El triunfo de los anti coronavirus
Zaia en el Véneto y Da Luca en Campania lideraron una lucha firme contra la covid
A finales de febrero, los italianos contaban con que habría elecciones regionales en primavera. Pero esa última semana ocurrió algo que lo cambiaría todo. En el municipio lombardo de Codogno empezaron a acumularse casos de coronavirus, por lo que hubo que confinarlo de inmediato. Mientras, en la localidad véneta de Vo’ Euganeo se registró el primer fallecido por el virus. Las circunstancias de Lombardía y Véneto eran muy distintas, pero mientras la primera región acumuló casi 17.000 muertos, en la segunda apenas pasan de los 2.000. El «modelo véneto» se impuso como ejemplo para el resto de Italia y ahora el presidente de este territorio, Luca Zaia, ha ganado las elecciones con un 76% de los votos. Nunca antes un presidente regional había alcanzado un nivel tan alto de consenso. La espera por los comicios le salió bien.
Tras aislar a todos los contactos de los contagiados y realizar test masivos, Vo’ Euganeo se convirtió en una especie de laboratorio. Pero, a continuación, Véneto continuó haciendo un número de pruebas similar al de Lombardía con la mitad de población. Sus hospitales nunca colapsaron y la crisis pasó antes para ellos. Pero en Véneto ya veían a su presidente, que lleva en el cargo desde 2010, como el ejemplo de un buen gestor. Conservador en lo social y liberal en lo económico, representa los valores de la vieja Liga Norte. Mantiene una excelente relación con los empresarios de la zona, ha bajado impuestos y ha logrado éxitos como la celebración de los Juegos Olímpicos de invierno en 2026 junto a Milán. En el partido, algunos pesos pesados ya lo ven como el sustituto natural de Matteo Salvini que no ha conseguido su objetivo en Toscana y ve cómo sus expectativas de voto siguen bajando.
Zaia presume de un carisma que provoca que lo voten electores con quienes no comparte ideología. Más o menos lo mismo que Vincenzo De Luca, que también ha sido reelegido en Campania con un resultado aplastante. En su caso, del 69%. Simboliza la otra cara de la moneda, pues se trata de un viejo dirigente del socialdemócrata PD, de pasado comunista. Pero más que su ideología, lo que han votado los ciudadanos es a la persona. Incluso el equipo de fútbol del Nápoles le ha dado su apoyo, y eso son palabras mayores. De Luca representa ese orgullo de un sur que se siente discriminado por el norte. Y, así, durante años se ha distinguido como uno de los grandes adversarios de Salvini. Pero su salto definitivo también se produjo con la pandemia, cuando empezó a hacer directos que se convirtieron en virales. Siempre con tono chillón e histriónico, en el más famoso amenazó a los ciudadanos con «mandar a los Carabinieri con lanzallamas» si no cumplían las normas. Llegó a conquistar a la modelo Naomi Campbell, que colgó uno de los vídeos en sus redes. De Luca fue muy duro con las medidas sanitarias y los números lo avalan, pues Campania apenas pasa de 10.000 contagiados y no llega a 500 fallecidos. También las urnas le han dado la razón.
Ren Zhiqiang va a pagar caro muy caro su osadía. Nada menos que con 18 años en la cárcel. Porque esa es la sentencia a la que los tribunales chinos han llegado tras acusar a este ex magnate inmobiliario, de 69 años, de varios delitos de corrupción. Unos cargos de los que se ha declarado culpable este díscolo personaje que desapareció de la noche a la mañana curiosamente justo después de haber llamado «payaso» al presidente chino, Xi Jinping.
Su castigo, que diversos analistas tachan de advertencia para todo aquel que ose insultar a su presidente, se hizo público ayer después de que en abril se supiera que las autoridades comunistas le estaban investigando por supuestas «graves violaciones de la disciplina y la ley». Ahora, el Tribunal Intermedio de Pekín, le ha acusado de haberse aprovechado de su posición dentro del Partido Comunista Chino (PCCh) para malversar fondos públicos, engordar su patrimonio unos 2,5 millones de euros de forma ilegal y aceptar sobornos por otros 153.000 euros.
Según los magistrados, Ren «abusó de su poder» y «causó pérdidas millonarias a empresas estatales» como la inmobiliaria Huayuan, que dirigió durante veinte años desde 1993. En cuanto a su reacción, los mismos jueces informaron de que no tenía intención de apelar un fallo que incluye una multa de 4,2 millones de yuanes (unos 527.000 euros).
Esa actitud ha llamado la atención en un hombre que hasta ahora no había tenido pelos en la lengua. «Lo que más le falta a esta sociedad no son mentiras, sino decir la verdad», llegó a decir en 2013. En el gigante asiático, es habitual que los miembros del Partido Comunista Chino (PCCh) que son investigados o acusados de corrupción muestren arrepentimiento públicamente, aunque en este caso la ONG Chinese HumanRightsDefenders(CHRD) denunció que durante el juicio «rechazó el abogado contratado por su familia y permaneció en silencio como protesta contra las autoridades».
Apodado «el gran cañón» por su franqueza, el pasado mes de marzo cuando China se encontraba en plena batalla contra la covid-19, Ren desafió a las autoridades comunistas con un ensayo en el que, precisamente, criticaba la gestión inicial de la pandemia. En él, sin nombrarlo, calificaba a Xi Jinping de «payaso» hambriento de poder y lo acusaba de no haber sabido manejar dicha crisis sanitaria. Ren desapareció el 12 de marzo tras difundirse ampliamente por internet su artículo en el que criticaba la ocultación inicial de los primeros compases del brote y la progresiva acumulación de poder de Xi. El 7 de abril, la Comisión de Inspección de la Disciplina –el órgano anticorrupción del PCCh– anunció que lo estaba investigando.
Ren consideró en el artículo que la actual crisis sanitaria ha sido también «una crisis de gobierno» dentro del PCCh, al tiempo que opinó que la falta de una prensa libre y de libertad de expresión en el país asiático no hicieron sino empeorar la situación creada por el brote.
No era la primera vez que Ren desafiaba la voz única del PCCh: en 2016, también se enfrentó a represalias disciplinarias por comentarios en las redes sociales chinas que desafiaban las políticas del partido y la visión de Xi, y sus cuentas fueron eliminadas
Sus declaraciones iban en consonancia con las advertencias que había realizado en los últimos años en diferentes formatos. Ren utilizaba Weibo –el Twitter chino– para abordar cada vez con mayor frecuencia temas políticos controvertidos; llegó a acusar a los medios de estar al servicio del Partido y no del pueblo; y en 2013 dio un discurso en la Universidad de Pekín en 2013, en el que invitó a los estudiantes a «derribar el muro» y «reconstruir un sistema socialista democrático». Acciones todas ellas que le valieron las críticas de los medios chinos, medidas disciplinarias y la eliminación de unas cuentas en redes sociales que contaban con 38 millones de seguidores.
«Príncipe rojo»
Sin embargo, no fue hasta julio de este mismo año cuando el PCC han unció que lo había expulsado y se encontraba bajo investigación criminal .« RenZhiqiangperdió sus ideales y convicciones», dijo el partido. «En cuestiones importantes sobre principios, no se mantuvo en línea con las autoridades centrales del partido », añadieron. El caso de Renes significativo por sus vínculos con las élites del partido y su posición de hombre de negocios fuerte. Ren pertenece a la «realeza roja» del país. Su padre, también miembro del PCCh, fue viceministro de Comercio en los años setenta; su madre fue a la escuela con el dictador norcoreano Kim Il Sung; y en el pasado estuvo muy unido al vicepresidente Wang Qishan.Por eso, la sentencia de ayer es una muestra más de la represión que ejerce Xi Jinping contra la disidencia entre las élites. Desde que llegó al poder en 2012 ha castigado a muchos que como él se han pronunciado contra el poder. «Nunca permitas que se coma de la comida del Partido Comunista y luego rompan la olla», declaró Xi en 2014, según un libro publicado el mes pasado que recopila sus comentarios sobre los riesgos para China y el PCCh. En esa línea, este mismo mes la Policía pekinesa detenía a Geng Xiaonan, una mujer de negocios que dirige una empresa editorial. Al parecer, Geng habría mostrado su apoyo Xu Zhangrun, un profesor de derecho en la Universidad de Tsinghua que también habría condenado las políticas más duras de Xi. Como ellos, numerosos disidentes están en el punto de mira de un líder que concentra tanto poder que muchos le equiparan a Mao Zedong.