Cádiz, entre las sombras

Más allá de la gracia que sus habitantes desparraman por aquellas tierras, Juan Miguel del Castillo ha querido hurgar debajo y ofrecer de Cádiz una imagen oscura, sórdida y violenta. El inspector Bianquetti arrastra un pasado en ascuas y debe aceptar su traslado a una comisaría de esa ciudad andaluza. El drama, y el thriller, arranca con la aparición del cadáver de una joven que vuelve a recordarle días de sangre y ausencias. Los superiores del protagonista se resisten, pero Bianquetti emprenderá una investigación para encontrar al culpable casi a ciegas. La vecina de Bianquetti, una joven enfermera maltratada por su ex pareja, que la sigue acosando, es la única persona que le apoya. Hablamos de thriller, y, sin embargo, como en «Techo y comida», el contundente debut de este realizador, hay muy mucho también de cine social y denuncia sobre la violencia de género en esta quizá en exceso enrocada en sí misma propuesta aunque las interpretaciones de Fred Tatien y Natalia de Molina le otorguen solidez y credibilidad a la historia. Mejor dicho, a las dos historias que corren paralelas en la cinta y que, mejor o peor, terminan confluyendo finalmente. Cádiz, más allá de la luz, también produce sombras.