Fascismo no, comunismo tampoco
Se lo dijo claro José Luis Rodríguez Zapatero a Iñaki Gabilondo en la recta final de otra campaña: «Nos conviene que haya tensión». Y en eso están ahora Iglesias y el hermano de Iñaki: en tensionar, en estirar la cuerda hasta romperla, en criminalizar a Vox y, de camino, evitar la victoria del PP el martes 4, tildando a ambos de fascistas.
Desahuciado por las encuestas, al de Galapagar le va la vida en estas elecciones. ¿Quién envió las balas? Hay que averiguarlo y castigar a los autores, con total rotundidad. Si en el pasado condenamos los crímenes de la banda terrorista ETA y a sus voceros de Bildu, hoy aliados de Iglesias; si condenamos la violencia de Terra Lliure y a sus blanqueadores indepes, ahora en la ERC coaligada de Sánchez; no podemos por menos que exigir que quienes han enviado las balas sean puestos al descubierto y llevados ante los tribunales, porque en democracia no se puede sembrar odio ni se debe amenazar. Aunque se trate de un esquizofrénico anónimo, como el que mandó la navaja a la ministra Maroto.
Sí, la investigación ha de ser total. Hay que despejar las dudas que existen acerca de cómo el sobre con los proyectiles iba dirigido a Interior y no al domicilio de Iglesias; por qué superó sin problema alguno el escáner de Correos; por qué en la foto del escáner no había 4 proyectiles, sino 7; por qué si el sobre fue «devuelto a su procedencia», como figura en la carátula, acabó luego en el Twitter del podemita. Hay que investigar hasta el final, en efecto, pues hay quienes creen que esta