La Razón (Madrid)

El pequeño Napoleón que desguazó el bipartidis­mo

- Pedro G. Poyatos. MADRID

El impaciente reformista se ha convertido en un tecnócrata experto en gestionar crisis

Decía François Mitterrand que «él sería el último de los grandes presidente­s de la República francesa». «Después de mí, todos serán contables y financiero­s», se lamentaba la «esfinge socialista». Puede que vaticinara la llegada al Elíseo de Emmanuel Macron (Amiens, 1977), que se convirtió en 2017 en el jefe de Estado más joven de la V República. Sin embargo, el presidente es mucho más que un financiero aunque se hiciera rico en la banca de inversione­s Rothschild. Nacido en una ciudad de provincias al norte de París, Macron, «Manu» para sus amigos, sobresalía desde niño. Como pianista precoz ganó varios premios y en el colegio jesuita de La Providence destacaba con luz propia entre impaciente y carismátic­o entre sus compañeros con esa imagen de «golden boy» de ojos azules y las ambiciones de un nuevo Napoleón. El gran choque de trenes en casa llegó a los 15 años, cuando conoció a su profesora de teatro, Brigitte Trogneux, casada con un banquero y madre de tres hijos. Ella tenía 39 años y él solo 15, pero nació un amor inquebrant­able que sobrevivió a las críticas familiares y al paso del tiempo. «Volveré y me casaré con usted», cuentan que prometió el joven «Manu» a su profesora antes de marcharse a París a cursar el último año de bachillera­to. Y cumplió su palabra: a los 18 años, ambos retomaron su relación. En la capital francesa, Macron conquistó la soñada libertad e inició su meteórica carrera académica: Filosofía, Sciences Po, Escuela Nacional de la Administra­ción (ENA, fábrica de los líderes políticos y empresaria­les franceses) y, con 25 años, ingresó en la Inspección General de Hacienda (IGF). A partir de aquí comienza su fulgurante carrera en los círculos de poder de Francia.

Asesor y luego ministro del socialista François Hollande, Macron traicionó a su padrino político para emprender su carrera presidenci­al en 2016. Con su promesa de reformar Francia tras años de parálisis, llega al Elíseo en 2017 cabalgando sobre el descontent­o con el viejo bipartidis­mo.

Quien a los 39 años se convirtió en el presidente más joven de Francia ya no se presenta como un reformista impaciente, sino como un tecnócrata eficaz para afrontar las crisis que aguarda el futuro. «Habrá más crisis» y cuando lleguen los franceses «ya tendrán una cierta idea de la forma en que voy a actuar», asegura.

Tachado de «presidente de los ricos» y detestado por su arrogancia y talante altivo, suscita más opiniones negativas que positivas entre los franceses (58% frente a 42%). Sin embargo, en una de las paradojas de la polarizada política francesa, todo apunta a que será reelegido, precisamen­te, gracias a los votos de quienes le detestan.

 ?? EFE ??
EFE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain