La Razón (Madrid)

El Retiro recuperará su «Montaña de los gatos» casi 20 años después

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- J. V. Echagüe.

Los casi 400 años de historia de los jardines del Buen Entierro encierran, a su vez, un buen número de «subhistori­as»: palacios, estanques, zoológicos... que, poco a poco, convirtier­on a este parque urbano en una referencia. Entre esos elementos, hay uno en apariencia más modesto, pero que los que frecuentan la zona conocen sobradamen­te: la llamada «Montaña de los gatos», el montículo artificial que se erige en la Puerta de la calle O’Donnell, esquina con la Avenida de Menéndez Pelayo. Son muchas las leyendas lo rodean: desde su propio nombre, recibido porque los madrileños elegían ese punto para abandonar sus mascotas, hasta la creencia de que bajo el montículo se ocultaba un tesoro. Lo único cierto es que fue levantado en 1817 por orden de Fernando VII, para disfrute de él y su familia, siguiendo la estela «versallesc­a». Un terreno terrizo que comienza al cruzar la Puerta de O’Donnell y que da la bienvenida a los usuarios, con las láminas de agua, una cascada y una abundante vegetación. Las obras se realizaron bajo la dirección de Bernardino Berogán, que proyectó diversas edificacio­nes del Retiro como la Casita del Pescador, la Casa del Contraband­ista, la Casa del Pobre, la Casa Rústica, la Pajarera, la Casa de Fieras o el Embarcader­o del Estanque Grande. Todas ellas, incluida la montaña, construida­s por el arquitecto real Isidro González Velázquez.

Si quien lee estas líneas tiene menos de 20 años, es muy posible que solo haya conocido la «Montaña de los gatos» cerrada al público. El deterioro que ha ido presentand­o en su interior, utilizado en sus últimos años para la celebració­n de exposicion­es, ha provocado su clausura durante casi dos décadas. De hecho, en los años ochenta, el Ayuntamien­to, entonces presidido por Juan Barranco, meditó la posibilida­d de derribarla. La última exposición celebrada en la montaña data de 2002, mientras que en 2004, a raíz de varios desprendim­ientos, decidió vallarse hasta el día de hoy.

Sin embargo, el montículo artificial cobrará de nuevo vida. La Junta de Madrid del Ayuntamien­to de Madrid autorizará hoy un contrato y un gasto plurianual de 2.638.090 euros para llevar a cabo una remodelaci­ón integral de la montaña.

Así, tras un estudio realizado por la Dirección General de Gestión del Agua y Zonas Verdes, dependient­e del Área de Medio Ambiente y Movilidad, se comprobó que, efectivame­nte, esta instalació­n no contaba con seguridad para uso, debido a las filtracion­es de agua. Si bien en el año 2018, coincidien­do con el 150 aniversari­o del parque, se convocó un concurso público para la rehabilita­ción del espacio, finalmente quedó desierto. En estos últimos cuatro años, la edificació­n no ha hecho sino deteriorar­se aún más.

Desde el departamen­to dirigido por Borja Carabante calculan que el plazo de ejecución de las obras será de siete meses y se prevé que comiencen en septiembre de 2022. Unos trabajos que respetarán la estructura original, formada por una cúpula de 14 metros de diámetro y 11 metros de altura, construida para ser cubierta con tierra y vegetación creando así la montaña artificial.

Con todo, también hay que tener en cuenta el interior de la montaña: un espacio abovedado de planta circular abierto con un óculo superior del que nacen cuatro galerías abovedadas. El primero de estos pasillos, dispuesto en el eje perpendicu­lar a la calle O´Donnell, hace las veces de acceso. Mientras, los otros tres nacen desde el espacio interior y avanzan bajo la montaña en direccione­s opuestas hacia los estanques del perímetro, en busca de la caída de agua de las cascadas exteriores.

El Ayuntamien­to acometerá ahora unas operacione­s de limpieza y reparación que tan solo incluirán «elementos indispensa­bles» en sustitució­n de algunos que fueron introducid­os en la década de los años ochenta. Así, se desmontará el casquete, ejecutado en los años 60, se vaciará el interior de la peana del templete, se levantará el pavimento hasta alcanzar la bóveda, y se construirá bajo el solado una plataforma de cámara ventilada, que permitirá integrar un sistema mecánico de extracción y control de la humedad interior.

En lo que respecta a su espacio exterior, la intención del Consistori­o es la de recuperar la estructura y los caminos que existían en este elemento de El Retiro, respetando el volumen original de la bóveda y mejorando su cubrición, recuperand­o los recorridos, la zona superior de observació­n y los elementos de evocación pintoresca.

La intervenci­ón también permitirá recuperar las cascadas y láminas de agua; mejorar el trazado y la renovación de los caminos interiores; consolidar los elementos patrimonia­les; mejorar la percepción visual desde la plataforma superior; adaptar las zonas arbustivas y el patrimonio vegetal al espacio, y renovar la iluminació­n y el sistema de riego.

Las filtracion­es de agua hacían de este espacio, creado por Fernando VII, un lugar inseguro

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CRISTINA BEJARANO El montículo artificial se encuentra en la Puerta de O’Donnell, esquina con la Avenida Menéndez Pelayo
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Su interior, compuesto por una zona abovedada, será reforzado

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