¿Hay riesgo de una guerra civil?
El asalto al Capitolio el 6 de enero, ¿supone una amenaza para la democracia de Estados Unidos?
El asalto al edificio del Capitolio no fue inesperado y no tiene precedentes. Varios expertos habían pronosticado que las elecciones podrían provocar protestas que los radicales, en particular los extremistas de derecha (incluidos los anti-Gobierno), aprovecharían para cometer actos de violencia. Pocos anticiparon que se intensificaría tanto que una turba entraría por la fuerza al Capitolio e interrumpiría la confirmación de los resultados. El asedio ya se ha convertido en una amenaza significativa para la democracia en EE UU, al tiempo que tiene consecuencias de gran alcance para la política exterior. En particular, deslegitimando (aún más) las actividades de promoción de la democracia en el extranjero. Además, si bien EE UU ha estado a la vanguardia de la lucha contra el terrorismo en otros países, este incidente demuestra que no ha contenido sus propias amenazas terroristas internas.
¿Está Estados Unidos al borde de un conflicto civil?
Es probable que los disturbios y la violencia continúen en un futuro próximo. Y esta amenaza en realidad no está necesariamente relacionada con el comportamiento del presidente Trump. Una encuesta de diciembre señaló que más del 30% de los estadounidenses todavía no aceptaba los resultados de las elecciones, mientras que el 39% creía que un «Estado profundo» estaba socavando al presidente Trump. Ya sea debido a la desinformación, la proliferación de teorías de la conspiración o una creciente ola de narrativas y organizaciones de extrema derecha que se están generalizando, está claro que múltiples factores están contribuyendo a un entorno en el que han ocurrido actos como el asalto al Capitolio. Estos factores siguen ahí y constituyen el mejor ambiente para nuevos episodios graves de violencia también porque están profundamente arraigados en fenómenos sociales que hemos visto aumentar en los últimos cinco años como la polarización política y social, la proliferación de teorías conspirativas y la desinformación. Aparte de las cuestiones sociales
La polarización, la desinformación y la proliferación de teorías de la conspiración han contribuido al asalto
dominantes, es probable que proliferen las crecientes preocupaciones del extremismo de derecha a medio y largo plazo y aumenten la amenaza de actos terroristas internos.
Muchos expertos tratan a los agresores como «terroristas domésticos», ¿deberían estos violentos trumpistas incluirse, por ejemplo, en la «lista de exclusión aérea»?
La respuesta corta es sí. Pero la cuestión de la definición es importante. Para determinar si el asalto al Capitolio se puede considerar un acto de terrorismo, es importante demostrar que una persona involucrada cometió (o amenazó con cometer) un acto o actos violentos y tuvo motivaciones políticas para hacerlo. Para determinar si se cumple con este requisito, será clave examinar las declaraciones o sus publicaciones en las redes sociales antes de ir al Capitolio. El uso de diferentes símbolos, como banderas y camisetas, o accesorios como la soga y la horca, y las declaraciones realizadas específicamente en las grabaciones realizadas durante el ataque, ayudan a identificar qué grupos extremistas estaban representados y podrían aclarar la intención política.
Mattia Caniglia es director de World Terror Watch en el European Strategic Intelligence and Security Center (ESISC)