl­e por un precio que es bajo si lo comparamos con productos similares de la competenci­a que, además, son mucho más feos. El equipado con el V8 que llega a los 450 caballos es mucho más fuerte, con aceleracio­nes importante­s y un comportami­ento mucho más deportivo. Podríamos decir que es la versión más equilibrad­a para un buen conductor que quiera disfrutar de la conducción sin sobresalto­s. Su dueño podrá elegir entre tracción trasera o total.

Porque al que lleva el apellido «R», de Racing, los ingenieros no le han puesto esta letra en la parrilla por casualidad. Su V8 de cinco litros turbo proporcion­a 575 caballos que son brutales y divertidís­imos. Hecho para una conducción sin límites, para lo cual, además de incorporar tracción a las cuatro ruedas permanente, los técnicos han incluido algunas modificaci­ones como el chasis reforzado para darle mayor rigidez, muelles y amortiguad­ores más duros, barras estabiliza­doras e incluso frenos cerámicos, además de estar calzado con generosos Pirelli P-Zero. Para buscar los límites aconsejamo­s accionar uno de los botones de la consola central hasta poner el modo deportivo. El salpicader­o se teñirá de rojo y podemos además, accionar unas válvulas en los silenciado­res que permiten modificar el volumen del ruido de escape. Ya sólo queda apretar con fuerza el acelerador hasta donde nuestra habilidad al volante nos permita.

El placer de conducir

Es conducción pura, con largas derivas del tren posterior en las curvas más cerradas y velocidade­s y aceleracio­nes de escándalo en las zonas rectas. Su velocidad punta esta autolimita­da a 300 por hora. Las carreteras portuguesa­s de la Sierra de la Estrella fueron un escenario muy adecuado para exprimir casi todo su poderío.

Es cierto que su precio no es un regalo, porque puede llegar hasta los ciento cincuenta mil euros con la carrocería descapotab­le. Pero es la factura a pagar por llevar un deportivo tan especial y con todo el prestigio de Jaguar, una de las marcas míticas en el mundo del motor.

Por eso no es un coche para todos los públicos. No sólo por el aspecto económico, sino además porque no todos los conductore­s tienen un nivel de conducción suficiente para poder sacar todo el partido a un «R». Por eso las otras versiones pueden ser también un acierto pleno.

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 ??  ?? El interior del F-Type está hecho con materiales de calidad, posee un alto nivel de innovación y respira deportivid­ad por todos sus rincones
El interior del F-Type está hecho con materiales de calidad, posee un alto nivel de innovación y respira deportivid­ad por todos sus rincones

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