Una isla en Recoletos
LaLa de la Cité, en París, es una isla en mitad de la ciudad. No sólo a nivel administrativo sino geográfico. En mitad del Sena y conectada por hasta ocho puentes con «el continente». Un lugar en el que, a pesar de las hordas de turistas que acuden a ver de cerca el estado en el que se encuentra Notre Dame o maravillarse con la SainteChapelle, es posible abstraerse del ruido y la intensidad de la ciudad. En Madrid, en donde es verdad que no hay playa, la primavera al menos nos concede el disfrute de tener nuestra propia isla. No es geográfica ni está rodeada de agua como la francesa. Pero merece la pena darse una vuelta hasta ella, en el Paseo de Recoletos, y sumergirse en seco a través de páginas con solera, pero también en el arte de grabados, periódicos y publicaciones antiguas. Desplegada hasta el día 16, ha regresado la Feria de Primavera del Libro Antiguo y de Ocasión, considerada la mejor de España en este terreno. Lo ha hecho más accidentada de lo que hubiera sido deseable por los desperfectos ocasionados durante la reciente celebración liguera del Real Madrid, imaginamos que perpetrados por un pequeño grupo de vándalos con una complicada relación con la cultura. Hasta 37 librerías, 26 de ellas madrileñas, sacan a la calle sus joyas bibliográficas, sus incunables y sus ediciones más raras. En este mes en el que todo parece volver a lo que éramos en 2019, del Dos de Mayo a la Pradera de San Isidro, que ya calienta, los habituales de Moyano y de las librerías de viejo también han tenido su particular primavera gracias a esta isla atenazada entre nueve carriles de coches, motos y autobuses. Quizá no sea el lugar mejor para el postureo en Instagram. Sí el sitio en el que encontrar esos «artilugios maravillosos» que, como acertadamente destacan sus organizadores, «permiten vivir otras vidas, viajar a lugares extraordinarios, adquirir conocimientos, ser mejores personas...y, por si fuera poco, se llevan a cualquier sitio sin problemas de cobertura».