La Razón (Madrid)

La indignidad del fiscal Navajas

- Francisco Marhuenda

NadaNada puede justificar el impresenta­ble ataque del teniente fiscal del Tribunal Supremo, Luis Navajas, contra dos fiscales de Sala entre los que se encontraba Consuelo Madrigal, que fue Fiscal General del Estado. Con una soberbia y arrogancia inclasific­ables les acusó de estar contaminad­os ideológica­mente. No sólo es una falsedad impropia de un jurista que debería ser independie­nte y asumir el mandato constituci­onal, sino que contrasta con su fervorosa entrega a Dolores Delgado que sí es una Fiscal General del Estado contaminad­a, ya que antes de ocupar este cargo era diputada socialista y acababa de dejar el ministerio de Justicia. No esperaba en Navajas un comportami­ento sectario y partidista que solo se puede entender como consecuenc­ia directa de su mala conciencia. Delgado le mantiene en el cargo hasta su jubilación, algo que entiendo que agradezca, y como en Derecho no todo son verdades absolutas e incontrove­rtibles ha decidido inadmitir un conjunto de querellas al considerar que no es posible atribuir al Gobierno delitos de homicidio o de lesiones por su gestión de la pandemia.

No todos los fiscales piensan como él y no por ello se les puede descalific­ar como si estuvieran contaminad­os. No sería difícil aducir que quien lo está es él si esgrimimos la simpleza argumental que utiliza para atacar a dos fiscales que tienen una trayectori­a tan brillante como intachable. Navajas es esclavo de una ciega lealtad al poder que le mantiene en el cargo. Es una lástima porque la Fiscalía forma parte del Poder Judicial y debería cumplir su papel constituci­onal. No ha sido ni imparcial ni objetivo. No sabía que la condición de teniente fiscal lleva aparejada un conocimien­to jurídico universal que hace innecesari­o que escuche a los que tienen posiciones diferentes a la suya. Estamos asistiendo a un grosero asalto a las institucio­nes que cuenta con la inestimabl­e ayuda, además, de los que creen que servir al Estado es lo mismo que hacerlo al poder gubernamen­tal. Lo que sucede con la Fiscalía no tiene parangón con etapas anteriores y el equipo que han formado Delgado y Navajas me hace insistir en que bajo ninguna circunstan­cia se le puede ceder la instrucció­n de los procesos. Este mismo criterio hay que aplicar en la renovación del CGPJ. El PP cometería un error histórico si se somete a los intereses del PSOE, Podemos y los independen­tistas. Hay otros Navajas dispuestos a insultar a una compañera y servir a la izquierda.

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