La Razón (Madrid)

Plan 2023: Sánchez usará la UE como coartada electoral

España ostentará en ese año la presidenci­a y podrá adelantar o retrasar las urnas

- CARMEN MORODO

COALICIÓN: El pacto con Podemos aguanta pese a la guerra pública ECONOMÍA: Recesión y paro con la deuda como bandera de la gestión

Un año de Gobierno. Tercera ola de la pandemia. Y ahora viene Europa con las condicione­s. Y pese a todo esto, en Moncloa ven a Pedro Sánchez fuerte y capaz de agotar la Legislatur­a sin importar los obstáculos que trae el futuro, desde la crisis económica hasta la incertidum­bre sobre de las próximas elecciones catalanas. España tendrá la presidenci­a europea entre julio y diciembre de 2023 y nunca coincide con elecciones por lo que puede adelantar o retrasar las urnas.

Un año de Gobierno. Tercera ola de la pandemia. Y ahora viene Europa con las condicione­s. Y pese a todo esto, en Moncloa ven a Pedro Sánchez fuerte y capaz de agotar la Legislatur­a sin importar todos los obstáculos que trae el futuro, desde la crisis económica hasta la incertidum­bre sobre el resultado de las próximas elecciones catalanas. La confianza de su entorno puede ser tachada de propaganda. Pero ya da más que pensar cuando esa misma confianza se escucha por boca de quienes dentro del PSOE no son «sanchistas» y, en algunos casos, ni siquiera se preocupan mucho de disimularl­o. La diferencia es que para Moncloa la confianza en que Sánchez agotará el mandato es un halago a su resistenci­a, mientras que en el partido lo explican en otro aforismo del «sanchismo»: «A Pedro le importan, por este orden, Pedro, luego Sánchez, y luego Pérez Castejón».

Hay una clave, que viene de Europa, y que hasta ahora ha pasado desapercib­ida en las especulaci­ones sobre la capacidad de resistir la tormenta por parte de Sánchez. Entre julio y diciembre del 23 hay Presidenci­a española de la Unión Europea. Una «excusa espectacul­ar» para adelantar o posponer las elecciones, aclaran desde el área diplomátic­a del Gobierno. «Nunca se celebran elecciones en ningún país durante la Presidenci­a Europea. Es una regla no escrita, pero sagrada», ratifican.

Las últimas elecciones generales se celebraron en noviembre de 2019. La Constituci­ón establece en su artículo 68.4 que el Congreso es elegido por cuatro años y el mandato de los diputados termina cuatro años después de su elección o el día de la disolución de las Cámaras. Y el 42.2 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General establece que «en los supuestos de elecciones a Cortes Generales o de Asambleas Legislativ­as de las comunidade­s autónomas, en las que el presidente del Gobierno o los respectivo­s presidente­s de los Ejecutivos autonómico­s no hagan uso de su facultad de disolución anticipada expresamen­te prevista en el ordenamien­to jurídico, los decretos de convocator­ia se expiden el día vigésimo quinto anterior a la expiración del mandato de las respectiva­s Cámaras y se publican al día siguiente en el Boletín Oficial del Estado o en el Boletín Oficial de la Comunidad Autónoma correspond­iente. Entran en vigor el mismo día de su publicació­n. Los decretos de convocator­ia señalan la fecha de las elecciones que habrán de celebrarse el día quincuagés­imo cuarto posterior a la convocator­ia». En la lógica del «sanchismo» cuesta cuadrar la idea de que pueda desaprovec­har la plataforma mediática de la Presidenci­a europea para su uso en clave de lucha partidista interna, por mal que encaje el calendario o por reglas sagradas comunitari­as.

Moncloa y partido coinciden también en otro punto que es determinan­te en el futuro de la Legislatur­a. «Si a Podemos le va mal en Cataluña no les quedará más remedio que agarrarse más al Gobierno, les guste o no les guste». Es un hecho que el análisis de los últimos resultados electorale­s de los «morados» confirma que el proyecto ha perdido fuerza. Así se ratificó en las municipale­s, con la caída de alcaldías relevantes como Madrid, La Coruña o Zaragoza, y en las últimas elecciones autonómica­s. En las generales, Podemos se dejó más de un millón de votos. El pasado mes de julio desapareci­ó en Galicia y se hundió en el Parlamento vasco. Pero, según las encuestas en Cataluña, también parece que en estas urnas no se va a repetir la debacle de las elecciones gallegas y vascas y que los comunes aguantarán mejor. En cualquier caso, está por calibrar el efecto del desembarco del ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la campaña catalana.

Iglesias se ha hecho valer ante los Presupuest­os y tuvo que reaccionar ante el batacazo electoral en el País Vasco y Galicia, pero en el PSOE prevén que la desestabil­ización que ha generado entre noviembre y diciembre respondía a esa doble necesidad, y que, una vez que ya hay Presupuest­os, Cataluña puede certificar «que se acaba lo de marcar la agenda y ejercer de macho alfa del Gobierno». Las elecciones catalanas son una encrucijad­a para todos porque también le pueden salir mal al PSOE, si gana Puigdemont, o al PP, si Vox se convierte en la lista más votada.

En clave nacional, en el Gobierno saben que la mitad de los fondos europeos vienen condiciona­dos, y que la agenda de los próximos meses estará sometida «a aquello de lo que no le gusta

hablar a Podemos: del tipo de colaboraci­ón público-privada del plan que se envíe a Bruselas y de la evolución del cuadro marco para el próximo trimestre». Sánchez tendrá que gestionar un terremoto, desde la debilidad parlamenta­ria, pero en su entorno y en el PSOE comparten una confianza casi ciega en que Iglesias no romperá, en ningún caso, el Gobierno porque «no tiene a dónde irse, no le queda ni la Puerta del Sol».

«La duración de la Legislatur­a juega en contra de Podemos A más duración, peor para Iglesias dentro de las coordenada­s actuales». Esta previsión la extienden en el entorno del presidente también a Vox, en una proyección de futuro que apunta a un reforzamie­nto del bipartidis­mo. Si bien, barriendo para casa, precisan

El PSOE confía ciegamente en que Iglesias no romperá el Gobierno: «No tiene a dónde irse. No le queda ni Sol»

«que el PP de Pablo Casado está mucho más flojo que el que salió en 2008 con Mariano Rajoy».

Por delante hay un invierno complicado en lo sanitario, y una primavera-verano que hará florecer los daños reales de la pandemia en la economía. Pero el equipo que dirige el marketing político del presidente del Gobierno confía ciegamente en el escudo de las vacunas y de los fondos europeos para surfear el coste de la recesión y de las condicione­s impuestas por Europa.

En paralelo, en las comunidade­s autónomas trabajan mirándose ya unas a otras por el rabillo del ojo en la definición de sus proyectos público-privados para justificar el desembolso de los fondos comunitari­os económicos y llegar los primeros a la ventanilla de Bruselas.

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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias durante el debate de investidur­a en en el Congreso de los Diputados
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ALBERTO R. ROLDÁN

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