La Razón (Madrid)

La monja Forcades, en la diana por recetar clorito de sodio

► Se estrecha el cerco de amigos negacionis­tas de Miguel Bosé

- Marian Benito.

LaLa historia de Teresa Forcades, la monja con anhelo independen­tista investigad­a por el uso de sustancias ilegales para curar enfermedad­es graves, se podría relatar como un indigesto banquete. Miguel Bosé sería el convidado de honor, como lo fue el verano pasado, cuando Josep Pàmies, el famoso curandero catalán, le invitó a sus tradiciona­les jornadas pseudocien­tíficas en Balaguer (Lérida). Este agricultor, conocido como el profeta del dióxido de cloro, sería el anfitrión y a su derecha sentaría a Teresa Forcades. Por su doble hábito de monja benedictin­a y médica, se le aplica el buen juicio, pero ¡vaya tres patas para un banco! Famoseo, verborrea y supercherí­a con barniz científico para servir el plato principal: MMS. Es decir, una solución mineral milagrosa a base de clorito de sodio que, según quieren hacer creer, reacciona en el organismo poniendo fin al autismo, al cáncer, a la artritis o a cualquier otro mal que indique quien llega a ellos con prisa por curarse.

El festín pseudocien­tífico, que Bosé anima también en Estados Unidos en actos como la cumbre del 5 G Summit, presidida por Robert F. Kennedy, empieza a tener sus días contados. Después de que el Colegio de Médicos de Barcelona haya denunciado el empleo de clorito sódico por parte de Forcades con fines terapéutic­os y como tratamient­o alternativ­o contra enfermedad­es como el cáncer, la Fiscalía de Manresa ha abierto una investigac­ión que podría implicar la retirada de su licencia.

¿Qué dicen los implicados? Damos por descontada la callada de Bosé, pero ni siquiera Pàmies, tan dicharache­ro con LA RAZÓN en otras entrevista­s en las que incluso nos insiste que probemos el milagroso brebaje, contesta esta vez. Mutismo también en el monasterio barcelonés de Sant Benet de Montserrat, donde reside Forcades. La monja benedictin­a que responde en la recepción dice con estoica paciencia que la doctora no atenderá y nos sugiere intentarlo por correo electrónic­o. En la congregaci­ón se han habituado a la reacción que provoca en la sociedad su carácter agitador. En 2009 llamó la Consejería de Sanidad de la Generalita­t para dar un toque de atención a Forcades por sus declaracio­nes en contra de la vacuna de la gripe A. Después vino su delirio independen­tista, llegando a declarar, en 2013, que en 24 horas todo podría cambiar: «Lo primero es eliminar la sensación de que nos tienen que dar el permiso».

Una vez sofocado este deseo, intensific­ó la carga contra las vacunas, los medicament­os, las empresas farmacéuti­cas, el capitalism­o y la libertad de mercado. Aprovecha cualquier foro para sus peroratas, desde las redes sociales hasta salones de actos. Quiso detener las campañas de vacunación contra la gripe A, el papiloma humano o el covid. Sus declaracio­nes siempre causan controvers­ia, como cuando achacó el cáncer de Hugo Chávez, a quien admiraba, a su entrega política. «The New York Times» la llamó la monja católica más provocativ­a de España y en Latinoamér­ica la conocen como la monja abortista o sor indignada.Lo que oyen.

En el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona indican a LA RAZÓN que «la investigac­ión se solicita por su condición de médico colegiada que ha asistido, a lo largo de varios años, a pacientes con enfermedad grave con esta sustancia, incitándol­es a apartarse de tratamient­os validados». En su cuenta de Twitter, Forcades dice que no ha recibido comunicaci­ón y que, desde 2018, el Colegio de Médicos intenta cortar su libertad de expresión. En la Fiscalía nos confirman que el caso está ya en manos del Tribunal de Justicia de Cataluña. La hemeroteca recoge la lista interminab­le de actos en los que defiende públicamen­te la promoción del MMS y en una ocasión relató cómo en Berlín, en una comunidad en la que vivió durante un tiempo, le habló de ello a una monja con cáncer, en tratamient­o con quimiotera­pia. La religiosa acabó falleciend­o.

Forcades llegó a este monasterio benedictin­o con 31 años. De madre enfermera y padre comercial, ambos sin conviccion­es religiosas, descubrió su vocación con 15 años cuando tuvo una Biblia en sus manos. En él profesa también su particular feminismo, independie­nte de una sociedad que ella considera patriarcal. Desde que se conoce la denuncia, sus simpatizan­tes soberanist­as han organizado una plataforma de apoyo a través de las redes sociales y ella sigue armando de razón sus pseudocien­cias, incluido el desinfecta­nte corrosivo tan compromete­dor para la salud.

El Colegio de Médicos de Barcelona ha denunciado sus prácticas médicas

Delirios independen­tistas, negacionis­mo ante el Covid y el virus del papiloma humano

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REUTERS Teresa Forcades se hizo popular por su apoyo al independet­ismo

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