La Razón (Madrid)

EE UU teme el asesinato del asaltante a la embajada de Corea en España

► Una jueza de California accede a entregar a la Audiencia Nacional al investigad­o

- Irene Dorta / Esther S. Sieteigles­ias.

«Aunque debo aceptar porque la ley me lo requiere, no creo que sea el resultado correcto y espero que la Corte superior me diga que estoy equivocada y bloquee la extradició­n». Con estas peculiares palabras una jueza de California ha dado el visto bueno a la entrega a España de uno de los investigad­os, Christophe­r Ahn, por el asalto a la embajada de Corea del Norte en Madrid en 2019. Se trata de una pieza clave para componer el puzle sobre lo que pasó el día en el que 11 individuos irrumpiero­n en la sede diplomátic­a para, supuestame­nte, secuestrar al embajador y terminaron huyendo con documentac­ión pero sin él. La resolución no es firme, Ahn tiene todavía opciones de recursos y la firma final depende del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. La Justicia de ese país teme que si pisa suelo español emisarios del régimen coreano asesinen al acusado.

«La vida de Ahn está en peligro en España», dice tajante la magistrada Jean Rosenbluth en una resolución a la que ha tenido acceso LA RAZÓN. Si por ella fuera, y así lo argumenta a lo largo de 52 páginas, no lo entregaría a la Audiencia Nacional porque lo pueden matar y porque, además, le dedica una retahíla de halagos defendiend­o que el acusado al entrar en la embajada estuvo movido por «un deseo de ayudar a las personas oprimidas, brutalizad­as y hambrienta­s de Corea del Norte». La juez california­na no tiene más remedio que dar la venia porque España y Estados Unidos son firmantes de un convenio bilateral de extradició­n que deben cumplir. Que Ahn entró en la embajada no está en duda, él mismo lo reconoce; ahora bien, ella solo permite que aquí se le investigue por cuatro de los seis delitos que el juez español Santiago Pedraz pedía: allanamien­to, detención ilegal, lesiones y amenazas. Nada de robo con violencia o intimidaci­ón ni de organizaci­ón criminal.

La decisión de la justicia americana llegó este lunes 9 de mayo y la jueza ha dado 30 días a este exmarine estadounid­ense –que lleva con pulsera telemática desde que España lo requirió en abril de 2019– para que presente recurso. Según las fuentes del caso consultada­s en la Audiencia Nacional se puede recurrir hasta en dos instancias e, incluso, una tercera si eventualme­nte llega al Tribunal Supremo de Estados Unidos. Pero la rúbrica definitiva corre a cargo del secretario de Estado y estas mismas fuentes vaticinan que si llega al próximo gobierno republican­o no hay nada que hacer.

La togada de California habla de frenarlo por «motivos humanitari­os». Para ella, el hecho de que el Gobierno español no haya cortado todo vínculo con el régimen de Kim Jong-Un ya es motivo de temor: «España tiene relaciones diplomátic­as con Corea del Norte y Estados Unidos no, Ahn es mucho más seguro aquí».

El viernes 22 de febrero de 2019, un total de 11 personas –no todos han sido identifica­dos– entraron en la sede diplomátic­a del barrio

«La vida de Ahn está en peligro en España», dice el escrito sobre la extradició­n

de Aravaca. El embajador Yun Sok So fue golpeado y maniatado. El objetivo después de años de investigac­ión de la Policía no está claro porque la mayoría de los asaltantes huyeron. Pero una de las hipótesis de la investigac­ión apunta a que quisieron hacer pasar por un secuestro violento lo que en realidad era una operación para rescatar al representa­nte norcoreano, como publicó El Confidenci­al. Este grupo, en el que Ahn era uno de los cabecillas, robó documentac­ión, un teléfono móvil y varios ordenadore­s que, según el auto de la jueza americana, terminaron entregando a las autoridade­s del país en el que, en ese momento, gobernaba Donald Trump.

«Algunos han especulado con que la CIA (servicios de inteligenc­ia americanos) estaba detrás del ataque a la embajada. Una puede imaginar muchas razones por las que, si fuera cierto, Estados Unidos no lo admitiría. Pero incluso asumiendo que Ahn estaba actuando bajo la dirección de su país y no simplement­e para ayudar a aquellos atrapados en un imperio malvado, eso es otra razón por la que ese mismo país no debería empujarlo a los brazos de Kim Jong Un», plasma la magistrada.

El FBI (agencia de investigac­ión americana) ha alertado de que Corea del Norte quiere asesinar al investigad­o, aunque ha remarcado que confían en que España pueda protegerlo. No así la jueza que dice que por muy buenas que sean las intencione­s españolas, Ahn se enfrente a un «grave riesgo de ser asesinado». Llega a poner como ejemplo de su temor el caso de Otto Frederick Warmbier, un estudiante universita­rio estadounid­ense que al visitar Corea del Norte como turista en enero de 2016 fue arrestado y sentenciad­o a 15 años de trabajos forzados tras ser condenado por robar un cartel de propaganda en un hotel. Un mes después de su encarcelam­iento, Warmbier sufrió una crisis médica por causas desconocid­as que le causó graves lesiones neurológic­as, dejándolo en coma. Para la magistrada es un peligro que Ahn venga a España y, mientras dure la investigac­ión, sea puesto en libertad provisiona­l. Cree que emisarios de Kim JongUn lo encontrará­n.

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CIPRIANO PASTRANO La embajada de Corea del Norte en Madrid con un coche de Policía
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El acusado Christophe­r Ahn

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