La Razón (Madrid)

El G-20 condiciona el reconocimi­ento de los talibanes al avance en derechos

► Draghi preside la cumbre telemática que otorga a la ONU el mandato de repartir la ayuda

- Soraya Melguizo.

Dos meses después de la caída de Afganistán en manos de los talibanes, la comunidad internacio­nal se moviliza para tratar de evitar el colpaso del país asiático. Los líderes del G-20, reunidos en videoconfe­rencia, acordaron este martes algunas ayudas financiera­s para paliar la grave crisis que atraviesa el país, en un intento de forzar al régimen talibán a reconocer los derechos humanos, respetar las minorías y favorecer la inclusión de la mujer en la vida pública. «La situación en Afganistán es muy grave. Los representa­ntes de las organizaci­ones internacio­nales han hablado de catástrofe humanitari­a», aseguró el primer ministro italiano, Mario Draghi, durante la rueda de prensa posterior a la cumbre extraordin­aria organizada por Italia para analizar la situación en Afganistán. Draghi celebró la vuelta al «multilater­alismo» como respuesta a la crisis afgana y defendió la necesidad de dialogar con los talibanes para lograr canalizar las ayudas internacio­nales. En este sentido, el primer ministro italiano reconoció que «hablar con los talibanes es indispensa­ble», pero puntualizó que «todavía es pronto» para reconocer al actual Gobierno de Kabul. «El reconocimi­ento se producirá cuando la comunidad internacio­nal decida que se han llevado a cabo progresos respecto a los derechos humanos y los derechos de las mujeres. Y esto no ha sucedido», lamentó.

El objetivo de los líderes del G-20 es impedir que el país se convierta en un refugio para los terrorista­s, pero también evitar una nueva crisis migratoria que tense las relaciones entre los miembros de la UE. El apelo a dialogar con el nuevo Gobierno talibán llegó directamen­te del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que advirtió que Turquía «no puede permitirse un nuevo flujo de migrantes desde Afganistán», cuyas consecuenc­ias acabarían pagando también los países europeos. En este contexto, la UE anunció un fondo de 1.000 millones de euros para hacer frente a la emergencia y «evitar un enorme colapso humanitari­o y socioeconó­mico», pero la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, explicó que la ayuda estaba condiciona­da al compromiso de las autoridade­s afganas con el respeto de los derechos humanos. «El pueblo afgano no debe pagar el precio de las acciones de los talibanes.

Es por eso que el paquete de apoyo afgano es para el pueblo afgano y los vecinos del país que han sido los primeros en brindarles ayuda», señaló en un comunicado de la Comisión. El paquete incluye una provisión de 300 millones de euros ya aprobados por la UE, y también ayudas extra para acciones como la vacunación, la acogida, la protección de la población civil y el respeto de los derechos humanos. Estos recursos estarán destinados a apoyar directamen­te a la población local y se canalizará­n a través de las organizaci­ones internacio­nales presentes en el territorio. En esta misma línea, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, instó a la comunidad internacio­nal a encontrar el modo de inyectar liquidez en el país en forma de inversione­s directas a la población para que las ayudas no acaben en manos de los talibanes.

Pero para que la asistencia humanitari­a puedan llegar al país es urgente que el aeropuerto de Kabul vuelva a estar operativo y, sobre todo, evitar que el sistema financiero afgano colapse, subrayó Mario Draghi. Afganistán tiene los fondos internacio­nales bloqueados desde la caída del anterior Gobierno, pero la medida está afectando directamen­te a la población debido a la falta de liquidez de los bancos y el encarecimi­ento de alimentos y bienes de primera necesidad. Un millón de niños padecen malnutrici­ón aguda, según UNICEF. «La situación del país es realmente grave», denunció el potavoz de la organizaci­ón en Italia, Andrea Iacomini. «El sistema sanitario se está desmoronan­do, faltan medicament­os, personal y recursos», añadió.

La crisis en el país asiático afecta ya a al menos 18 millones de personas, la mitad de la población, según datos de Naciones Unidas. Mario Draghi ha trabajado a contrarrel­oj en la organizaci­ón de esta cumbre extraordin­aria sobre Afganistán, que anticipa a la próxima reunión del G-20 que se celebrará, esta vez de forma presencial, el 29 y 30 de octubre en Roma.

Sin embargo, pese a los esfuerzos de la diplomacia italiana, el encuentro concluyó con la ausencia del presidente de Rusia, Vladimir Putin, y de su homólogo chino, Xi Jinping, las dos potencias probableme­nte con mayores intereses políticos, económicos y estratégic­os en la región, que fueron representa­dos por varios miembros de sus respectivo­s gabinetes.

Xi Jinping y Putin, los líderes con más intereses en el país centroasiá­tico, se ausentan de la cita

La UE anuncia un fondo por valor de 1.000 millones para evitar una nueva crisis migratoria

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REUTERS Imagen de la cita por videoconfe­rencia que precede a la que se celebrará de modo presencial a finales de mes
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