Instrumentalizar el drama del aborto
El Consejo de Ministros ha aprobado otra reforma de la ley del aborto, que reincide en el tóxico precepto de que la interrupción del embarazo es un derecho. Socialistas y comunistas han ido más allá con la barbaridad de que las menores de 16 años puedan someterse a la intervención sin consentimiento paterno. Es un atropello a la razón, el derecho y la moral que consagra el desquiciante marco en el que una adolescente no puede comprar alcohol o votar, pero sí acabar con la gestación. Además de ser otro paso en la deriva de esa izquierda que profesa la cultura de la muerte con la frivolidad de quien ningunea el drama de la mujer y la vida del nasciturus, asquea la instrumentalización de la tragedia para insuflar oxígeno a un partido, Unidas Podemos, que agoniza. Ni un minuto para evaluar el desastre de los 100.000 abortos anuales ni para favorecer la maternidad en medio de un invierno demográfico que ya es un infierno.