La Razón (Madrid)

Gobierno, nación y Estado

- Enrique López

IgualIgual que nada justifica la conculcaci­ón de derechos fundamenta­les en una democracia, nada justifica las mentiras ni las acusacione­s sin pruebas contra los servicios de seguridad del Estado. El victimismo­delosindep­endentista­scatalanes,alque se ha sumado Podemos, que el PSOE ha convertido en un partido de Gobierno, es inaceptabl­e, especialme­nte cuando se señala al Centro Nacional de Inteligenc­ia, olvidando deliberada­mente que sus acciones están sujetas a control judicial. No podemos ni debemos saber si el CNI pudo intercepta­r o no las llamadas de las que habló un portal de internet canadiense conocido por sus simpatías hacia el mundo independen­tista catalán. Sin embargo, a nadie le debería resultar raro que un juez hubiese dado alguna orden en este sentidoent­ornoalosgr­aveshechos­quepusiero­n en peligro nuestra democracia y sobre los que el Tribunal Supremo se ha pronunciad­o con una extraordin­aria claridad. Para decirlo de forma sencilla: a quienes presuntame­nte puede que se lescontrol­asenlascom­unicacione­sesaperson­as que habían dado un golpe de Estado y que aseguraban de manera pública y notoria que volverían a hacerlo. El debate abierto, aparte de las lágrimas de cocodrilo que se están utilizando como pegamento de un independen­tismo decrecient­eydividido,debeservir­paraquequi­enes más responsabi­lidad tienen dejen claro que en España contamos con una justicia independie­nte, con cuerpos de seguridad profesiona­les y con instrument­os de defensa del Estado con capacidad para anular la acción subversiva de sus enemigos. Algo que en España sólo parece tener claro el Partido Popular, que es quien lidera la oposicióny­representa­laúnicaalt­ernativaal­sanchismo. El Gobierno, al menos la parte socialista que lo lidera, respecto a las supuestas intercepta­cionesdeco­municacion­es,estásosten­iendouna postura correcta, que debemos celebrar, e incluso apoyar, pero por la que no podemos lanzar las

España necesita un poder ejecutivo que defienda la nación y apoye al Estado

campana sal vuelo. De hecho, hemos de recordar que han sido precisamen­te los golpistas quienes más se han beneficiad­o de la debilidad de Sánchez, como tozudament­e nos recuerda aquel intercambi­o de presos por presupuest­os, a través de los famosos indultos al «procés». Ese y no otro es el auténtico quid de la cuestión: defender al Estado y a sus servidores, comenzando por la Justicia y siguiendo por las estructura­s que garantiza n la seguridad pública. Algo que este Gobierno no siempre ha hecho, como demuestran, además de los indultos citados, la política penitencia­ria a la carta que se ha diseñado como contrapres­tación a los votos de Bildu-Batasuna. Una servidumbr­e tan interioriz­ada que ha llevado al PSOE, esta misma semana, a votar inicialmen­te contra un informe del Parlamento Europeo en el que se solicitaba a España que agotase todas las vías jurídicas para reconocer los asesinatos de ETA como crímenes de lesa humanidad, de manera que no puedan prescribir ni someterse a amnistías encubierta­s. Es verdad que luego votaron a favor, pero para entonces ya les habían vuelto a helar el corazón a las víctimas, que son quienes encarnan la memoria cívica de nuestra democracia. Los hechos son más sagrados que cualquier opinión, lo dijo hace cien años Prestwich Scott en The Guardian. Y son ellos los que han puesto esta semana de manifiesto que España necesita un poder ejecutivo que defienda la nación y apoye al Estado. Y eso significa, antes que nada, y por encima de todo, que los españoles tienen que contar con un Gobierno que, si el Estado vigila a sus enemigos, no pacte bajo ningún concepto con ellos. Sánchez fue Presidente gracia sauna moción de censura y persiste en una permanente moción de censura al estado, todo con tal de resistir unos meses.

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