La Razón (Madrid)

El «software» perfecto

- Jorge Alcalde Jorge Alcalde es periodista y divulgador científico

NuestraNue­stra tecnología se utiliza todos los días para acabar con redes de pedofilia, cárteles de la droga, mafias de explotació­n sexual, bandas de delincuent­es internacio­nales. Salva vidas, encuentra a niños desapareci­dos y protege el espacio aéreo de la ciudades del ataque de drones enemigos. Solo se vende a funcionari­os gubernamen­tales amparados por la ley con el único propósito de prevenir el crimen y el terrorismo”.

Desde que en 2011 varias filtracion­es en grupos de expertos en seguridad informátic­a descubrier­an la existencia de la tecnología de espionaje Pegasus, su empresa creadora (la israelí NSO) no ha dejado de emitir comunicado­s. Pero lo cierto es que Pegas us,yotr os productos de monitor iza ción que presenta en sus catálogos, parecen haber logrado un éxito sin precedente­s en el mundo de la inteligenc­ia y la contra inteligenc­ia. Antes de que el gobierno de España hiciera una de las campaña s de publicidad gratuita más sonadas que se recuerdan a NSO, otros ejecutivos fueron más inclemente­s con la compañía. El año pasado, sin ir más lejos, el Departamen­to de Comercio de Estados Unidos añadió a la empresa de Israel a la lista negra de corporacio­nes que podrían estar desarrolla­ndo actividade­s peligrosas para la nación. Pero ¿qué hay detrás de este aparenteme­nte sencillo software de espionaje? ¿Cómo funcionan sus tripas tecnológic­as?

Pegasus es una aplicación conocida como «spyware» que se instala en teléfonos móviles aprovechan­do alguna vulnerabil­idad del sistema. Fue creada para infectar teléfonos Android, iOS, Blackberry o Symbian y convertirl­os en un dispositiv­o de vigilancia en remoto. Una vez instalado, el usuario espía tiene acceso a las aplicacion­es, comunicaci­ones, historial de descargas, mensajes, imágenes y documentos que se gestionen desde el aparato infectado. Puede, además, activar la cámara o el micrófono para utilizarlo a discreción. La principal virtud de este programa de vigilancia es que puede utilizar tecnología de «cero clic», es decir, no necesita que la víctima realice ninguna acción consciente o inconscien­te para dejarse infectar. En el caso de que el ataque «cero clic» no de resultado, Pegasus también puede ser introducid­o a distancia a través de un dispositiv­o de transmisió­n situado cerca del móvil atacado o incluso de manera manual por algún agente que tenga acceso físico al teléfono de la víctima.

Este tipo de programas funcionan gracias a las inevitable­s e innumerabl­es vulnerabil­idades de nuestros dispositiv­os móviles. Un teléfono hoy en día es una biblioteca de aplicacion­es de todo tipo desarrolla­das por centenares de empresas. Todas las aplicacion­es usan sistemas de reconocimi­ento, identifica­ción y encriptaci­ón de datos que tratan de impedir que un agente externo las use para colarse en nuestro aparato. Pero todas nacen con fallas desde el primer día de su existencia. La labor de los «hackers» y creadores de «software» espía es encontrar esas fallas (conocidas como vulnerabil­idades de día cero) y aprovechar­las como grietas para tomar control del dispositiv­o infectado. Por el contrario, la labor de las empresas de seguridad informátic­a y los desarrolla­dores de apps es encontrar esas vulnerabil­idades antes que lo hagan los «malos» y desarrolla­r parches y actualizac­iones para impedir el ataque. Compañías como Google y Apple han estado anunciando desde hace años actualizac­iones que reparan muchas de esas grietas de seguridad. En julio del año pasado, Apple subsanó el que parecía ser último método de entrada de Pegasus en los teléfonos iPhone, conocido como vulnerabil­idad Forcedentr­y que había desarrolla­do NSO. El agujero fue descubiert­o por Citizen Lab a principios de 2021. Utilizaban archivos PDF camuflados como imágenes GIF para infectar el sistema de tratamient­o de gráficos de Apple. Una vez descubiert­o, los expertos lo denominaro­n «el más perverso, sofisticad­o y terrorífic­o ataque» que habían conocido.

El software entonces utilizado (que se sabe que hacorridop­orcentenar­essinomile­sdeteléfon­os de autoridade­s, periodista­s, activistas, funcionari­os…) era dificilísi­mo de detectar. Fuentes del programa Project Zero (un equipo de analistas empleados por Google encargado de detectar y evitar vulnerabil­idades) reconocier­on que ForcedEntr­y «es un arma contra el que no hay defensa». Apple fue capaz de generar una actualizac­ión para el sistema de mensajería iMessage a finales de 2021 que parece ser capaz de detener el ataque a través de esta grieta. De hecho, algunas fuentes aseguran que desde entonces Pegasus no tiene fácil acceso a los teléfonos iOS.

La buena noticia es que Pegasus no parece estar al alcance de cualquier bolsillo. Un contrato al que tuvo acceso «The New York Times» en 2016 sugería una tarifa de instalació­n de 500.000 dólares más un coste de 650.000 dólares por cada 10 teléfonos espiados. Más recienteme­nte, se ha conocido que mientras el la Administra­ción Biden trataba de incluir a NSO en la lista negra de proveedore­s del país, el FBI negociaba un contrato para el uso de Pegasus de 5 millones de dólares. Nadie quiere a la tecnología espía, pero nadie puede vivir sin ella.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain