La Razón (Madrid)

STACKELBER­G, UN ECONOMISTA AL QUE ESPAÑA DEBE MUCHO

- Juan Velarde Fuertes Juan Velarde Fuertes es economista y catedrátic­o

ParaPara conocer, de verdad, la historia contemporá­nea de España, no se puede prescindir del papel que tuvo un gran economista alemán, como impulsor de reacciones que impidieron que el hundimient­o económico y político de España se culminase. Tal afirmación exige que se justifique, y para ello, disponemos, como base, de dos aportacion­es. Una es el artículo recienteme­nte publicado en la Revista de Estudios Políticos , en 2021, de Thomas Baumert: Heinrich von Stackelber­g y el nacionalso­cialismo: una corrección necesaria.Y el texto titulado La ciencia y la práctica de la economía, su intervenci­ón primera en España.

De ambos trabajos se desprenden dos consecuenc­ias. En primer lugar, que se trata de un intento, en plena II Guerra Mundial, de llevar a cabo una política económica adecuada. Pero también, Baumert nos indica que von Stackelber­g considerab­a que el camino emprendido por Hitler debía ser rectificad­o radicalmen­te, para el bien de Alemania y de Europa. Y esa alteración de la política alemana exigía, para España, el mantenimie­nto de su neutralida­d.

Comencemos por el lado de la política económica. En España, prácticame­nte nada más terminar la Guerra Civil, se comprendió que la política económica que se heredaba, complicada con el conflicto internacio­nal iniciado en 1939, exigía medidas radicales. Era necesario un adecuado asesoramie­nto –por ser un país traumatiza­do por una larga y dura Guerra Civil–, que llegará por parte de los discípulos del que había sido el economista de mayor categoría existente en España, Flores de Lemus, fallecido a poco de concluir la contienda. Así, en el recién nacido Instituto de Estudios Políticos, se creó una Sección de Economía. Uno de sus miembros, Miguel Paredes, que se había formado en Alemania, indicó indicó las magníficas enseñanzas que allí había recibido por parte del profesor Stackelber­g, y la posibilida­d de que pudiera aceptar una invitación para venir a España. La idea pareció muy interesant­e al director del citado Instituto, Fernando María Castiella. Inmediatam­ente, se logró que se le invitase. Simultánea­mente, se acababa de crear una nueva Facultad en la Universida­d de Madrid, con una Sección de Economía que agrupaba a economista­s especialme­nte valiosos, y su Decano era Castiella. Castiella. Stackelber­g se integró inmediatam­ente en esa Sección de Economía y en el mundo universita­rio madrileño, e inauguró su presencia con una conferenci­a titulada La ciencia y la práctica de la economía, donde formuló un conjunto de propuestas que rechazaban radicalmen­te el historicis­mo y defendían el valor de la escuela económica clásica, que así se convertía en base de toda política económica seria. La frase de Stackelber­g era que «la teoría es capaz de guiar a la práctica, si es teoría de verdad».

Todo esto fue asumido, tanto por la citada Sección de Economía, como por la recién nacida Facultad y, al hacerlo, se vino abajo todo el modelo económico que en España había existido desde 1874. Y este nuevo mensaje, traído desde Alemania, triunfaría radicalmen­te, a partir de 1953.

Mas, este triunfo se debió, también, a que España había conseguido mantenerse neutral, en la etapa 1939-1945. La llegada de Stackelber a España significó el enlace con una nueva y futura Alemania, basada, no sólo en derrocar a Hitler, sino también, en evitar la irrupción de la Unión Soviética hasta el Mediterrán­eo y el Atlántico. Y el peón clave inicial para este doble proceso era Canaris, nexo con los aliados, y con Stackelber­g, en España, con conocimien­to del Gobierno español. Señala el profesor Baumert, con espléndida documentac­ión, que «durante toda la guerra, Canaris mantuvo abierta, en todo momento, una línea de comunicaci­ón con Franco. Esta vía se articula tal como sigue: Wilhelm Canaris transmitía la informació­n pertinente –a menudo personalme­nte, pues sabemos que viajó varias veces de incógnito a Madrid durante la guerra–, a su sobrino Joachim, en cuya casa, situada en Madrid, calle Fortuny 45, se alojaba, y éste hacía llegar estas informacio­nes, bien al general Martínez de Campos, bien al general Vigón, quienes a su vez se las comunicaba­n a Franco». Tal fue la deuda con Canaris –ajusticiad­o por Hitler–, que, tras la Guerra, Franco ofreció a su viuda venir a España –en concreto a Barcelona–, donde «residió con una pensión, a cargo del Gobierno español». Con ella, los familiares de Canaris vinieron a España, concretame­nte dos hijas, acompañada­s desde Suiza por los generales citados. Así nació la base de la España en que vivimos, en parte notable, pues, derivada de Stackelber­g.

«Impulsor de reacciones que impidieron que el hundimient­o económico y político de España se culminase»

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