LA GUERRA DEL KILOVATIO
ComoComo apunta el Génesis, en el primer día, Dios creó la luz. Y desde entonces hay lío. La oscuridad siempre ha aterrado al ser humano. En las sombras acechan fieras y alimañas. Es un miedo atávico que nos persigue desde que correteábamos por la sabana. Durante milenios, hemos buscado luz, y no solo el alumbramiento de la razón. Las teas y bujías acompañaron a los artistas que decoraron Altamira o los frescos del Vaticano. Bajo el crepitar de las fogatas se narraron las leyendas más vibrantes. El ciego Homero no necesitaba iluminar sus pupilas para enardecer los espíritus de aqueos y troyanos.
Ahora, la historia apenas brilla bajo las gélidas bombillas LED. La pandemia de la COVID, la nueva ola del virus, la crisis que devora rentas y negocios, la angustia del desempleo, la ineptitud ante el temporal alargan las sombras lóbregas de la mediocridad de la mayor parte de los dirigentes. Unidas Podemos emerge de los abismos profundos del tacticismo político para arrear calambrazos a sus socios de Gobierno a cuenta del encarecimiento de la electricidad. En invierno, siempre nieva y sube el recibo de la luz, aunque pocas veces como este año. Iglesias aprovecha el coste de los fotones para reclamar la intervención del mercado y empresas públicas. Los socialistas lo califican de error y rechazan abaratar el IVA. Son chisporroteos de brasero que difícilmente llegarán a la altura de la guerra del kilovatio de Edison y Tesla, pero que muestran el cambio de fase interno del Gobierno ante las reformas estructurales que vienen por exigencia de Bruselas.
«En inverno, siempre nieva y sube el recibo de la luz, aunque pocas veces como este año»