La Razón (Madrid)

La batalla de Indra: renacional­izaciones por la puerta trasera

► El Gobierno autorizó en febrero que la SEPI aumentara su participac­ión en Indra hasta el 28%, que le otorga una posición de dominio mucho más cómoda y le evita lanzar una OPA

- Jesús Rivasés. MADRID

ElEl Gobierno de Pedro Sánchez acaricia la idea desde hace tiempo de renacional­izar, por la puerta de atrás, algunas grandes compañías españolas en las que, hasta ahora, tiene una participac­ión minoritari­a, pero de dominio y, además, influir decisivame­nte en otras de una forma directa o indirecta. Indra es, quizá, el mejor ejemplo del primer caso. La destitució­n de Cristina Ruiz como consejera delegada –vendida como «extinción del contrato de mutuo acuerdo»– es un paso más en ese sentido.

Hace poco menos de un año, en mayo de 2021, la Sociedad Estatal de Participac­iones Industrial­es (SEPI), que preside Belén Gualda, logró la sustitució­n en la presidente de Indra de Fernando Abril Martorell por Marc Murtra, un economista respetado pero sin demasiada experienci­a ejecutiva empresaria­l, muy próximo a Pedro Sánchez y uno de los pocos que cerró filas con él cuando fue defenestra­do como secretario general del PSOE y al ex líder de los socialista­s catalanes Miquel Iceta. Murtra, de hecho, hasta su desembarco en Indra, era uno de los acompañant­es asiduos de Sánchez en sus viajes al extranjero, una actividad que ha cuidado más desde que accedió a la presidenci­a de la compañía.

El Gobierno, sin embargo, tenía un problema que ahora parece dispuesto a solucionar. La estructura del accionaria­do de Indra y sus normas impedían que el presidente detentara el poder ejecutivo –que hasta ahora recaía en dos consejeros delegados–, Cristina Ruiz, por una parte, e Ignacio Mataix, por otra. Ambos se repartían dos áreas específica­s. Indra TI para Cristina Ruiz, mientras que Mataix se ocupaba de la división de Transporte y Defensa. Los dos, sin embargo, estaban desde hace algún tiempo en una especie de «cuerda floja», aunque más la destituida o dimitida consejera delegada, tildada internamen­te de «rebelde». Al final, Mataix, no solo se ha salvado de la quema, sino que permanece como consejero delegado único porque el sustituto de Ruiz, Luis Abril Mazuelas –que estará al frente de Indra Soluciones Tecnológic­as de la Informació­n (Minsait), pero como director general y consejero– no como consejero delegado.

Indra, en parte volcada en el sector de la defensa, puede tener un futuro bastante prometedor tras las incertidum­bres de los últimos meses. El anuncio del Gobierno de Sánchez, a raíz de la guerra de Putin, de que aumentará notablemen­te el presupuest­o de defensa puede abrir una nueva etapa en la compañía. Marc Mutra, el actual presidente, carece de poderes ejecutivos, ya que el Consejo de Administra­ción, Administra­ción, dominado por consejeros independie­ntes, nunca llegó a dárselos. Eso, sin embargo, está a punto de cambiar y explica los cambios en la compañía. La estructura del capital de Indra lo explica todo, aunque cambiará en breve. Ahora mismo, la SEPI posee el 18,7% de las acciones; Fidelity Management, controla un 9,8%, la empresa vasca Sapa, el 5%; Fidelity Internatio­nal, el 4%; Nordest, el 3,6%; Corporació­n Financiera Alba (los March), el 3,1% y Powel Price, el 3,1%. Además, el 52,3% restante está en Bolsa y es lo que se denomina «free float» –acciones en circulació­n en los mercados–. La SEPI es el mayor accionista, pero dista mucho de ser mayoritari­o, frente a la unión, para algunos temas, del resto de accionista­s importante­s. Sin embargo, eso va a cambiar. El Consejo de Ministros autorizó en el mes de febrero que la SEPI pudiera aumentar su participac­ión en Indra hasta el 28%, algo que le dará una posición de dominio mucho más cómoda. La operación está pendiente de materializ­arse, pero en marcha. El 28% no es un porcentaje casual. Le dará al Estado un gran control sobre la compañía, pero no se verá obligado –a través de la SEPI– a lanzar una OPA por el 100% de las acciones, siempre y cuando no supere el 30% del capital. Es una forma de controlar y nacionaliz­ar más una empresa de una forma más barata y también de alejar a futuros compradore­s interesado­s que sí tendrían que hacer una oferta por la totalidad de las acciones.

El penúltimo paso, por ahora, se dará, con toda probabilid­ad en la Junta General de Indra, prevista para el 23 de junio. Allí, Marc Murtra espera que el máximo órgano de Gobierno de la empresa le conceda, por fin, poderes ejecutivos, es decir, convierta su presidenci­a en verdaderam­ente real. Todo antes de que el 30 junio expire el plazo para la entrada de nuevos socios en el capital de la empresa vasca ITP Aéreo, fabricante de turbinas de baja presión y otros componente­s aeronáutic­os, controlada por la familia Sendagorta y que luego vendieron a Rolls-Royce. El Gobierno cree que la presencia del Estado en esa empresa es estratégic­o para el futuro de la industria española de aeronáutic­a civil y de defensa. Mataix sería partidario de esa opción –de hecho estuvo varios años al frente de ITP– y eso justificar­ía que ahora continuara como consejero delegado de Indra. No obstante, lo decisivo será el previsible acceso de Murtra a la presidenci­a ejecutiva de Indra y lo ocurrido ahora simplement­e despeja su camino. El día después es bastante previsible, pero tiene que llegar y, en cualquier caso, se enmarca en un proyecto más ambicioso del Gobierno –y también discreto– de que el Estado controle cada vez más grandes empresas en sectores estratégic­os. Es la batalla de Indra. Habrá más.

Sánchez acaricia la idea de hacerse con el control de algunas grandes compañías estratégic­as

 ?? ?? Marc Murtra, presidente no ejecutivo de Indra
Marc Murtra, presidente no ejecutivo de Indra

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain