UN RESUMEN
ElEl Estado de Alarma ha dado lugar a la adopción por el Gobierno de medidas que suscitan serias dudas sobre lo permitido por las leyes que lo regulan. Es urgente volver cuanto antes al libre funcionamiento de las instituciones del Estado. La centralización en marzo de la gestión en el Ministerio de Sanidad, sin experiencia, ni consensos globales, multiplicó los problemas. La paralización económica debida al confinamiento producirá un fuerte incremento del cierre de empresas y del desempleo, con graves consecuencias en el déficit, la deuda pública y las generaciones futuras.
España no puede salir de la crisis como un país de ciudadanos subsidiados en un esquema de control de precios y rentas mínimas permanentes. Esto llevaría a la destrucción social y económica del país, que tardará muchos años en reponerse. Lejos de inventar nuevas estructuras políticas, económicas o sociales, es preciso reforzar las actuales, y contar con los expertos que sectorialmente pueden aportar soluciones. Es imprescindible una prensa libre de control gubernamental. La empresa es un pilar fundamental en una sociedad libre. Aprovechar la pandemia para obtener ventajas políticas dividiendo a la sociedad, o buscar atajos para cambiar el modelo económico y social actual, es injusto y políticamente dañino para España.
Lo que textualmente está resumido en los párrafos anteriores, se corresponde con el «Decálogo» que, justo hace ocho meses, publicamos los miembros del Consejo Editorial de «El Economista», medio especializado que, desde 1854, viene recogiendo la evolución económica de España. Y sigue vigente.
«España no puede salir de la crisis como un país de ciudadanos subsidiados con control de precios»