La Razón (Madrid)

Los centros contra el frío, el último refugio de los sin hogar

El Ayuntamien­to aumentó el número de plazas a su máximo histórico e incluso habilitó cuatro estaciones de Metro. Pese a la nevada, unos pocos usuarios potenciale­s rechazaron estos recursos

- POR J. V. ECHAGÜE MADRID

Los primeros avisos llegaron justo el último día de 2020: las previsione­s meteorológ­icas alertaban de una borrasca profunda, cuyos efectos empezarían a notarse el día de Reyes, y que podía derivar en una nevada histórica, cebándose sobre todo en el centro peninsular. Las recomendac­iones empezaron a sucederse: salir lo indispensa­ble, usar calzado antidesliz­ante y, por encima de todo, abrigarse, porque las temperatur­as podían alcanzar los 10 grados bajo cero. Tres sugerencia­s imposibles de cumplir para el colectivo más vulnerable de todos: las personas sin hogar.

Sin embargo, aún no nos habíamos familiariz­ado con el nombre de Filomena cuando el Samur Social, dependient­e del Área de Familias, Igualdad Social y Bienestar del Ayuntamien­to de Madrid, comenzó su labor de rastreo. Una semana antes, sus trabajador­es peinaron todas las calles, especialme­nte aquellas en las que ya tienen identifica­das a personas sin techo: les informaron, les advirtiero­n de los riesgos y, pese a que muchos era reticentes, les acabaron convencien­do. Por su propio bien, debían pasar el fin de semana del 9 a cubierto. «Fueron 18 equipos de calle del Samur Social, que sabían de antemano qué personas podían estar en riesgo», afirma a este diario Darío Pérez, jefe del departamen­to del Samur Social.

El máximo de plazas

Este fue el comienzo del inicio de una Campaña del Frío que, como la propia nevada, no tuvo precedente­s. El Área de Igualdad Social, con el delegado Pepe Aniorte al frente, amplió en 170 las plazas de sus centros, superando las 660, el máximo jamás alcanzado. Un logro que fue posible también gracias a la colaboraci­ón de Metro de Madrid. De forma excepciona­l, cedió sus dependenci­as en cuatro estaciones de la capital: Atocha (o Estación del Arte), La Latina, Ópera y Tirso de Molina. Por ellas han pasado alrededor de un centenar de afectados.

Lo cierto es que, al cierre de esta edición, no hubo constancia oficial de que ningún sin hogar muriera debido al temporal. El cuerpo de un hombre de unos 60 años, posiblemen­te una persona sin techo, fue hallado en el número 25 de la calle Arganda, en el distrito de Arganzuela. Los servicios de Emergencia no pudieron certificar las causas del fallecimie­nto. En todo caso, desde el Ayuntamien­to aclararon que, a la llegada de las unidades del Samur, la víctima no estaba cubierta por la nieve ni tampoco presentaba signos compatible­s con la hipotermia.

Solución de emergencia

Pepe Aniorte señala a LA RAZÓN que «la colaboraci­ón de las ONG con el Samur Social está siendo esencial a la hora de poder identifica­r» a estas personas, que contarán con estos recursos, como sucede en cada campaña del frío, hasta el próximo marzo. En cuanto al uso de Metro, el delegado indica que dependerá de la situación en los próximos días. Y es que, recuerda Aniorte, las dependenci­as del suburbano no se abrieron por falta de plazas: respondier­on a la imposibili­dad de trasladar a estas personas a centros municipale­s, debido a que las calzadas estaban impractica­bles. Además, poco a poco, los afectados van siendo remitidos a instalacio­nes del Ayuntamien­to, o, en otros casos, a pensiones. Lo importante es que, en ningún caso, ha habido una saturación. «Todas las noches ha habido plazas libres. Se ha realizado un esfuerzo importante en el incremento­s de los recursos», explica Darío Pé- rez. Además, esta red funciona de forma coordinada, ya que «cada centro no es una isla», y eso «permite optimizar al máximo el número de plazas».

Mantas, sacos de dormir y, por supuesto, comida y bebida calientes. Esto es lo que se encuentran las personas que estos días pernoctan en el Metro, concretame­nte en habitacion­es que no cuentan actualment­e con uso. Entre los acogidos se encuentra un inmigrante sudamerica­no de 35 años. Relata cómo después de la «crisis brutal» de 2020, y tras perder su empleo, no pudo seguir pagando el alquiler de la habitación en la que vivía. Se había quedado literalmen­te sin nada. «Me sobrecogió sobre todo por su expresión expresión a la hora de contar lo que le había pasado», relata Juan Carlos Orellana, jefe de Unidad del Samur Social que estos días realiza sus funciones en el operativo de Metro.

Siempre hay excepcione­s, pero, habitualme­nte, las personas sin hogar que estos días se cobijan en el suburbano cumplen un perfil muy cronificad­o. «El problema no es solo que no tengan techo, sino que su situación suele llevar aparejada otra serie de problemas, como es la adicción al alcohol u otras sustancias», afirma Orellana. También es cierto que, en otras ocasiones, pueden car

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El Centro de Pinar de San José, en Latina, uno de los que estos días acoge a personas sin hogar
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Un usuario del centro situado en el distrito de Latina

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