Soldadito español
QuéQué bien nos los pasamos cuando desfilan los soldados en el desfile de las Fuerzas Armadas o cuando aparecen para sofocar las consecuencias de una desdicha. He ahí a los defensores de la Patria envueltos en aplausos como si fueran los últimos héroes con los que uno se puede topar por la calle junto a los policías y los guardias civiles. Al cabo, en contra de lo que pensaba, cuando pensaba distinto, Pedro Sánchez, el ministerio de Defensa vale para algo que nada tiene que ver con el pacifismo de margaritas de hojalata y panfletos de balas de fogueo. El Gobierno se jacta de descongelar el sueldo de los militares después de 16 años. Vaya. Serán cosas del calentamiento global. Esos héroes, un soldado raso, cobra algo más de 1.000 euros brutos mensuales, y no hay quien defienda una subida salarial pareja a la responsabilidad que tienen y al papel que representan. Nadie hace ruido, como con otras causas injustas, como las kellys o las subidas del alquiler, que llegan al blando corazón de un pueblo al que no le gusta hacerse la cama. La nómina militar está muy por debajo de los países de nuestro entorno pero a quién le importa. Pasear erguido con un arma nos sale casi gratis mientras crece la demagogia sobre si tenemos que estar junto a la OTAN o nos defendemos a pedradas desde el peñón de Perejil. Una abrumadora mayoría de los españoles, según la encuentra publicada ayer en este periódico, valoran muy positivamente a las Fuerzas Armadas y un 71% cree que a sus miembros se les debe subir el sueldo. ¿Y? Dará muchos más votos el bono basura cultural que las migajas que le toquen a un marinero a no ser que se apunte a un casting para el perfume ambiguo de JeanPaul Gaultier. Acabaremos tomando mercenarios como en tiempos del imperio que se quiere olvidar. La industria de Defensa, como recordó el profesor Velarde en estas páginas, nos reporta casi 4.000 millones de euros. Un poco de calderilla por caridad. Pónganse firmes y apelen a Yolanda Díaz. Si cualquiera merece un salario mínimo, qué correspondería a un soldado. Desagradecidos. Rompan filas.