La Razón (Madrid)

El hombre que soñó «El Padrino»

- Víctor Fernández

FueFue el hombre que llevó a Hollywood hacia la modernidad, la persona adecuada para que la meca del cine se adaptara a los nuevos tiempos, especialme­nte en momentos en los que la televisión cogía fuerza, demasiada fuerza en Estados Unidos, Robert Evans tuvo la ambición para que el viejo Hollywood no se quedara en un esplendor de cartón piedra sino que pudiera tener fuerza para contar nuevas historias de la mano de creadores por aquel entonces no muy conocidos por el gran público.

Gracias al fino olfato de Evans tenemos clásicos modernos del calibre de «El Padrino», «Chinatown», «La semilla del diablo» o «Marathon Man». Aunque para tener éxito también es necesario tener a tus espaldas algunos fracasos, en este caso en taquilla, y a Evans le pasó con «Acosada», «Popeye» o «Cotton Club». A él mismo no le importó contarlo todo, con sus luces y sus sombras, con algún asesinato extraño y con todo tipo de adicciones, en un estupendo libro de memorias titulado «The Kid Stays in the Picture», sorprenden­temente inédito en nuestro país, y que dio pie a un documental estrenado aquí como «El chico que conquistó Hollywood».

Sin Evans es muy probable que hoy no tuviéramos «El Padrino». Se arriesgó a que un desconocid­o Francis Ford Coppola se pusiera detrás de la cámara y convirtier­a en obra de arte lo que debía ser en un principio la fácil adaptación de una novela barata firmada por Mario Puzo. Pese a las peleas con Coppola sobre el reparto, la iluminació­n iluminació­n o la música –Evans odiaba la célebre partitura de Nino Rota– la epopeya de Michael Corleone se estrenó tal y como la imaginó el realizador.

Algo de todo eso se percibe en los objetos y los documentos que estos días se ofrecen en una subasta con el legado de Robert Evans. Se celebra en Los Ángeles, en Julien’s Auction, y en ella podemos encontrar desde las cubertería­s o las alfombras que había en su hogar a camisas o corbatas que alguna vez lució.

Probableme­nte a los cinéfilos lo que más les interese sean los documentos personales, como una copia del guion que realizó Truman Capote, por encargo de Evans, para la adaptación de «El gran Gatsby» y que finalmente fue rechazado. También hay una serie de retratos fotográfic­os del hombre que levantó Paramount firmados por Helmut Newton, además de la copia personal que Evans tenía de guiones de películas como «Chinatown» o «Popeye».

Igualmente fascinante­s son las cartas recibidas por el productor, como una escrita por un Coppola que intenta solucionar las discrepanc­ias existentes entre ellos: «Después de leer un par de artículos sobre ti, me di cuenta de que estás más enojado conmigo de lo que pensaba. No somos buenos amigos, pero pensé que éramos amigos. Así que, por favor, si yo te he ofendido, te pido disculpas». En otra carta a subasta, Mario Puzo se hace eco de las tensiones entre Evans y Coppola, algo que no salta a la vista en las fotografía­s de la fiesta de presentaci­ón de «El Padrino» donde todo son risas porque, ya saben, al fin y al cabo solo son negocios, que diría Vito Corleone.

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JULIEN’S AUCTIONS
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Imágenes de la fiesta de presentaci­ón de «El Padrino», con Robert Evans, micrófono en mano, como estrella

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