COVID-19: MÁS ALLÁ DE LAS VACUNAS
ElEl 18 de abril leí una entrevista en la que Emer Cooke, directora ejecutiva de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), explicaba que frente al Covid-19 «no se trata sólo de vacunas», si no que «necesitamos más pruebas y más tratamientos».
Ante esta carencia que comparto, y más allá del remdesivir, la propia EMA hizo pública tres días antes de las declaraciones de Cooke una revisión de un anticuerpo monoclonal de doble acción para el tratamiento de adultos mayores de 40 años y con al menos 40 kilogramos de peso. Es todavía un compuesto en fase de investigación, pero aparentemente esperanzador por la actividad que ha presentado frente a variantes agresivas como las del Reino Unido, Sudáfrica o Brasil.
Otro ejemplo de tratamiento frente al SARS-CoV-2 en proceso, es el fármaco creado a base de exosomas enriquecidos con la proteína CD24 que, según trascendió el 12 de marzo, se está probando con éxito en un centro médico de Tel Aviv.
Y un tercer caso en trámite es la inmunoterapia creada en linfocitos T con memoria de pacientes que han superado la infección con la que, según publicaron los medios el 19 de abril, se están realizando ensayos en fase dos en el Hospital Clínico de Valencia.
Parece, en consecuencia, que la actividad científica impulsada en todo el mundo para desarrollar terapias efectivas y seguras frente a la Covid-19 avanza a buen ritmo y que España, que ya en julio del pasado año superaba el centenar de ensayos clínicos con más de 28.000 personas y de 160 hospitales implicados, está siendo un lugar destacado de ello.
No obstante, desde el sector, especialmente desde el ámbito farmacéutico innovador nacional, se insta a las administraciones a aprovechar el potencial de la industria española tanto para fortalecer todavía más nuestra I+D+i biomédica, como para convertir nuestro país en un «hub» real de producción.
La crisis generada por la pandemia parece «la ocasión» para conseguirlo y el «Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia» contiene claramente los recursos requeridos para hacerlo efectivo. Sin embargo, que se dedique a Sanidad únicamente el 1,49% de los primeros 70.000 millones provenientes de Europa no invita, precisamente, al optimismo… por eso espero que, por el bien de nuestra sanidad y nuestra salud, el Gobierno rectifique y haga, al menos por esta vez, bien las cosas