«El rayo no hizo contacto, si no estaríamos muertos»
► Gerard Descarrega, doble campeón paralímpico de atletismo, cuenta su aventura subiendo el Monte Kenia. Es el primer ciego que lo logra
«AA«AA los 18 años ya fue cuando perdí la visión del todo», explica Gerard Descarrega. «La enfermedad se llama retinosis pigmentaria. Es degenerativa. Vas perdiendo el campo visual, la agudeza, hasta que te quedas a oscuras... Yo veo un poquito de luz, pero no distingo las formas ni nada y... Bueno, esa es mi característica», añade.
La llegada de la oscuridad trajo, de alguna manera, la luz.
«Me ha dado la vida que tengo, dedicarme al deporte profesional, poder hacer los proyectos que hago... Si viera a lo mejor no me hubiera dado por hacer estas cosas», piensa el atleta. Porque Gerard es atleta. Y no uno cualquiera: es doble campeón de 400 metros en los Juegos Paralímpicos. Logró el oro en Río 2016 y lo defendió con éxito en Tokio el pasado verano, junto a su guía Guille. Este año han anulado el Mundial y se han quedado sin gran objetivo. Van a intentar batir el récord del mundo. Al fondo está París 2024...
Su carrera como atleta es lo principal, pero los «proyectos» de los que habla van más allá. Uno de ellos se llama « Deportes a Ciegas», y le ha llevado a subir un 3.000 (el Aneto), luego un 4.000 (el Mont Blanc) y a finales de marzo un 5.000, el Monte Kenia. Es la primera persona ciega que lo consigue. «Organizamos un trekking con familiares y amigos para poder compartir la experiencia, y luego la escalada [la parte final, una pared] la hicimos con Xisco López y Òscar Cadiach, que son los del proyecto, y con Felix Berg, un montañista alemán que ha abierto por allí muchas vías de escalada y que es el dueño de la agencia con la que fuimos», explica. Para arriba todo fue bien, sólo con el problema de la dureza, pero en la bajada se añadió una tormenta: «Es una zona muy expuesta, una arista, y no había nada alrededor, entonces las únicas tomas de tierra éramos nosotros y de repente Felix pegó un grito, se levantó como un palmo del suelo, tiró la mochila. Está claro que el rayo no hizo contacto con él, si no estaríamos todos muertos, pero le dio un apéndice, y ahí hubo un momento de tensión porque teníamos que bajar, no había nada, ahí sólo hay roca y estás tú moviéndote con las mochilas mochilas en las que todos tenemos material metálico, además. Fue un momento de estos en los que te planteas un poco las cosas, pero sobrevivimos. Una experiencia de montaña, también es lo que vamos buscando, la naturaleza es así de potente», rememora.
La aventura también tiene una parte solidaria, porque quieren donar material. «En Kenia, en África en general, hay muchas personas con discapacidad visual y vivir en Nairobi es una locura si eres ciego. Apenas tienen ayudas», asegura Descarrega. Este año tiene pensado subir también un 6.000 en Perú, el siguiente paso es un 7.000 y el gran desafío, un 8.000, la altura mítica, pero esto último ya después de los Juegos de París.
La montaña siempre está presente, porque ahí Gerard siente «paz». «Como que te limpia. A lo mejor al ser un sitio tan inhóspito para una persona ciega, por eso me llama la atención. Desde pequeñito siempre me ha servido como vía de desconexión, siempre he sido feliz en la montaña, en la naturaleza, respirar aire puro, los olores, y poner el cuerpo al límite: si tienes frío, debes andar ‘‘x’’ horas hasta llegar a un sitio al que te puedas calentar», reconoce.
En una sociedad donde prima lo visual, afirma que la montaña nos «permite volver a lo que somos». «Y estar viviendo el día a día, que en la sociedad actual es muy difícil y yo me incluyo, que estamos todo el día con el teléfono, con historias, y ni disfrutamos, los días pasan como churros», reflexiona. «Allí me siento realizado. Me vuelve loco. Pero lo pasamos muy mal, ¡eh! Porque en la montaña se pasan putas, no tenemos comodidades. No estás en el sofá de casa, pero luego bajas y valoras más estar en el sofá. Además, tú te puedes comprar algo y lo cambias por lo nuevo, pero estas experiencias se quedan para siempre», concluye.
La montaña nos hace volver a lo que somos, te limpia, pero se pasan putas, te pone el cuerpo al límite» Gerard Descarrega