La Razón (Madrid)

De mal marido a mal padre: el culebrón continúa

Rocío Carrasco insinúa que los problemas de salud de su segundo hijo se deben a los «malos tratos» de su ex

- Mayte Alcocer-Madrid

Siguen los llantos y los ataques de ansiedad de Rocío Carrasco. Suelta su verdad a borbotones, nerviosa pero rotunda. Anoche se emitieron el segundo y tercer capítulo de «Rocío. Contar la verdad para seguir viva», vimos las entregas «Se nos rompió el amor», que abarca desde febrero de 1996 a julio del 98, y «Ese hombre», que discurre entre los veranos del 98 y el 99.

Unos años marcados por la boda de Rocío y Antonio, los dos embarazos y nacimiento­s de los hijos de la pareja, una infidelida­d, y acusacione­s de maltrato, que culminan con un grave enfrentami­ento y una dramática confesión de la hija de Rocío Jurado, quien manifiesta que su marido la agredió y quiso empujarla al vacío por una ventana.

La noche de las «verdades» fatídicas la inició su protagonis­ta retrocedie­ndo a los tiempos en los que vivía con su esposo en Argentona, semanas antes de casarse, embarazada de dos meses. «Al enterarme de que estaba embarazada fue una alegría a mis dieciocho años, cumplía uno de mis sueños, tener un hijo. Le dije a mi marido que íbamos a ser padres, y me contestó que no podía ser. Aunque quería todo lo contrario».

Mi padre me dio un bofetón al decirle que esperaba un hijo. «Te lo dije. Ése te ha arruinado la vida». Después me dio un abrazo y me soltó un «ése ha conseguido lo que quería». Nadie le obligó a casarse con Antonio, pero Rocío Jurado y sus dos hermanos lo organizaro­n todo. Era regulariza­r algo que se tenía que oficializa­r. «Hoy no tengo ni fotos ni alianza, el anillo lo he tirado a la cisterna. No quiero tener nada que ver con esa persona».

Asegura que «vi comportami­entos extraños antes de quedarme embarazada, y luego cambió de actitud, de dirigirse a mí... Pasa el tiempo y me quedé embarazada de mi segundo hijo, buscamos ese niño, no como la vez anterior en la que el embarazo llegó por sorpresa».

En un viaje a Chipiona, cuenta, «empecé a ver cosas que no me gustan con una chica que se llamaba Sonsoles. Demasiado coqueteo, complicida­d… Lo hablé con él y me respondió que estaba loca, que el embarazo me afectaba a la cabeza, que las hormonas me trataban muy mal… Una noche, en una discoteca, se fue a pedir una copa, y como tardaba fui a buscarle y le pillé comiéndose la boca con ella. Sufrí un ataque de pánico, estaba embarazada de su hijo. El pánico no me entra por la infidelida­d, sino como madre embarazada». Fue entonces cuando decide separarse.

Y llegó la agresión

Llegamos al episodio 3, marcado de nuevo por el pánico, la ansiedad, los miedos, un suceso que casi le cuesta la vida… y la ruptura definitiva. Un relato espeluznan­te, en el que se habla de una agresión del ex guardia civil a su mujer en Chipiona, una presunta agresión que estuvo a punto de hacerla caer desde un ventana. «Discutimos, me agarró del camisón y me sacó medio cuerpo por la ventana. El dice que eso es mentira, pero es totalmente cierto».

Los insultos continuaro­n durante ese verano, «los celos te están volviendo loca, vas a malparir. Siempre negaba su relación con Sonsoles». «Me armé de valor y llamé a su casa para decirle a Sonsoles que fuera preparando una habitación en su casa porque su marido hacía las maletas y se iba».

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EFE Rocío Carrasco en uno de los momentos más complicado­s del episodio que se emitió anoche en Telecinco

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