Sergio Serrano, oreja y bocanada de aire fresco en Madrid
Una hora más tarde del horario «isidril» habitual volvían los toros a Madrid. Después de año y medio sin poder dar señales de vida y con un festival por el 2 de mayo como única imagen de esperanza, la primera plaza del mundo reabría sus puertas ante los ojos de la Presidenta de la Comunidad de Madrid.
Mitad y mitad fue el encierro de Victorino Martín, así se confirmó en el quinto. El mejor cárdeno de la tarde le tocaría a Sergio Serrano en su tercera actuación como matador en la Monumental. Inspirado dominó por bajo a un toro con clase que sería ovacionado en el arrastre. Como es habitual en este encaste, el animal humilló pero también tuvo fuerza, recorrido y fondo, llegando a protagonizar tres tandas consecutivas en las que Serrano le exprimió para garantizarse el triunfo. Una estocada tendida y de efecto muy tardío le haría perder un segundo trofeo que parte del público sí le pidió. En su primer oponente, como sus compañeros, pocas opciones tuvo, fue un animal muy complicado que le comprometió con una embestida nada franca.
Escribano, después de un primero que no se dejó ni un pase, volvió a arrodillarse antes de la salida de su oponente y mostró su repertorio con los palos. Pero tras el lucimientotocaría remangarse con un cuarto que no regaló nada, robándole una tanda de derechazos larguísimos, bordándolo con un temple exquisito. A pesar de una estacada trasera, la oreja fue de mérito. A Fortes le tocaría un lote imposible, de nula movilidad y condiciones que no le sirvió para recuperar las orejas que otras veces le quitó el palco.