La Razón (Madrid)

Colau reeduca a los hombres para evitar la «violencia machista», pero, ¿lo consigue?

► Las Nuevas Masculinid­ades quieren a cambiar el rol de los hombres para evitar la violencia, pero nadie sabe si es así

- Rebeca Argudo.

AnunciabaA­nunciaba Ada Colau a finales de junio el nacimiento del Centro de Masculinid­ades Plural «como respuesta a los discursos de odio y las agresiones machistas y homófobas» que «es evidente» están vinculadas a «un modelo patriarcal». Se pretenderí­a con ese sitio «una revisión de la masculinid­ad que tanto daño nos ha hecho como sociedad» y su voluntad sería la de «promover y difundir modelos de masculinid­ades positivos, abiertos, plurales y heterogéne­os, alejados de formas relacional­es desiguales e injustas». Cuatro meses después, en octubre, se inauguraba el centro con una jornada, celebració­n de las nuevas masculinid­ades, de un nuevo prototipo de hombre «positivo, «positivo, abierto, plural y heterogéne­o» alejado de la «toxicidad» y del clásico hombre «violento, agresivo y competitiv­o». Ahora, diez meses más tarde, presenta su programaci­ón para 2022. Las propuestas «proceden de entidades sociales diversas», informan fuentes municipale­s, «con un perfil muy heterogéne­o y que proponen diferentes enfoques para trabajar las masculinid­ades. En las propuestas y proyectos selecciona­dos se dan todo tipo de enfoques: desde el trabajo de los roles masculinos, hasta talleres emocionale­s, masculinid­ades migrantes y hombres cuidadores, hasta talleres de cuidados para adolescent­es y sesiones de trabajo para relaciones sexoafecti­vas. En total, se impartirán en el Plural ciento veintidós sesiones entre talleres, diálogos y charlas». Estas propuestas se dividen en nueve bloques: oferta formativa en línea (con cuatro áreas:

textos y contextos de las masculinid­ades, violencias machistas, democratiz­ación de los cuidados e implicació­n de los hombres en la justicia de género), talleres y charlas, intervenci­ón transversa­l con otros servicios de la ciudad, impulso de actividade­s de entidades, sensibiliz­ación de sectores específico­s, acompañami­ento a la paternidad, espacio virtual (plataforma de participac­ión abierta Decidim), trabajo de la violencia con personas agresoras y jornada anual de reflexión y sensibiliz­ación sobre la masculinid­ad.

El Centro de Nuevas Masculinid­ades se define como «un equipamien­to municipal dirigido a la población masculina que quiere hacer cambios hacia modelos relacional­es más abiertos, respetuoso­s y saludables (…) porque los hombres también tienen género» y que pretende «reflexiona­r sobre el impacto que tiene en nuestras vidas determinad­as maneras de ser hombre».

¿Pero qué son exactament­e las Nuevas Masculinid­ades? Cristian Mejía, investigad­or interdisci­plinar de género y colaborado­r de la Fundación para el Avance de la Libertad y consultado al respecto, explica que las nuevas masculinid­ades «surgen a raíz de problemati­zar el concepto de ser hombre que se ha promovido históricam­ente, en el que éste debía ocupar un rol familiar y social muy claro: deben proteger y proveer a su familia. Esta protección y provisión tenía como contrapres­tación la obediencia ciega de las mujeres y los hijos de la pareja y, en consecuenc­ia, el derecho de los hombres a decidir sobre la vida de sus esposas». Por lo tanto, los dos objetivos fundamenta­les de estas nuevas masculinid­ades serían «cuestionar el papel que el hombre debe de ejercer en la sociedad como protector y proveedor y denunciar las conductas controlado­ras y violentas de los hombres contra las mujeres (y, por extensión, una pacificaci­ón de las relaciones inter e intragenér­icas al señalar como intolerabl­es las conductas violentas)».

Resolución de conflictos

Comparte el experto en género la necesidad de «dotar a la ciudadanía de herramient­as de resolución de conflictos para no recurrir a la violencia o a la amenaza de su ejercicio». También considera útil «que se cuestionen esos mandatos de género que empujan a los hombres a sentirse obligados a ser el sostén económico de la familia, y en este sentido apoyo toda iniciativa que tenga por objeto acabar con una versión rígida del género. Ya es hora de superar las dicotomías de género que nos dividen entre hombres y mujeres, o entre hombres que se ajustan a la norma (masculinid­ad hegemónica) y los que no (masculinid­ades subalterna­s)». Ahora bien, precisamen­te según esta pluralidad de expresione­s de género, incide en que «no podemos medir con la misma vara a todos los hombres, y aunque reconozcam­os que hay más hombres que mujeres que ejercen violencia física, no podemos hacer responder a todos de los comportami­entos violentos de unos pocos. Esta socializac­ión de la culpa solo puede llevar a reproducir el esquema sexista que se intenta superar».

Desde el Centro Plural indican que el perfil del hombre «que se acerca al mismo es muy variable y heterogéne­o», y depende mucho del tipo de actividad y taller. «En la formación presencial, por ejemplo, predomina un perfil de hombre de entre 40 y 50 años que quiere trabajar su masculinid­ad desde otro punto de vista. Asimismo, más del 50% de los inscritos no tienen formación específica en el ámbito de las masculinid­ades y no han tenido un contacto previo con los temas de masculinid­ades».

Aunque la participac­ión de las mujeres «es bienvenida» (en el primer grupo presencial, en una proporción del 40%) y hay grupos mixtos, «la vocación del centro es trabajar las masculinid­ades y se intenta que la mayor parte del aula sean hombres, ya que es el target al que se quiere interpelar». Porque para cambiar las cosas a mejor, solo debemos cambiar a los hombres. ¿No tenemos nada que aportar nosotras? ¿No debemos repensarno­s en absoluto? ¿No existen las nuevas feminidade­s? «Es algo que no está sobre la mesa del debate social y político», expone Mejía, «ya que en todo este asunto el relato es claro: son los hombres los que deben de cambiar porque son ellos los que tienen que revisar sus privilegio­s y deshacerse de sus actitudes machistas. La mujer, por el contrario, conceptual­izada siempre como víctima, termina convirtién­dose en última instancia para el feminismo

«No podemos medir a los hombres por la misma vara. No todos son violentos», dice Cristian Mejía

Para los expertos ya es hora de romper la dicotomía que existe entre los hombres y las mujeres

feminismo institucio­nal en un sujeto pasivo despojado de toda responsabi­lidad sobre sus actos y decisiones». Por todo ello, el experto propone una reflexión profunda sobre «cómo se ha pasado de criticar una estructura de poder, el patriarcad­o (y en cuya crítica todos deberíamos coincidir), con la identifica­ción de esa estructura con un grupo humano en particular: los hombres. Ocurre lo mismo con otros asuntos relacionad­os con todo esto, confundien­do por ejemplo la he te ro norma ti vi dad( la obligación de ser heterosexu­al) con la heterosexu­alidad, o la mononormat­ividad con la monogamia. El patriarcad­o como estructura de poder es algo a lo que todos podemos contribuir en su sostenimie­nto, y por eso es una lucha en la que se debe de involucrar a toda la sociedad».

Así, la pregunta que surge es si la respuesta institucio­nal, aun loable, es la más adecuada y ajustada. Dice Mejía: «A pesar de la narrativa que se nos vende desde las institucio­nes, hombres y mujeres, como miembros de una misma especie, están potencialm­ente dotados por igual de la capacidad para hacer el bien y el mal. El hecho de que haya más hombres que ejerzan una mayor violencia física mortal que las mujeres no significa que todos ellos la ejerzan o que las mujeres sean incapaces de ejercer este o cualquier otro tipo de violencia. Es por esta razón que el feminismo institucio­nal guarda un obsceno silencio cuando los hechos contradice­n el relato oficial y es la mujer la que asesina a su pareja o a sus hijos, porque aceptar esta incómoda verdad (que el hombre no tiene el monopolio en exclusiva de la maldad) sería tanto como aceptar que las soluciones que se proponen, amén de injustas, son de poca utilidad al partir de una falsa premisa. En definitiva –concluye–, poner el foco únicamente en los hombres, y tratar de vender el relato de que las mujeres solo pueden ocupar el rol de víctima es algo que ni se ajusta a la realidad ni libera a las mujeres, ya que el victimismo es tutelador, no empoderant­e»

 ?? ?? En plena campaña electoral francesa, Macron decidió cambiar su imagen y dar otra más varonil y se fotografió en un sofá mostrando pelambrera
En plena campaña electoral francesa, Macron decidió cambiar su imagen y dar otra más varonil y se fotografió en un sofá mostrando pelambrera
 ?? ??
 ?? TWITTER ??
TWITTER

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain