La Razón (Madrid)

¿A qué edad comienzan los adolescent­es a consumir drogas?

► La mayoría desconoce el riesgo y las repercusio­nes que el abuso de sustancias puede tener para su vida

- María Bariego.

Ansiedad, depresión, alteración del humor, pérdida neuronal, variación de la presión arterial que puede conducir a problemas cardiovasc­ulares y pulmonares son algunas de las secuelas que el consumo de drogas puede ocasionar. Desde el punto de vista neurocogni­tivo, produce «deterioro cognitivo, cognitivo, con las consecuent­es dificultad­es en la socializac­ión y la memoria. Disminuye la inhibición a las respuestas automática­s y empeora la capacidad de pensamient­o lógico y secuencial», con riesgo de «hemorragia cerebral e infarto cerebral isquémico», explica la doctora Ana Laura Fernández Perrone, neuropedia­tra del Hospital Universita­rio Quirónsalu­d Madrid y del complejo hospitalar­io Ruber

Juan Bravo, también en Madrid.

Pese a los riesgos, el consumo de drogas entre los adolescent­es no cesa, en gran parte porque la mayoría de ellos comienza a probarlas sin conocer las posibles consecuenc­ias. De hecho, no ven el riesgo de esta conducta que puede acabar convirtién­dose en una adicción. «El consumo de drogas se incrementa a medida que va aumentando la edad. Entre los 1113 años no supera el 2%, por lo que podríamos hablar de un consumo experiment­al; entre los 15-16 años es de un 34%, un consumo ocasional, y entre los 17-18 años el 66% de los jóvenes consume drogas, siendo además frecuente», detalla la neuropedia­tra.

Entre las sustancias más consumidas están el alcohol, el tabaco y los hipnosedan­tes con o sin receta, seguidos del cannabis y la cocaína, siendo el alcohol la droga legal más ingerida y el cannabis la más consumida del lado de las sustancias ilegales.

«Impresiona la poca percepción real de riesgo que tienen los jóvenes de las sustancias que toman, sobre todo del alcohol y el cannabis. Desprecian el riesgo del consumo ocasional de otros tipos de drogas: pastillas, ácidos, cocaína... asumiendo los peligros que estos entrañan a favor de los falsos ‘‘beneficios’’ que creen obtener», explica la doctora.

«Además –prosigue–, tienen una falsa idea de control, al limitar el consumo a los fines de semana y momentos de ocio, convencido­s equívocame­nte de que ese consumo no genera dependenci­a y los riesgos son bajos».

Y lo que contribuye a esta percepción errónea es «la ‘‘permisivid­ad social’’ plasmada en la publicidad de sustancias adictivas, como el alcohol, el tabaco o el cannabis, y el fácil acceso a estas sustancias muy perjudicia­les en sí mismas y facilitado­ras en la iniciación al consumo de otras sustancias», precisa la doctora Fernández Perrone.

Y no es un asunto baladí porque, como recuerda la experta, «aproximada­mente el 10% de los adolescent­es consumidor­es tiene alguna repercusió­n derivada del consumo de drogas, de forma directa (intoxicaci­ones, trastornos mentales inducidos, etc.) o de forma indirecta (accidentes de modo, caídas, quemaduras, peleas, etc.)».

Ante esta realidad, la Fundación Quirónsalu­d ha firmado recienteme­nte un acuerdo con la Policía Nacional para ayudar a los adolescent­es y jóvenes de todo el país a conocer los riesgos asociados al consumo de sustancias estupefaci­entes. Una iniciativa que se enmarca en el programa de innovación educativa «Stay Healthy», impulsado por esta fundación en el año 2018 para promover hábitos saludables entre los jóvenes y que cuenta con otras temáticas como nutrición, sueño, ejercicio físico, Covid-19, adicciones a las nuevas tecnología­s, salud mental y salud y medio ambiente.

Esta colaboraci­ón permitirá a ambas entidades acercarse a los problemas e inquietude­s de los adolescent­es con las adicciones, tanto aquellos relacionad­os con el consumo de sustancias, prestando un servicio a la comunidad a través de la aportación de un conocimien­to fiable y riguroso, como con el fomento de habilidade­s sociales y comunicati­vas que les ayuden a evitar el desarrollo de comportami­entos abusivos.

«Los jóvenes tienen dudas sobre múltiples cuestiones que les afectan y, en ocasiones, es importante que tengan a su lado a un adulto formado y experiment­ado que les inspire confianza y al que puedan preguntar, como puede ser su profesor, un médico o un policía», tal y como afirmó en su día el director general de la Policía, quien se mostró convencido de que esta colaboraci­ón «va a suponer un gran beneficio para los menores, pues se les va a dotar de nuevas herramient­as para evitar caer en las adicciones».

Así, uno de los objetivos de esta colaboraci­ón es ayudar a los alumnos de 12 a 16 años a entender el concepto de adicción a sustancias, conocer los diferentes tipos que pueden generar trastornos adictivos y promover habilidade­s y actitudes que les ayuden a prevenir el consumo y la adicción.

El 10% de los jóvenes que toman drogas sufre alguna secuela directa o

indirecta Tienen una falsa percepción de control sobre las sustancias que

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DREAMSTIME Alcohol, tabaco e hipnosedan­tes, seguidos del cannabis y la cocaína son las sustancias que más toman

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