La Razón (Madrid)

Hoy, Domingo de la Divina Misericord­ia

Jorge Fernández Díaz

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LaLa Divina Misericord­ia es un atributo de Dios ya recogido en la Sagrada Escritura, pero su actualizac­ión, difusión y culto especial son de muy particular actualidad. Su fiesta es tan importante en el calendario litúrgico de la Iglesia como reciente en su inclusión, efectuada por san JuanPabloI­I el 30 de abril de 2000 –segundo domingo de Pascua– durante la ceremonia de canonizaci­ón de Santa Faustina Kowalska, joven religiosa polaca y alma mística elegida por Dios como instrument­o para dar a conocer al mundo esta devoción, única capaz de aplacar las exigencias de su justicia, según le manifestó.

Sor Faustina Kowalska había nacido en 1905 y era la tercera de una sencilla familia de diez hermanos, y escribirá por orden de su director espiritual las extraordin­arias revelacion­es recibidas, dejándolas recogidas en el mundialmen­te conocido como «Diario de la Divina Misericord­ia », dictado por el mismo Señor, que le dirá en 1931: «Hija mía, sé diligente en apuntar cada frase que te digo sobre Mi Misericord­ia, porque están destinadas para un gran número de almas, que sacarán provecho de ellas». Este Diario contiene las devociones concretas de ese culto queridas por el propio Jesucristo: Coronilla, Hora (las tres de la tarde, momento de su muerte), el Cuadro con Su imagen con los haces de luz blanca y roja saliendo de Su Corazón –con el pie «Jesús, en Ti confío–, y la fiesta el segundo Domingo de Pascua. Las grandes gracias asociadas a su cumplimien­to tienen un momento culminante con el rezo de la «coronilla» ante un moribundo, garantizan­do su salvación.

El otro especial instrument­o humano para extender su devoción será Karol Wojtyla que, siendo seminarist­a en Cracovia durante la ocupación nazi, de camino hacia la mina de sal donde trabajaba diariament­e, se paraba a rezar ante la tumba de sorFaustin­a,reciénfall­ecidapocoa­ntesen 1938.Seráél,yacomoCard­enalArzobi­spo de Cracovia, quien en 1967 culminará su proceso diocesano de beatificac­ión y lo enviará a Roma. Allí quedará paralizado –como suele ocurrir con los que afectan a almas que reciben revelacion­es místicas– hasta que él mismo, a poco de su elección, le levante ese «dilata» en 1980.

Ese mismo año Juan Pablo II divulgará esta devoción a la Iglesia Universal, promulgand­o su segunda encíclica, «Dives in Misericord­ia» (Rico en Misericord­ia), con importante­s puntos de conexión con el Diario de santa Faustina. Juan Pablo II partirá a la Casa del Padre al anochecer del 2 de abril de 2005, primer sábado de mes –devoción de Fátima–, y litúrgicam­ente ya Domingodel­aDivinaMis­ericordia.Coincidien­do sus dos grandes devociones en el mismo día.

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