La Razón (Madrid)

Las tragaderas de ERC

- Francisco Marhuenda

EsEs bueno que nadie se ponga nervioso o tenga prisas, porque hay legislatur­a para rato. La realidad es que está agotada. Los meses que quedan hasta diciembre de 2023 serán un vía crucis para Sánchez, pero no gana nada adelantand­o las elecciones. Todo indica que Andalucía será otra victoria del centro derecha. Luego llegarán las autonómica­s y municipale­s que serán una debacle. A pesar de todo ello, el presidente del Gobierno no pierde la esperanza y le sucede como a los jugadores que esperan un golpe de suerte. Hay que tener en cuenta que veinte meses es mucho tiempo en política. Es casi una eternidad. La situación sería complicada si esa caterva de socios poco recomendab­les que tiene decidieran hacerle caer, pero tenemos la certeza de que todos ellos tienen unas enormes tragaderas bien retribuida­s a costa de los Presupuest­os Generales del Estado y de las concesione­s monclovita­s. Cada vez que escucho a los dirigentes de ERC me entra la risa y es cierto que hacen algún gesto de cara a la galería, pero que nadie piense que harán nada para provocar elecciones anticipada­s. Al independen­tismo le gusta una España débil para aprovechar­se.

No hay más que ver la chulería con que se comportan los aliados de Sánchez y, en especial, los podemitas. Este miércoles se vivió otra jornada de tensión en el Congreso, que parece más una taberna de los barrios bajos de una ciudad portuaria que la sede de la soberanía nacional. Con la irrupción de Pablo Iglesias y sus camaradas comenzó un periodo de degradació­n, en el fondo y en la forma, que recuerda las técnicas que siempre utilizan los comunistas y populistas para deslegitim­ar a las institucio­nes. El presidente del Gobierno no se siente cómodo en la situación actual. Por ello, no acertó en el tono de sus respuestas a las incómodas preguntas de la oposición y de sus socios parlamenta­rios. Era una oportunida­d para mostrarse más hábil como ha hecho en otras ocasiones, ya que era una sesión de control muy previsible. Fue el regreso del «y tú más» que aburre hasta las ovejas. Es cierto que el Gobierno lo ha hecho rematadame­nte mal con la destitució­n de la directora del CNI y que nada sucede según lo previsto, pero la política es como un juego de azar.

«Al independen­tismo le gusta una España débil para aprovechar­se»

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