«Con la Covid perdí el olfato y desde entonces mi sistema nervioso está colapsado»
El cuerpo de Borja Rivera cree que sigue contagiado del SARS-CoV-2. Lleva ya nueve meses dando positivo en anticuerpos IGM
«NOS ESTÁN LLEGANDO PACIENTES SIN OLFATO DESDE MARZO DE 2020, CUANDO DEBERÍAN SER DERIVADOS AL MES» «CUANDO PENSÉ QUE ME HABÍA RECUPERADO, EMPECÉ A TENER ‘‘FANTOSMIAS’’ Y AHORA DISTORSIONO OLORES»
La nueva variante que acecha la estabilización de la pandemia –la india, ahora denominada Delta– no parece dejar secuelas en el olfato. Sin embargo, el resto sí, y aunque en principio se pensaba que resultaba algo excepcional que un paciente pudiera estar meses con anosmia (no oler) o parosmia (percibir los olores de forma distorsionada), es un problema que sufren numerosos contagiados. En algunos casos, los médicos no encuentran una razón plausible.
Es el caso de Borja Rivera. Se contagió del SARS-CoV-2 entre finales de marzo y principios de abril de 2020. Fue prácticamente asintomático, salvo porque perdió el olfato y el gusto totalmente durante una semana.
«Lo recuperé al 100% en diez días», recuerda. Pero en el mes de agosto, cuando pensaba que ya se había sobrepuesto de la Covid-19, «empecé a tener ‘‘fantosmias’’, alucinaciones olfativas que para mí eran absolutamente reales. Si salía corriendo pensando que se estaba quemando la cocina...», recuerda.
A continuación, Borja sufrió una degeneración brutal del sentido del olfato que le dura hasta ahora: «Tengo parosmia, que no es que no huela, sino que mi percepción del olor está distorsionada. Es un calvario. Para que te hagas una idea llevo nueve meses en los que la fruta y la verdura me huelen fatal, es como si abrieses un cubo de basura comunitario que lleva tres días cerrado al sol, pero claro uno no puede dejar de comer estos productos, así que pongo kétchup en todo para tapar los olores», cuenta Borja, que ha engordado ya ocho kilos y «eso que hago entre dos y tres horas de deporte al día».
Además, se da la circunstancia de que Borja se dedica al tema de la restauración, es director de marketing del Grupo La Ancha. «Estoy todo el día rodeado de grandes chefs y no puedo probar nada».
Es una pesadilla, que también está afectando a su vida personal: «Llevo ocho meses sin salir porque no puedo estar a menos de un metro y medio de una botella de vino por el olor». Tampoco soporta «como huele el gel ni el champús y lavarme los dientes me resulta infernal. Es como meterme lentejas podridas en la boca».
Y por si no fuera ya suficiente, el cuadro médico se le ha ido complicando. «Ahora tengo dislexia, me cuesta horrores escribir bien, eso hace que tarde el doble cada vez que redacto algo, lo que afecta a mi trabajo. Y cuando salgo de la ducha y me voy a secar hay partes de mi cuerpo que me duelen, es como si estuviera quemado. También me ha salido disfagia, dificultad para tragar, pero leve», detalla.
Borja no puede más. Pero sabe que le queda aún un largo recorrido por delante. Los médicos piensan que es porque «el virus me ha colapsado el sistema nervioso y este manda señales equivocadas al cerebro». Y es que produce anticuerpos «IGM elevadísimos desde hace nueve meses. Y ya me han hecho al menos 15 test. Es como si mi cuerpo siguiera pensando que tengo Covid-19, como si estuviera en bucle,
y eso al parecer puede estar afectando al sistema nervioso».
Le han hecho infinidad de pruebas médicas: escáneres, electroencefalogramas, le han medido los marcadores tumorales... y nada. «No tengo lesión neuronal aparente, lo que es muy bueno, pero los médicos no encuentran una razón clara que haga que esté así. Sé que hay muchas personas que están peor que yo, pero esta es mi historia. Es una putada. Y no soy el único. No somos ni uno ni dos con parosmia desde hace un año».
Hace sólo 14 días le hicieron un Pet Tac, y según los resultados, los médicos decidirán qué hacer. «Ya me han dicho la posibilidad de ponerme un chute de corticoides durante tres semanas para ver si puede ser que tenga algo de inflamación, y que tengo que empezar lo antes posible con aromaterapia, porque cuanto más tiempo estás así, peores probabilidades tienes de recuperar el olfato de inicio».
«El 45% de los pacientes que han perdido el olfato lo recupera a los 14 días. El protocolo establece que si una persona está así durante 30 días tiene que ser derivada al especialista. Pero me están llegando pacientes que tienen pérdida de olfato o parosmia desde marzo por falta de información y falta de unidades de olfato en los hospitales. Cuanto más tarde se trata, más afecta al enfermo, a su calidad de vida», explica la doctora Adriana Izquierdo, vocal de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-CCC).
AROMATERAPIA
«Nos están llegando pacientes que tras 14 meses empiezan a oler de forma distorsionada. Tienen miedo a olvidarse de los olores. Los tratamientos dependen de cada persona, de si tiene o no otra afectación», precisa la doctora Izquierdo, que recuerda que esta reacción, según un estudio multicéntrico realizado en 15 hospitales españoles, demostró que las alteraciones de olfato y gusto provocadas por la Covid19 son más frecuentes en pacientes «menores de 60 años y no hospitalizados y que, además, se recuperan más tarde de ello que los ingresados».
Pero, ¿cómo se reeduca al celebro a oler? «Lo hacemos mediante un kit de aromas y aceites esenciales. Pero la rehabilitación olfatoria requiere seis meses mínimo de tratamiento», añade la doctora Izquierdo.
Existen diversos kits de aromas, como los maletines que se usan para hacerse sumiller, pero con otros olores. «Cuando olemos hay sustancias que, a través de las neuronas llegan al cerebro, a la memoria de los olores, que retiene más de 12.000 tipos. Con la Covid-19 hay pacientes que se olvidan de ellos. Y a través de estos kits, como el que ha sacado ahora Marnys, el paciente va reaprendiendo a oler. Basta con impregnar las tiras con las esencias y oler diez minutos por la mañana, descansando dos minutos y medio entre cada aroma, y diez minutos por la noche», explica el doctor Luis Gutiérrez Serantes. El especialista será el que le indicará cuál es el idóneo. Ahora bien, se tenga o no un kit de aromas en casa, esto no quita ir al especialista. De hecho, resulta esencial que un médico, además de hacerle el diagnóstico, revise cómo evoluciona.