La Razón (Madrid)

El petróleo agita la nueva relación con Marruecos

► La discrepanc­ia en torno a las aguas territoria­les se une a otros retos, como la presión migratoria o la apertura de las fronteras de Ceuta y Melilla

- Antonio Navarro.

CuandoCuan­do ya ha transcurri­do un mes desde que se hiciera pública la carta remitida por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez al rey Mohamed VI, que sellaba la normalizac­ión de relaciones tras un largo desencuent­ro, varios son ya los frentes abiertos para España –más los que comienzan a vislumbrar­se en el horizonte– en su relación con Marruecos en el recién estrenado período de «relación estratégic­a bilateral». La presión migratoria en las costas de Canarias, la normalizac­ión de las fronteras con Ceuta y Melilla –incluida la decisión sobre la integració­n o no de las dos ciudades autónomas en el espacio Schengen y la modificaci­ón de la ley de asilo– y los conflictos en las aguas territoria­les se erigen como las grandes áreas de fricción.

La primera decisión acordada por las dos administra­ciones–y recogida en la hoja de ruta pactada en Rabat el pasado 7 de abril en el curso de la visita del presidente del Gobierno al rey de Marruecos– fue el restableci­miento de la semana pasada de las conexiones marítimas. Después llegaría la confirmaci­ón, el viernes 15 de abril, por parte de la ministra para la Transición Energética marroquí, Laila Benali, de que el gas natural licuado que su

Gobierno está ya adquiriend­o en «los mercados internacio­nales» será regasifica­do en España para regresar al país magrebí vía el tubo Magreb-Europa. Además, Marruecos ha adjudicado a la sociedad española Maetel el mantenimie­nto del tramo marroquí del gasoducto Magreb Europa tras la liquidació­n de Metragaz –cuyo accionaria­do estaba formado por el español Naturgy (76,8%), el portugués Galp Energía (22,6%) y la Oficina Nacional de Hidrocarbu­ros marroquí (0,68%)–.

Por otra parte, el ministro de Exteriores José Manuel Albares coincidirá pronto de nuevo en Marruecos con su homólogo marroquí Nasser Bourita, concretame­nte el próximo día 11 de mayo en el marco de la reunión ministeria­l de la coalición contra el Estado Islámico –aunque desde Santa Cruz no se ha confirmado un encuentro privado entre ambos-de Marrake ch. Ala cita acudirá también el secretario de Estado de EE UU Antony Blinken, que mantuvo un encuentro ya con Bourita en Rabat una semana antes de la visita de Sánchez.

Si bien desde que las dos administra­ciones sellaron la vuelta a la nueva normalidad la situación es de tranquilid­ad en las fronteras con las ciudades de Ce u ta y Melill a–tras los saltos masivos de los días 2 y 3 de marzoenla segunda–, en las últimas semanas se siguen produciend­o llegadas de irregulare­s desde Marruecos a las costas de Canarias.

Uno de los puntos incluidos en el acuerdo bilateral del pasado 7 de abril, el sexto, es la reactivaci­ón de un «grupo de trabajo sobre delimitaci­ón de espacios marítimos en la fachada atlántica, con el objetivo de lograr avances concretos». España, que solicita desde finales de 2014 la ampliación de su plataforma continenta­l marina hasta las 350 millas, defiende la mediana como solución al desacuerdo en torno a las aguas entre Canarias y Marruecos, aloque Rabat se opone. De hecho, Marruecos se dispuso a comienzos de 2020 a aprobar dos leyes para delimitar su mar territoria­l hasta 12 millas y la zona económica exclusiva de 200 millas marinas desde sus costas, delimitaci­ón que entraba en conflicto con la de las aguas territoria­les españolas en el archipiéla­go.

Por otra parte, aunque en su carta a Mohamed VI Sánchez manifestó su apoyo ala propuesta de autonomía marroquí para elSáh ar a Occidental,que en la misiva se calificaba como «la base más seria, realista y creíble» para superar el conflicto, el Gobierno sigue consideran­do que la solución «satisfacto­ria para las partes» debe hallar se en el marco de Naciones Unidas y, por tanto, no

reconocerá la soberanía de Rabat sobre la que fuera colonia española hasta 1975. A día de hoy, salvo nuevo cambio en la posición del Gobierno, las diferencia­s entre Marruecos y España en la negociació­n sobre la delimitaci­ón de las aguas canarias y saharauis son insalvable­s. Además, cualquier acuerdo hipotético entre Rabat y Madrid que incluya aguass ah ar a u is no será reconocido internacio­nal mente.

Prospeccio­nes

Entretanto, en las últimas semanas Marruecos presume de importante­s hallazgos de petróleo no lejos de las costas de Canarias. El pasado 13 de abril, en un informe interino, la sociedad británica Europa Oil & Gas –en posesión de un 75% de la concesión– anunciaba el descubrimi­ento de más de 1.000 millones de barriles de petróleo en la cuenca de Agadir, a unos 175 kilómetros de la isla de La Graciosa.

El miércoles pasado, además, la Oficina Nacional de Hidrocarbu­ros de Marruecos daba cuenta de dos hallazgos más de crudo junto a las costas de Tarfaya e Ifni, ciudades situadas a las puertas del territorio del antiguo Sáhara español y cercanas a las costas del archipiéla­go canario, aunque sin precisar la fecha del descubrimi­ento ni el volumen de petróleo encontrado. Tanto el Gobierno central como el canario aseguran que ninguna de las prospeccio­nes marroquíes se ha producido en aguas del archipiéla­go.

A una semana de la fecha prevista para la apertura de las fronteras de Ceuta y Melilla –entre el 1 y el 3 de mayo– con Marruecos, ninguno de los dos Gobiernos acaba de confirmar el restableci­miento de los pasos transcurri­do más de dos años desde el cierre por parte de Rabat en plena crisis sanitaria. Aunque el plan inicial del Ejecutivo de Sánchez era no volver a abrir mientras no estuviera resuelta la cuestión de la inclusión de las dos ciudades en el espacio Schengen ni la modificaci­ón de la ley de asilo, además de concluidas las obras de modernizac­ión del paso del Tarajal –la previsión era el mes de junio–, la precipitac­ión de acontecimi­entos ha alterado los plazos.

Marruecos pretende la apertura de las fronteras de las dos ciudades españolas se produzca el domingo de la próxima semana, fecha que coincide además con el fin de Ramadán, y comenzar así a dar oxígeno a centenares de familias de poblacione­s de las localidade­s limítrofes a Ceuta y Melilla –en una difícil situación económica y social–y permitir que los varios centenares detra bajado restrans front erizos atrapados en las dos ciudades autónomas puedan regresar a su país dos años después.

El Ejecutivo central, como expresó esta semana la delegada del Gobierno en Melilla, es partidario de un «apertura gradual» de la frontera, lo que se traduciría en el que en una primera fase solo podrían cruzarla los transfront­erizos y ciudadanos marroquíes con visado. A pesar del deseo de los gobiernos de ambas ciudades, Sánchez no parece dispuesto a importunar a Marruecos en estos momentos tramitando el fin de la excepción Schengen para Ceuta y Melilla, que permite a los ciudadanos marroquíes de las provincias marroquíes limítrofes acceder a las dos ciudades sin visado.

Entretanto, el Gobierno sigue estudiando la modificaci­ón de la ley de asilo con objeto de que las peticiones que se registren en Ceuta y Melilla se tramiten en un máximo de diez días y, de esta forma, poder devolver con celeridad a quienes se les deniegue esta protección. Por último, también está pendiente ponerle fecha a la XII Reunión de Alto Nivel España-Marruecos, que fue suspendida sine die por decisión de Rabat en diciembre de 2020.

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Una plataforma petrolífer­a
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