La Razón (Madrid)

¿Quién habló de relajación en el Madrid?

- José Aguado.

DespuésDes­pués de que el Real Madrid marcase el cuarto tanto al Levante, a un minuto del final del primer tiempo, el equipo rival aún tuvo tiempo de sacar de centro.

Pero antes de que lo hiciera, Modric salió disparado para presionar, con tanta urgencia que entró en el círculo central antes de que el árbitro pitase. Y hace tiempo que fue campeón. ¡Y llevaban cuatro goles!

No van a bajar el ritmo los jugadores del Real Madrid porque aún queda el pastel más rico de la temporada y no se puede llegar destensado. Por eso la política de rotaciones de Ancelotti en estos partidos sin valor para el campeón, pero a vida o muerte para los rivales. A muerte para el Levante, que perdió, estuvo en shock toda la noche y se marchó a Segunda después de una temporada en la que apenas ha hecho méritos para mantenerse. El curso que viene empieza una nueva vida tras penar casi toda esta campaña. Necesitaba un par de milagros en los tres partidos que quedaban y el primero era el más grande de todos: al menos puntuar en el Bernabéu.

Había un pequeño hilo de esperanza al que agarrarse con toda su alma: la relajación del campeón. Quizá viendo el partido del Madrid en el Wanda podía pensar el Levante que tenía alguna puerta abierta, alguna posibilida­d. Pero es que al derbi llegó después del tremendo encuentro contra el City y Courtois, Modric, Vinicius y Benzema fueron suplentes. Y aún así, estuvo muy cerca de empatar.

No iba a pasar eso otra vez. Ya lo dijo Ancelotti el miércoles: tocaba el turno de los que no jugaron y eso fue demasiado para el Levante, que se encontró ante un Madrid a todo ritmo y sin presión, dispuesto a disfrutar, a un Madrid imparable. No estaba preparado para eso y en cuanto recibió el primer golpe, se dejó llevar, hundido, como quien sabe que ya todo esfuerzo es inútil y que ha llegado la derrota definitiva.

Metió Mendy el tanto que abrió

el partido con el primer pase de Modric, que los tuvo de todos los colores, en una exhibición de lo que es capaz como le den un par de metros. Cada pase fue un invento: a Mendy, pero también a Rodrygo, en la línea de gol, a Vinicius o, en la segunda parte, a Benzema, para que diese a Vini el quinto. Un pase entre dos defensas que se van al suelo sin llegar a la pelota.

Modric se dio una fiesta y el Madrid se dio una fiesta. No paró, pese a los goles y pese a que el rival no sabía por dónde venían los golpes. No paró porque es imposible parar si tienes a Vinicius en tu equipo. El brasileño, como sucedía con Cristiano Ronaldo, no entiende de amistosos o de partidos decididos o de no volver a intentarlo otra vez. Tres goles: fue un ejercicio de profesiona­lidad y de

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Mendy y Vinicius celebran uno de los goles del Real Madrid al Levante
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EFE

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