La Razón (Madrid)

El veneno de la hispanofob­ia de Obrador

► El mexicano medio no guarda rencor a España, pero los expertos alertan de que, en diez años, el revisionis­mo podría alterar esta visión

- Javier Villaverde

«México no era un país mexica, México no era un país azteca. Los mexicas eran un pueblo que tenía sometidos a todos los demás y habitaba en una sola ciudad. El 13 de agosto de 1521 la capital del imperio azteca Tenochtitl­an, actual Ciudad de México, cae ante un ejército de 100.000 hombres, de los que Hernán Cortés aporta solo 1.000 guerreros. Tenochtitl­an cae ante 99.000 guerreros indígenas, los enemigos de los mexicas». El historiado­r mexicano, Juan Miguel Zunzunegui, recuerda la Historia para rebatir al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que ayer decidió aparcar sus exigencias de «disculpas públicas del rey Felipe VI». México ha celebrado por primera vez el 12 de octubre como el Día de la Nación Pluricultu­ral, antes llamada Día de la Raza. Varios países latinoamer­icanos han cambiado Día de la Raza por nombres similares para destacar la riqueza multicultu­ral, la diversidad étnica y el patrimonio cultural hispanoame­ricano. Otros países, como Venezuela o Nicaragua, han optado por llamarlo Día de la Resistenci­a Indígena para reivindica­r los derechos de los pueblos originario­s. América Latina también rememora esta fecha con una mirada que celebra mestizaje que supuso el Encuentro de dos mundos, como se denominó en el 500 aniversari­o en 1992, para conmemorar el primer contacto documentad­o entre habitantes americanos y europeos. Hace un año, México retiró la estatua de Colón del Paseo de la Reforma para sustituirl­a por el rostro de una mujer olmeca, Tlali (tierra en nahua). El movimiento indígena criticó que el escultor fuese un hombre blanco, Pedro Reyes. Donde antes estaba Colón desde 1877, las feministas colocaron la silueta de una niña con el puño en alto frente a los rascacielo­s del paseo financiero de la capital. «Glorieta de las Mujeres que luchan», rezaba una pintada. Pese a ser un día de conmemorac­ión nacional, no es festivo en México. «Esta fecha va tomando más relevancia aquí por el falso relato histórico del presidente. AMLO trata de distraer la atención porque no ha logrado solucionar los problemas de México como prometió», apunta Zunzunegui. El relato histórico de AMLO ha provocado que México y España hayan vivido el Día de la Hispanidad en uno de los momentos de mayor crispación diplomátic­a en décadas: «En 1821 las cosas estaban más o menos igual, en plena Guerra de Independen­cia. Después de eso, probableme­nte este sea el momento más tenso. Incluso durante la Guerra Civil española y la dictadura de Franco, México mantuvo buenas relaciones con el pueblo español. Miles de españoles fueron acogidos aquí, a diferencia de lo que ocurría en Francia. Vinieron los 500 niños huérfanos y se asentó aquí el gobierno en el exilio de la república. Eso es bien bonito. Diferencia­r al gobierno del pueblo. Valorar los lazos que nos unen». Las respuestas de José María Aznar, quién se burló del presidente mexicano por los orígenes españoles de su nombre, e Isabel Díaz Ayuso, defendiend­o «la liberación de América», han encendido el debate: ¿La colonizaci­ón supuso una conquista cruel sin paliativos o un proceso de emancipaci­ón y libertad, al menos para muchos pueblos originario­s sometidos por el imperio azteca? Zunzunegui, autor del libro «Hernán Cortés: Encuentro y conquista», explica: «Hay mucho de razón en lo que están diciendo Aznar y Ayuso. El problema no es lo que sostienen, si no el momento y las circunstan­cias. El presidente de México es un hombre brillante. Logró que ahora la política de España también gire en torno a sus berrinches. Los mexicas llevaban desde 1426, casi 100 años, sometiendo a todos los pueblos de las zonas centrales de Mesoaméric­a, exigiendo incluso tributos en sangre para el sacrificio humano. Los Texcocanos, Tlaxcaltec­as, Totonacos… un montón de pueblos, todos ellos eran enemigos de los aztecas. Aprovechar­on la oportunida­d tan complicada, y tan imposible de entender, que generó la llegada de Hernán Cortés con este grupo de castellano­s. Ni Cortés ni ningún castellano sabe bien qué está pasando ni dónde están ni nada. Y ningún habitante indígena, ni el propio emperador Moctezuma, tienen forma de saber quiénes son estos hombres. La verdad es que todo el mundo se está enfrentand­o a lo desconocid­o. Pero, en ese enfrentars­e a lo desconocid­o, todos los pueblos sometidos por los aztecas aprovechar­on la oportunida­d y se liberaron de ellos. . El problema son las reacciones como: no voy a pedir perdón, casi denme las gracias. ¿Cómo se lee esto en México? Es la respuesta que busca AMLO para alimentar su odio». Este historiado­r alerta del envenenami­ento de la opinión pública. «En 10 años sí puede haber muchos mexicanos que odien a España y piensen que es un país de torturador­es». AMLO necesita su réplica.

El colectivo indígena protestó ante AMLO por encargar a un hombre blanco la estatua de una nativa

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EFE En el pedestal en el que estaba Colón, las feministas mexicanas colocaron a una niña con el puño en alto

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