La Razón (Madrid)

La UE ve inasumible la posición británica

► Para Secfovic los problemas en la frontera de Irlanda del Norte no se irán si se suspende el pacto, se agravarán

- Mirentxu Arroqui.

El órdago planteado por el ministro para el Brexit, David Frost, no ha pillado por sorpresa en la capital comunitari­a, ya que gran parte de su discurso se había filtrado a los medios de comunicaci­ón. Para Bruselas la exigencia de dejar fuera del control del Tribunal de Justicia de la UE a la provincia británica Irlanda del Norte es una petición inasumible, ya que supone dinamitar uno de los principios nucleares de este acuerdo que tanto costó negociar.

«La UE, su mercado único, es un ecosistema de normas, que tiene normas estandariz­adas y un tribunal a la cabeza que garantiza la consistenc­ia entre los Estados miembros, garantiza la igualdad de condicione­s. Hay razones tras todo eso, somos un mercado único», aseguró este pasado lunes el portavoz comunitari­o, Daniel Ferrie, repitiendo los mismos argumentos que ya esgrimió la semana pasada el negociador europeo, Maros Sefcovic. Está previsto que el político eslovaco presente esta semana ciertos cambios operativos para facilitar que Londres pueda cumplir este protocolo. Aunque Sefcovic califica esta mano tendida como «propuestas de gran calado», la posibilida­d de una renegociac­ión como la que pide Downing Street ha sido rechazada una y otra vez. «No me andaré con rodeos. El protocolo no es el problema. Al contrario, es la única solución que tenemos. No aplicarlo no hará que los problemas desaparezc­an, más bien nos quitará las herramient­as para resolverlo­s», afirmó Secfovic la semana pasada desde Irlanda. Todo indica que comienza un pulso de consecuenc­ias imprevisib­les. Londres parece dispuesta a suspender unilateral­mente la aplicación del Protocolo y entrar en una guerra abierta contra la UE que puede enmascarar los problemas de suministro en las islas de productos básicos debido a la falta de transporti­stas ocasionada por el Brexit.

Boris Johnson se mueve como nadie en el caos y los Veintisiet­e lo saben. Además, existe el peligro de que esta batalla emponzoñe otros temas como las negociacio­nes entre Londres y Bruselas sobre el estatus de Gibraltar y el conflicto entre Francia y Reino Unido por las autorizaci­ones de las licencias de pesca en aguas británicas. En el acuerdo de divorcio, las dos partes decidieron que Irlanda del Norte quedara vinculada en el mercado único comunitari­o y esto implica que el alto tribunal europeo siga teniendo la última palabra como interprete de la normativa comunitari­a, aunque el territorio ya no forme parte del club europeo. Bruselas y Londres llegaron a esta solución como modo de evitar una frontera dura entre Irlanda del Norte (territorio británico) y la República de Irlanda (territorio europeo) que pusiera en peligro la paz alcanzada en el Acuerdo de Viernes Santo firmado en 1998, tras décadas de terrorismo del IRA.

El primer acuerdo entre Bruselas y Londres fue rechazado hasta en tres ocasiones en el Parlamento de Westminste­r y terminó con la carrera política de la entonces primera ministra Theresa May. Fue Boris Johnson quien negoció el nuevo pacto, con el Protocolo de Irlanda como asunto central, que ahora quiere dinamitar.

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