Mucho más que amigos
HayHay veces que no nos damos cuenta de que nuestra media naranja está delante de nosotros. O sí, pero damos muchas vueltas hasta que no podemos ocultarlo más. Esta es la historia de Rosario que comenzó hace más de una década –a pesar de haber conectado con Juan desde el primer momento–. Por redes sociales eran mucho más valientes que cara a cara cuando se juntaban en El Molar. Ella vivía en Madrid, aunque en la sierra pasaba el verano y los fines de semana. El pueblo era su refugio y fuente de nuevas amistades. La que estaba forjando con Juan era de esas que duran toda la vida, hasta que un día él se declaró. Rosario, honesta, le dijo que aún quería conocer a más gente, que era demasiado bueno y seguramente le haría daño en el futuro. Pese a todo, siguieron siendo amigos, necesitaban tenerse cerca. Siempre estaban ahí el uno para el otro. Un año después, él comenzó con otra chica y aunque Rosario se moría de celos por dentro, siguió fiel a su idea inicial. Comenzó con otro chico, con el que se estaba dando una segunda oportunidad, pero ahí sí que no pudo más y afloró la verdad. Rosario dejó a este novio porque se dio cuenta de que quería a su amigo. Entonces, decidió ser clara y contárselo a Juan, a quien se declaró en medio de una discoteca del pueblo. No recibió la respuesta soñada, sino un «llevo diciéndote esto muchos años, y siempre me has rechazado y yo, ahora, tengo pareja». Un chasco. Hasta que por fin, en 2014, él dejó a su novia porque, no podía fingir más, estaba enamorado de Rosario hasta los huesos. Y desde entonces hasta ahora. Ella tiene claro con quién quiere vivir y pasar el resto de sus días. «Que nos conozcamos tanto y seamos tan amigos es la clave de que hoy sigamos juntos».