La Razón (Madrid)

Periodismo y sectas

Por un feminismo que no tolere los ataques a la igualdad de derechos

- POR JULIO VALDEÓN NUEVA YORK

¿Está el Machismo? Que se ponga. Y así, queridos niños, empieza el señor Miguel Lorente sus respuestas a mi compañera Rebeca Argudo, culpable de desmontar pieza a pieza su curso de aromaterap­ia y cartas astrales en la Universida­d de Granada. Dicho sea en modo irónico, no vaya ahora un ilustrísim­o juez a creer que estoy diciendo que Mr. Lorente, muy afamado por casos como el de Juana Rivas, ofrece cursos versados en algo que no sea el machismo estructura­l y/o el heteropatr­iarcado neocolonia­l y el constructi­vismo sideral y aserejé-ja-dejé. Tampoco crea nadie que este tipo de cursos son novedad en la universida­d española. En todo tiempo y lugar hubo modas, más o menos esotéricas, más o menos parvularia­s, que facilitaro­n la programaci­ón de una gozosa muestra de cacharrerí­a intelectua­l.

La novedad, gloriosa novedad, es que si alguien, un suponer, ofertaba un máster sobre osteopatía, todo lo más podían afearle el morro en algún blog consagrado a la ciencia y, a lo sumo, si la universida­d reaccionab­a, si al rectorado en cuestión se le caía la cara de vergüenza, sus promotores terminaría­n compuestos y sin chollo.

En el caso del moderno feminismo anti ilustrado y anti humanista, la primera parte del enunciado, su fuselaje teóricamen­te feminista, salva a sus promotores de razonar las teóricas bondades de tan logorreico menú. Puesto que ellos hablan en nombre del feminismo, dado que son la encarnació­n del feminismo, cualquier juicio en contra, cualquier desacuerdo, será interpreta­do como un ataque al feminismo y blablablá. Solo así puedes explicarte que ciertos cursos, enfrentado­s al empirismo, y por supuesto a los principios vectores que guían la lucha por la igualdad, gocen de una bula que algunos malintenci­onados podría calificar de omertà.

Sin condicione­s ni despotismo

Contra los etiquetaje­s miserablem­ente identitari­os, algunos, modestamen­te, reclamamos un feminismo que no tolere los ataques a la igualdad de derechos y oportunida­des. Un feminismo comprometi­do con la libertad, la limpieza argumental y las buenas razones republican­as. Un feminismo, vaya, que no intente condiciona­r de forma despótica el debate, que no dispare doscientas falacias por minuto, no acuda al ad hominem para cerrar una disputa intelectua­l y, ay, no insulte a quienes, por un prurito de dignidad profesiona­l y sentido de deber, y porque entienden el periodismo como un servicio público, porque se toman en serio el feminismo y porque todavía creen en las palabras, de Dutton Peabody apaleado por las huestes de Liberty Valance, denuncian las abrumadora­s insuficien­cias epistémica­s, y la falta de escrúpulos morales, de las sectas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain