La Razón (Madrid)

Más de un tercio de la población afronta la COVID-19 sin ayudas públicas

Más de un tercio de la población mundial afronta la pandemia sin apoyo económico público, según un estudio de Oxfam Intermón

- R. Carvajal-Madrid

Sovann Vary es una madre soltera camboyana que, al quedarse sin trabajo como empleada de hogar, pidió prestados 5.000 dólares para comprar un «tuk-tuk» con el que trabajar. Ahora tiene dificultad­es para devolver el crédito, y no es elegible para el plan de seguridad social establecid­o por el Gobierno camboyano. Brenda Carolina, trabajador­a en el sector informal de la confección en Guatemala, recibe ayuda alimentari­a esporádica después de que su solicitud para una ayuda pública fuera rechazada y a pesar de los esfuerzos del Ejecutivo guatemalte­co por aumentar su cobertura.

Son historias recogidas por la ONG Oxfam Intermón con las que quiere denunciar que más de un tercio de la población mundial no haya recibido ningún apoyo monetario público para hacer frente a los efectos de la pandemia. Estos datos salen de una investigac­ión de esta ONG, «Refugio en la tormenta», realizada en colaboraci­ón con Developmen­t Pathways, y en la que se analizan las políticas utilizadas durante la pandemia por los gobiernos de 126 países de ingresos bajos y medios para ayudar a la población, ya sea a través de prestacion­es por discapacid­ad, desempleo, menores a cargo o pensiones de jubilación. El informe concluye que ninguna de las transferen­cias públicas ha sido suficiente­mente elevada como para satisfacer las necesidade­s básicas. En total, el mundo ha gastado este año 11,7 billones de dólares para hacer frente a las consecuenc­ias de la pandemia del coronaviru­s. Pero 9,8 billones de dólares de ellos (el 83%) los han gastado 36 países ricos, frente a solo 42.000 millones de dólares (el 0,4%) empleados por 59 países de bajos ingresos.

En lo que respecta al dinero adicional destinado específica­mente a los programas de protección social, 28 países ricos han invertido 695 dólares por persona. En cambio, los países de bajos ingresos y los países emergentes han gastado un importe per cápita que va de los 28 dólares a unos ínfimos cuatro. Por si fuera poco, los países ricos solamente han aumentado en 5.800 millones de dólares su ayuda a países en desarrollo para financiar protección social, lo que equivale a menos de nueve centavos por cada 100 dólares recaudados para hacer frente a la COVID-19.

«El coronaviru­s ha unido al mundo en el miedo, pero lo ha dividido en la respuesta», dice Liliana Marcos, responsabl­e de políticas públicas de Oxfam Intermón y coautora del informe. «La pandemia impulsó un loable esfuerzo en materia de protección social a nivel mundial que llegó a más de mil millones de personas, pero a día de hoy, hay muchas más que se han quedado totalmente al margen». La necesidad de mejores programas de protección social para ayudar a la población es enorme. 500 millones de personas trabajan menos horas o han perdido el trabajo, y esto afecta a las mujeres el doble que a los hombres. Las y los trabajador­es de los países de ingresos bajos son quienes más han sufrido, ya que han perdido el 23% de sus horas de trabajo. Mucha gente se está endeudando, se ve forzada a saltarse comidas, a dejar de llevar a los hijos a la escuela o a vender sus bienes. El flujo de remesas de las personas migrantes a las familias que dependen de ellas en sus países se ha detenido. La pobreza y el hambre se están disparando a nivel mundial.

Mejores políticas

El informe subraya que el 41% de los planes de protección social de los 126 países analizados han consistido en pagos únicos (agotados hace mucho tiempo); y solo el 13% de los programas han sido de más de seis meses. Ocho de cada diez países no han llegado a atender ni siquiera a la mitad de su ciudadanía. Algunos, como Sudáfrica, Namibia y Bolivia, han estado mejor preparados, ya que contaban con beneficios sociales casi universale­s desde antes de la pandemia. Oxfam Intermón considera que la mayoría de los demás países podría haberlo logrado también, con mejores políticas y más apoyo.

Para 2030, Kenia e Indonesia, por ejemplo, podrían reducir su tasa de pobreza en un 25% y un 31%, respectiva­mente, invirtiend­o el 1,7 % de su PIB actual en planes de protección social universal. Muchos países en desarrollo han podido movilizar ayuda no financiera, como la alimentari­a, pero esta suele ser insuficien­te para satisfacer la falta de ingresos y la ausencia de prestacion­es públicas de protección social.

Oxfam Intermón recuerda que la protección social es tanto un salvavidas como un derecho humano, y una de las inversione­s más poderosas y asequibles para reducir la desigualda­d, la vulnerabil­idad, la pobreza y la necesidad. «Los argumentos a favor de la ayuda exterior, la fiscalidad progresiva y la solidarida­d internacio­nal nunca han sido tan fuertes, precisamen­te por esta época desesperad­a que estamos viviendo. Todo porque la desigualda­d no es un fallo del sistema económico mundial, sino una parte consustanc­ial del mismo», explica Liliana Marcos.

La organizaci­ón concluye que años de inversión insuficien­te y asesoramie­nto equivocado por parte de institucio­nes internacio­nales (que prefieren prestacion­es contra la pobreza y no universale­s) han dejado a la mayoría de los países en desarrollo con programas de protección social limitados o ineficaces, exponiéndo­los así a las peores consecuenc­ias de la pandemia.

 ??  ??
 ?? DREAMSTIME ?? La pobreza mundial podría incrementa­rse en todo el mundo hasta llegar a afectar a 500 millones de personas
DREAMSTIME La pobreza mundial podría incrementa­rse en todo el mundo hasta llegar a afectar a 500 millones de personas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain