Cadena perpetua para el hermano del mandatario de Honduras
Renovará las infraestructuras de EE UU a través de más impuestos a las empresas
La fiscal de Manhattan, Audrey Strauss, se mostró satisfecha de la condena a prisión de por vida más 30 años contra el ex congresista hondureño, Juan Antonio Hernández, es decir, el hermano del actual presidente de Honduras, por transportar droga a EE UU, tenencia ilegal de armas y falso testimonio. Una corte de Nueva York declaró culpable a «Tony» Hernández en 2019. Faltaba conocer la pena que se le imponía. La lectura fue pospuesta en varias ocasiones a petición de la defensa del ex diputado hondureño de 42 años. Su hermano mayor y presidente, Juan Orlando Hernández, ha sido calificado por la Justicia estadounidense como «co-conspirador».
El mandatario defendió la inocencia de su hermano y acusó a la Administración para el Control de Drogas (DEA) de faltar a la verdad: «Para toda la familia, la noticia que se espera de Nueva York será dolorosa. ¿Y qué más se puede decir de un juicio en el que el testimonio del principal «cooperador» de los fiscales queda ahora expuesto por las grabaciones secretas de la propia DEA como una mentira?». El mandatario conservador sostiene que existe un registro público de la DEA con entrevistas a varios narcos que desligan a él y a su pariente de las actividades ilícitas.
La corte federal de Manhattan apunta al presidente hondureño en otra causa. Varios testigos han señalado vínculos del presidente con el narcotráfico durante el juicio contra el capo Giovanny Fuentes. La Justicia estadounidense sostiene que el hermano menor del presidente de Honduras «estuvo involucrado en todas las etapas del tráfico de varias toneladas de cocaína a través de Honduras con destino a EE UU». La sentencia ordena confiscar 138,5 millones de dólares de su patrimonio producto de sus negocios de venta de drogas.
Uno de los planes estrella de Donald Trump cuando alcanzó la presidencia en 2016 fue la renovación de las infraestructuras nacionales. Aquel era un proyecto mastodóntico, nunca concretado, que requería del apoyo de los senadores más reacios a subir el techo de gasto federal y que prometía invertir miles de millones en la reparación de una red extremadamente avejentada. Quedó en nada y ahora llega el turno de su sucesor, Joe Biden, para apostar un paquete de más de 2 billones de dólares que incluye grandes inversiones a largo plazo. El objetivo, «revitalizar» los puestos de trabajo del sector manufacturero y competir más directamente con China. Por supuesto para sacarlo adelante necesitará de grandes acuerdos en las cámaras legislativas, fruto de una negociación que en principio puede adivinarse como accidentada. Para financiarlo, la Casa Blanca espera aumentar los impuestos de las gran